GB.268/10 268.a reunión Ginebra, marzo de 1997 |
DECIMO PUNTO DEL ORDEN DEL DIA
Informe de la Comisión de Empleo y Política Social
1. La Comisión de Empleo y Política Social se reunió los días 17 y 18 de marzo de 1997, bajo la presidencia de la Sra. Sarmiento (Gobierno, Filipinas). Fueron elegidos Vicepresidentes los Sres. Katz (empleador) e Itoh (trabajador).
2. La Comisión tuvo ante sí el siguiente orden del día:
3. La Comisión no examinó el segundo punto del orden del día por falta de tiempo.
Trabajo infantil
4. El representante del Gobierno de Alemania propuso formalmente que el punto sobre el trabajo infantil(1) se suprimiera del orden del día de la reunión de la presente Comisión. En la reunión de noviembre de 1996 del Consejo de Administración, varios delegados habían estimado que el foro más apropiado para examinar los progresos alcanzados con el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) era la Comisión de Cooperación Técnica. Si bien la presente Comisión podía abordar aspectos importantes del trabajo infantil y de la política social y del empleo, la cuestión de los progresos alcanzados en la aplicación del programa de cooperación técnica del IPEC debería confiarse a la Comisión de Cooperación Técnica.
5. El Vicepresidente empleador (Sr. Katz) manifestó su desacuerdo con lo expresado por el representante del Gobierno de Alemania y recordó que el Grupo de Trabajo sobre las Dimensiones Sociales de la Liberalización del Comercio Internacional había asignado inicialmente la cuestión del trabajo infantil a la Comisión de Empleo y Política Social. La Comisión celebró su primera discusión sobre el tema en 1995, sobre la base de un excelente documento presentado por la Oficina. El Grupo de los Empleadores opinó que era necesario contar con un documento en el que se indicara cuál había sido la evolución de la situación al respecto, así como las políticas adoptadas desde entonces. El orador elogió el excelente documento presentado por la Oficina en el que se exponen las políticas y programas de acción. El Grupo de los Empleadores opinaba que el IPEC era un programa operacional, y como tal debía someterse a examen en la Comisión de Cooperación Técnica y en el Comité Director del IPEC, pero el tema del trabajo infantil era más amplio que el mandato del IPEC en sí y, por tal razón, las cuestiones relacionadas con las políticas correspondientes debían tratarse en un foro apropiado. La Comisión de Empleo y Política Social no era tal foro, sino que el tema debería ser examinado por todo el Consejo de Administración. De no ser así, sugería que mientras no se haya aprobado un nuevo convenio en la materia, la OIT no se ocupe de la cuestión del trabajo infantil excepto desde el punto de vista de las actividades prácticas del IPEC. Los empleadores, dijo, no tenían intención de asignar a la ESP una función de supervisión del IPEC.
6. El Vicepresidente trabajador (Sr. Itoh) declaró que los miembros trabajadores se reservaban su postura pues, si bien algunos de ellos apoyaban la postura del Gobierno de Alemania, aún no se había llevado a cabo un debate completo sobre la cuestión para adoptar una postura definitiva. Sin embargo, pidió encarecidamente que se examinara el documento sobre el trabajo infantil en la actual reunión de la Comisión de Empleo y Política Social.
7. El representante del Gobierno de Francia declaró que la posición del Gobierno de Alemania contaba con un amplio apoyo pero, al igual que el Vicepresidente empleador, pensaba que el examen del tema del trabajo infantil debía mantenerse en la presente Comisión. Propuso como solución de compromiso que se tomara nota de la pertinencia de celebrar discusiones sobre el trabajo infantil en la Comisión de Cooperación Técnica, pero que la presente Comisión siguiera examinando a su vez los aspectos de política.
8. El representante del Gobierno de los Estados Unidos estaba de acuerdo con el orador que lo precedió.
9. La Presidenta observó que el mandato de la Comisión de Empleo y Política Social era complementario del de la Comisión de Cooperación Técnica en la medida en que la Comisión de Empleo y Política Social examinaba las políticas, mientras que la Comisión de Cooperación Técnica examinaba los programas. Sus mandatos no se excluían mutuamente. Refiriéndose al compromiso que propuso Francia, sugirió que la Comisión siguiera examinando el trabajo infantil.
10. El representante del Gobierno de Alemania reconoció que esta propuesta era pragmática, pero el documento presentado a la Comisión daba la impresión errónea de que se trataba de un informe de situación, y como tal no debía examinarse en la presente Comisión. Propuso que la Comisión hiciera caso omiso de la estructura del documento y se centrara en el empleo y en los aspectos sociales del trabajo infantil.
11. El Director del Departamento de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (Sr. Bequele) destacó varios de los principales campos en que la Oficina había obtenido progresos desde marzo de 1996. La Oficina había emprendido actividades preparatorias para apoyar las normas internacionales del trabajo, a raíz de la decisión que adoptó el Consejo de Administración en marzo de 1996 de incluir el trabajo infantil en el orden del día de la reunión de 1998 de la Conferencia Internacional del Trabajo, con vistas a adoptar nuevas normas internacionales en materia de trabajo infantil. En un informe sobre la legislación y las prácticas nacionales titulado El trabajo infantil: lo intolerable en el punto de mira se habían presentado nuevas perspectivas de política, así como en el cuestionario correspondiente con el que se buscaba conocer las opiniones de los Estados Miembros. El año pasado, la OIT había abogado por un enfoque más audaz de la erradicación del trabajo infantil, en el que se hacía un llamamiento para la elaboración de un programa y calendario de acción, la supresión inmediata de las formas más intolerables de trabajo infantil y la utilización de un enfoque integrado en el que se combinaban la prevención, la recuperación y la rehabilitación. En este enfoque también se hacía un llamamiento para que se considerara la adopción de un principio según el cual las infracciones penales cometidas contra un niño en cualquier parte se consideren como tales en todas partes y se abogara por la asignación de mayores recursos a nivel internacional para luchar contra el trabajo infantil a nivel nacional. La OIT-IPEC siguió suscitando interés y cobrando visibilidad en este campo, con un récord de 24 países participantes, 12 de los cuales se habían afiliado al IPEC tan sólo el año pasado (10 de ellos eran países latinoamericanos). Actualmente había 14 países donantes, entre los cuales el principal contribuyente era una vez más el Gobierno de Alemania, que había hecho una importante contribución para el período 1996-2001, mientras que España seguía siendo el principal donante para América Latina. En el IPEC se insistía cada vez más en actividades en las que participaban organizaciones de empleadores y de trabajadores, de acuerdo con el compromiso formulado en las resoluciones tanto de la OIE como de la CIOSL en junio de 1996, que habían contado con el respaldo de las federaciones afiliadas. Citó ejemplos tales como la conferencia de alto nivel de mayo de 1997 que organizó la Federación de Empleadores de Pakistán en colaboración con la OIT, y el acuerdo de asociación que acababan de firmar la Cámara de Comercio e Industria de Sialkot, en Pakistán, la UNICEF y la OIT para acabar con el trabajo infantil en Sialkot. Los empleadores habían mostrado un creciente interés en la formulación de códigos de conducta y habían solicitado información y asesoramiento a la OIT. La OIT también estaba preparando un informe sobre el etiquetado, que se publicaría en los dos meses próximos. Destacando el compromiso de las organizaciones de trabajadores, el Sr. Bequele declaró que varias secretarías profesionales habían incluido el trabajo infantil en su orden del día para 1997. Además, se había llegado a un acuerdo entre las tres secretarías profesionales y la FIFA acerca de las prácticas laborales en la producción relacionada con el fútbol. En el ámbito internacional, mencionó que la Conferencia de Amsterdam sobre el trabajo infantil, a la que habían asistido más de 30 gobiernos, junto con diversas organizaciones de empleadores y de trabajadores y organizaciones no gubernamentales, había prestado su apoyo a la propuesta de elaborar un nuevo convenio sobre el trabajo infantil y a la labor del IPEC. Además, el Gobierno de los Países Bajos había aportado un millón de dólares de Estados Unidos para el programa de información estadística y vigilancia en materia de trabajo infantil, conocido por las siglas inglesas SIMPOC. El Sr. Bequele instó a los países donantes a prestar apoyo al SIMPOC. En octubre, la OIT colaboraría con Noruega en su labor como país anfitrión de otra importante conferencia internacional sobre el trabajo infantil, y también se celebrarían dos conferencias regionales similares en el mes de mayo con la OUA y con el Gobierno de Colombia. Para concluir, el Sr. Bequele señaló el acuerdo de cooperación que firmaron la OIT y UNICEF para colaborar en el ámbito del trabajo infantil. Expresó un prudente optimismo ante el futuro, señalando que los principios y valores de la OIT estaban teniendo una resonancia positiva en todo el mundo, que había ahora un considerable apoyo para el nuevo convenio a escala mundial, y que había un interés renovado por la labor del IPEC.
12. El Vicepresidente trabajador reiteró que la Oficina no debía descuidar los resultados de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, celebrada en Copenhague en 1995, en la que se encomió calurosamente la labor que estaba llevando a cabo la OIT en materia de trabajo infantil. Señaló que la Reunión tripartita oficiosa de nivel ministerial sobre el trabajo infantil, celebrada durante la reunión de 1996 de la Conferencia, había también dado su apoyo a la cuestión del trabajo infantil. En términos generales, los tres Grupos estaban de acuerdo en que el trabajo infantil debía eliminarse, pero había diferencias de opinión sobre ciertos aspectos específicos. Añadió que el problema del trabajo infantil estaba relacionado a menudo con el de la pobreza. Por ello, era importante que se modificaran los programas de ajuste estructural impuestos por el FMI y el Banco Mundial a fin de evitar que se agravara la pobreza. Indicó que deberían darse indicaciones específicas y concretas a la Conferencia Internacional del Trabajo en 1998 para que estas consideraciones se tomaran en cuenta en la formulación del nuevo convenio. En cuanto a los comentarios que se hicieron en la Comisión de Programa, Presupuesto y Administración con respecto a la participación de las organizaciones internacionales no gubernamentales en las reuniones y actividades de la OIT, estuvo de acuerdo en que las ONG que se ocupaban de cuestiones relativas al trabajo infantil solían ser muy competentes en la materia, pero a menudo enfocaban el problema con una perspectiva limitada; podía invitárseles a participar en las reuniones, pero en modo alguno se debía permitir que participaran en los procesos decisorios de la OIT. El Vicepresidente trabajador acogió con agrado el documento de la OIT sobre el trabajo infantil. Expresó su firme respaldo a la elaboración de un nuevo convenio y puso de relieve su complementariedad con el Convenio núm. 138. Estaba de acuerdo con el hecho de centrarse en las formas más intolerables del trabajo infantil, pero manifestó ciertas reservas sobre la expresión de muy corta edad con la que se designaba a los niños menores de 12 años, porque podía dar la impresión de que la OIT toleraba el trabajo infantil de los niños mayores de 12 años. Además, señaló que era necesario llegar a un consenso acerca de los términos que habrían de utilizarse en el Convenio. Expresó su agradecimiento por la decisión de ACTRAV y ACTEMP de tener a varios miembros de su personal a tiempo completo trabajando con el IPEC, lo cual permitía que el Programa tuviera vínculos más estrechos con las actividades de las organizaciones sindicales y de empleadores. Subrayó la importancia de la inspección del trabajo y de la promoción de la cooperación técnica para la formación de inspectores del trabajo en la erradicación del trabajo infantil y sugirió que tal vez el IPEC desearía dar seguimiento a una iniciativa formulada en una reunión anterior del Consejo de Administración para que se llevase a cabo un seminario internacional de formación para inspectores del trabajo. Los miembros trabajadores consideraban que en los casos en que se lograse apartar niños de la fuerza de trabajo, su lugar debía ser ocupado por adultos miembros de su familia. De esa manera se aseguraría que los ingresos totales de la familia no disminuyeran de modo significativo, y se reduciría por consiguiente la probabilidad de que esos niños se vieran nuevamente obligados a realizar otros tipos de trabajo. A continuación, el orador preguntó cuál era la composición del Comité Director del IPEC, ya que en la última reunión sólo habían participado dos representantes trabajadores de un total de 70 miembros, y recalcó que se debería crear una estructura más tripartita.
13. El Vicepresidente empleador felicitó a la Oficina por el documento que había elaborado, pero señaló que el texto del documento hubiera podido completarse con estudios de casos. Del mismo modo, por lo que se refería a las conferencias internacionales, estimaba que hubiera sido conveniente contar con un anexo en el que se indicaran las principales conclusiones de las distintas conferencias, e incluso tal vez algún tipo de evaluación de los logros alcanzados. Preguntó si la Oficina había previsto, como medida de carácter político, la elaboración de una estrategia para todas estas reuniones internacionales y dijo que se preguntaba también si el único objetivo de las próximas reuniones internacionales era crear un clima propicio en la opinión pública a efectos de que en las reuniones de 1998 y 1999 de la Conferencia se adoptara una nueva norma o si, entre tanto, la OIT podía lograr otros objetivos. En relación con la declaración del Sr. Bequele en la cual se propone que las infracciones penales cometidas contra un niño en cualquier parte se consideren como tales en todas partes, solicitó que se aclarara cuáles serían los elementos necesarios para procesar a los pederastas que cometían delitos contra los niños en el extranjero. Señaló que la OIE había planteado cuestiones de política importantes a este respecto, de las cuales la Organización tenía conocimiento y que quería saber cuál era el punto de vista de la Oficina sobre este tema. Insistió en que esto suponía importantes cuestiones de política. Dijo que los empleadores consideraban que era necesario asegurarse de que tales iniciativas de programa no tuvieran efectos perjudiciales y de que cuando se lograra apartar niños de una situación de trabajo, esa medida se complementara con medidas alternativas, por ejemplo, en materia de escolarización. Destacó ante la Comisión la resolución adoptada en junio de 1993 por el Consejo General de la OIE sobre el trabajo infantil, que no se diferenciaba demasiado de la resolución de la Conferencia Internacional del Trabajo sobre esta importante cuestión. Dijo además que compartía la preocupación de los trabajadores con respecto a la participación de las organizaciones no gubernamentales (ONG) en estas iniciativas. Aunque muchas ONG abordaban de manera muy adecuada los problemas en el plano local, en ciertos países, las ONG se dedicaban a atacar las actividades empresariales. Era importante que hubiera una evaluación constante de las actividades, especialmente en un programa como el IPEC y señaló que en el documento se mencionan tres tipos de evaluación. Preguntó si las evaluaciones llevadas a cabo hasta ese momento habían planteado cuestiones de política que debieran ser examinadas por la Comisión. En relación con lo que se planteaba en el documento sobre la mejora de las comunicaciones, el programa de Sialkot había tenido una buena acogida en la prensa estadounidense y revestía interés en razón de las alternativas que proponía. Señaló además que en el documento se hacía referencia a los resultados desastrosos que había tenido en Bangladesh un programa de etiquetado y añadió que la BGMEA tenía un programa que proponía soluciones alternativas respecto del cual sería interesante contar con más información. El orador indicó también que la labor que desplegaba la OIT por medio del IPEC se había ganado un respeto muy grande en el Congreso de los Estados Unidos y que su popularidad alcanzaba también a posibles donantes privados en distintos puntos del país. A ese respecto, preguntó qué obstáculos afectaban la expansión del programa IPEC, y alentó a la Oficina para que considerase la posibilidad de recurrir a la financiación privada para los programas de cooperación técnica.
14. El representante del Gobierno de la India felicitó a la Oficina por el informe y a la OIT-IPEC por la labor que estaba llevando a cabo para luchar contra el trabajo infantil. Expresó su apoyo a la adopción de la carpeta de información en los medios de comunicación que se menciona en el párrafo 10 del documento, como un medio eficaz de sensibilización internacional. En el documento no se señala el contenido de esta carpeta; en su opinión se debían poner de relieve los peligros del empleo de los niños con un enfoque optimista y abogar por que los problemas del trabajo infantil se abordaran junto con los problemas relativos a la pobreza, el analfabetismo y el desempleo. Este concepto debía también incorporarse al nuevo convenio. La rehabilitación de los niños trabajadores merecería que se le prestara la misma atención que la prevención y la recuperación. Los niños trabajadores eran distintos a los otros niños, constituían un grupo heterogéneo y, por lo tanto, hacía falta un enfoque multidimensional para hacer frente a sus distintas necesidades. A nivel internacional, las organizaciones de las Naciones Unidas debían aunar sus esfuerzos, y los ministerios debían reflejar esta colaboración a nivel nacional. La selección de las organizaciones encargadas de aplicar los proyectos en el terreno debía hacerse muy cuidadosamente. Era también necesario establecer una sinergia entre los distintos proyectos en curso, para establecer un objetivo común a largo plazo. Las evaluaciones deberían abarcar no sólo el contenido sino también los procesos, y los proyectos del IPEC deberían dar participación a todos los grupos sociales en las distintas comunidades para crear un entorno propicio, lo cual era indispensable para actuar con éxito.
15. El representante del Gobierno de Alemania acogió con agrado el documento preparado por la Oficina. El nuevo convenio era un trampolín para alcanzar los objetivos del Convenio núm. 138, y las actividades de los Grupos de los Empleadores y de los Trabajadores eran muy importantes a este respecto. En relación con el papel de las ONG, el orador observó que la estructura tripartita de la OIT seguiría adoptando las decisiones políticas importantes y las de carácter estratégico, pero se declaró a favor de que se utilizaran los conocimientos técnicos de las ONG para adoptar decisiones que fueran lo más equilibradas posible. Dio las gracias al Gobierno de los Países Bajos por haber organizado la Conferencia de Amsterdam sobre el trabajo infantil, y a la OIT por su contribución al éxito de la Conferencia. En respuesta a la pregunta que formuló el Vicepresidente empleador acerca de los aspectos jurídicos del procesamiento de los pederastas por delitos cometidos en países extranjeros, el representante del Gobierno de Alemania explicó que su país había enmendado su legislación para permitir la extradición y juicio de ciudadanos alemanes. Dio todo su apoyo al etiquetado, pero indicó que esto debía hacerse con carácter voluntario, es decir, no debería obligarse a los fabricantes a etiquetar sus productos del mismo modo que no podía obligarse a los consumidores a comprar únicamente los productos etiquetados. Por último, por lo que se refería a las distintas formas de evaluación, a saber la autoevaluación, la evaluación conjunta con los donantes y las evaluaciones de foros tripartitos, expresó su apoyo a los exámenes tripartitos y propuso que se hicieran más a menudo.
16. El representante del Gobierno de Finlandia felicitó a la OIT por el éxito del IPEC y por los logros alcanzados en los últimos años. La adhesión internacional al programa se había hecho muy evidente en la Conferencia de Amsterdam, pero no debía perderse de vista el objetivo fundamental de la abolición total del trabajo infantil al hacerse hincapié en la erradicación de las formas más intolerables del trabajo infantil. Esto podía incluirse en el nuevo convenio. Instó a que se elaborara un banco de datos estadísticos fiable para que la supervisión del problema de la explotación de los niños resultara una tarea mucho más transparente y fácil. Expresó su apoyo al principio de que las infracciones penales cometidas contra un niño en cualquier parte se consideren como tales en todas partes y declaró que se trataba de una cuestión importante de cooperación internacional que podía propugnarse aún mejor en el marco del nuevo convenio.
17. El representante del Gobierno del Reino Unido también felicitó a la Oficina por su documento conciso y global. El Gobierno del Reino Unido había participado en la Conferencia de Amsterdam y había reafirmado su firme adhesión a la acción internacional para acabar con la explotación de los niños trabajadores. Afirmó el respaldo de su Gobierno a las conclusiones de la Conferencia y respaldó firmemente el papel de la OIT a través del IPEC en su lucha contra el trabajo infantil. Reiteró su apoyo total al nuevo convenio tal como se había expresado en la Conferencia de Amsterdam e instó a la OIT para que actuara en conformidad con las conclusiones de esa Conferencia, en particular el llamamiento para que se hiciera un examen regular de la situación del trabajo infantil y una evaluación periódica de los progresos alcanzados, así como una definición de las prácticas óptimas. Este sería un ejercicio extremadamente útil para definir los campos prioritarios de acción para los gobiernos donantes y también reforzaría la sólida reputación de la OIT en el ámbito del trabajo infantil.
18. El representante del Gobierno de Malasia, a la vez que expresó el apoyo de su Gobierno al nuevo convenio, señaló que el objetivo del nuevo instrumento en materia de trabajo infantil no debería consistir en elevar los mínimos existentes, pues ello crearía problemas a los Estados Miembros y terminaría siendo contraproducente para la ratificación. La nueva norma debería centrarse en mejorar la estrategia y la manera de llevar a la práctica las normas existentes, dedicando una atención prioritaria a las formas más intolerables de trabajo infantil. A continuación manifestó su profundo agradecimiento por la labor que había realizado el IPEC, la cual había merecido un apoyo considerable entre los Estados Miembros. Señaló que el papel de la OIT al abordar el problema del trabajo infantil, debería consistir a la vez en prestar servicios y en desarrollar una acción normativa. Coincidía con el punto de vista según el cual el problema del trabajo infantil tenía raíces socioeconómicas que habían de tomarse en consideración, y el enfoque a largo plazo debería abarcar no sólo iniciativas en materia de creación de empleo y de mitigación de la pobreza, sino también programas educativos, y promocionar la sensibilización comunitaria respecto del trabajo infantil. Malasia contaba con una legislación eficaz y unos servicios de inspección del trabajo eficaces encargados de supervisar y controlar el trabajo infantil. En virtud de una característica propia de la legislación de Malasia, el padre o tutor del trabajador infantil tenía la misma responsabilidad que el empleador en lo que atañe a las sanciones. La erradicación de la pobreza ocupaba un lugar de máxima prioridad en los programas de desarrollo nacionales, y ello contribuía a enfrentarse a la causa original del trabajo infantil. En conclusión, destacó que la aplicación de enfoques propiciatorios y de promoción al problema de la explotación del trabajo infantil producirían mejores resultados a largo plazo que las medidas reglamentarias.
19. El Sr. Mansfield (miembro trabajador), continuando con los comentarios formulados anteriormente por el Vicepresidente trabajador, destacó la importancia que revestía el progreso económico para los países que combatían el trabajo infantil por razón de los fuertes vínculos existentes entre el estado de necesidad de las familias, el empobrecimiento de los países y la explotación infantil. Era importante garantizar mayores niveles de crecimiento y una distribución más justa de los beneficios del mismo en los países. Expresó reservas respecto de los programas de ajuste estructural desplegados por el FMI y el Banco Mundial, y citó la opinión expresada por los delegados africanos del Grupo de los Trabajadores en la que reflejaban su preocupación respecto de la relación existente entre los programas de ajuste estructural y el crecimiento de la pobreza. Señaló el ejemplo de Uganda, país al que se había informado que se había vuelto a aplazar el alivio de la carga de la deuda a pesar de las esperanzas de lograrlo este año. Se lamentó de esta medida y afirmó que contribuía a incrementar la incidencia del trabajo infantil en Africa. Se sumó al comentario formulado por el representante del Gobierno de la India, según el cual la pobreza no era por sí sola la única causa de la explotación de los niños, sino que ésta se debía más bien a una falta de voluntad de los gobiernos, organizaciones de empleadores, sindicatos y otras instituciones que toleraban el trabajo infantil y las prácticas de explotación. Destacó que la pobreza no debería aceptarse como excusa para el trabajo infantil, y abogó por la adopción de programas prácticos que crearan condiciones propicias para la eliminación del trabajo infantil. En referencia al documento sometido a examen, agradeció a los países donantes las contribuciones realizadas, y en especial a los Gobiernos de Alemania y España, pero señaló que era necesario contribuir con más recursos al programa de acción del IPEC. A este respecto, se refirió a su propio país, Australia, y propuso que el Sr. Noakes, del Grupo de los Empleadores, y él mismo plantearan esta cuestión en una próxima reunión sobre asuntos internacionales para alentar al Gobierno de Australia a que incrementara su contribución al IPEC. En respuesta a la pregunta planteada por el Vicepresidente empleador, informó a la Comisión que, al igual que ocurría en Alemania, los australianos que incurrieran en delitos de explotación infantil en países extranjeros estaban sometidos al procedimiento penal en Australia y confirmó que ya se habían juzgado varios de estos casos ante tribunales australianos para acabar con la utilización de mano de obra infantil en la fabricación de pelotas de fútbol. Felicitó a las federaciones de fútbol y a la FIFA por sus iniciativas, ya que la industria del deporte era conocida por explotar la mano de obra infantil, y expresó su esperanza de que la OIT y el IPEC centraran su atención en este área. Defendió la necesidad de disponer de mecanismos independientes de supervisión para valorar la eficacia de los códigos de conducta, y afirmó que deberían crearse procedimientos estrictos de presentación de informes. En los Juegos Olímpicos que se celebrarían el año 2000 en Sydney, se demostraría la total ausencia de material fabricado por niños. En respuesta a la solicitud formulada por el Vicepresidente empleador para que se informara sobre actividades sindicales en el ámbito del trabajo infantil que fueran más allá de las enumeradas en el documento, el Sr. Mansfield se refirió a un programa destinado a liberar en Pakistán a los niños que trabajaban en la fabricación de ladrillos en régimen de servidumbre por deudas. La organización de la CIOSL en la región de Asia y el Pacífico estaba recolectando fondos para rescatar las cantidades debidas y facilitar a los niños oportunidades educativas como alternativa al trabajo. Instó a la Oficina para que diera mayor importancia a la investigación y las estadísticas sobre el trabajo infantil. También alentó a la OIT a que asignara a esta cuestión más recursos de su presupuesto ordinario, a fin de que no dependiera exclusivamente de los recursos del IPEC para las actividades que desarrollaba en el ámbito del trabajo infantil. Puesto que el programa contaba con el apoyo de la totalidad de los mandantes de la OIT, el presupuesto de la Organización debería reflejarlo.
20. El representante de Swazilandia acogió con agrado el informe preparado por la Oficina. A la vez que se mostraba de acuerdo con el enfoque adoptado por el IPEC, el Grupo de los Empleadores y el de los Trabajadores, por el que se condenaban todas las formas de trabajo infantil, exhortó a la Comisión para que tomara en consideración los distintos valores sociales y culturales de las diferentes regiones ya que, por ejemplo en el contexto africano, se establecía una distinción entre trabajo infantil y formación de los niños. Era necesario llevar a cabo estudios regionales detallados para poner de manifiesto estas disparidades. En cuanto a la aplicabilidad del párrafo 10 del documento, las necesidades básicas de los pobres eran abrumadoras y, por consiguiente, existía una necesidad mucho mayor de tenerlo en cuenta al tomar cualquier iniciativa. En particular, aunque podrían derivarse beneficios de los procesos de mundialización, podría iniciarse una tendencia a una reestructuración que repercutiera de manera negativa sobre los pobres. Exhortó a la OIT para que se ocupara del fenómeno creciente de los niños de la calle, ya que la vida en la calle era igualmente dañina para el desarrollo natural del niño, y todos los interesados acogerían con agrado cualquier medida para evitar esta tendencia.
21. El representante del Gobierno de Italia recordó el llamamiento recogido en la Constitución de la OIT y en la Declaración de Filadelfia en lo que atañe a la protección y al bienestar de los niños. Reconoció la existencia de una toma de conciencia a escala mundial para enfrentarse al problema del trabajo infantil y aseguró, a pesar de las limitaciones, el apoyo financiero de su Gobierno, que se dedicaría al suministro de equipo para los hospitales infantiles y a la apertura de escuelas en Asia meridional, en una labor conjunta de la UNICEF y el IPEC. El Gobierno de Italia consideraba especialmente valiosa la intervención de las organizaciones de empleadores y de trabajadores, así como la de las organizaciones no gubernamentales y las misiones religiosas que trabajaban sobre el terreno y que podían identificar los problemas a los que se enfrentaban los niños y decidir la mejor manera de intervenir.
22. El representante del Gobierno del Japón expresó el agradecimiento de su Gobierno por el fortalecimiento de las actividades de la OIT en el ámbito de la eliminación de las formas más intolerables de trabajo infantil. El Gobierno del Japón era plenamente consciente de la importancia de abordar este problema específico y prestaba todo su apoyo al nuevo convenio. Su Gobierno tenía intención de sondear la opinión de los sindicatos y de las organizaciones de empleadores del Japón y de colaborar estrechamente con ellos en las deliberaciones sobre la mejor manera de que el Japón participara en la redacción del nuevo convenio y apoyara la adopción del mismo.
23. El Sr. Anand (miembro empleador) destacó que mientras el IPEC ponía el acento en los aspectos de rehabilitación del trabajo infantil, era importante que la Comisión reconociera la necesidad de evaluar los aspectos preventivos de un futuro incremento del trabajo infantil como consecuencia del crecimiento excesivo de la población. La pobreza persistente, especialmente en Asia meridional, combinada con una política demográfica insatisfactoria promovería sin duda una tendencia al alza del trabajo infantil. Señaló que el informe El empleo en el mundo no tenía mucho que ofrecer en términos de análisis o de optimismo en relación con esta subregión. Esperaba que se establecieran simultáneamente vínculos con otros programas de las Naciones Unidas, como por ejemplo los del FNUAP y el UNICEF, y que las ONG participaran de manera que el énfasis se pusiera en objetivos de prevención a largo plazo. Solicitó que los responsables políticos tomaran en consideración la importancia de que los actores sociales actuaran al unísono.
24. El representante del Gobierno de la India reiteró sus comentarios anteriores en el sentido de que se debería tratar de resolver el problema del trabajo infantil independientemente de los problemas de la pobreza, el desempleo y el subempleo, ya que la pobreza es el resultado de factores adversos y que el trabajo infantil, al destruir la forma más productiva de recursos humanos futuros, no hacía más que contribuir a perpetuar tales factores. Se mostró partidario de la adopción de una estrategia múltiple para enfrentarse a todos estos problemas -- pobreza, analfabetismo, desempleo y subempleo -- de manera uniforme y situar la cuestión del trabajo infantil en su perspectiva propia.
25. El Vicepresidente trabajador reiteró la preocupación de que, a pesar de la existencia de los Convenios núms. 138 y 29, siguiera existiendo el problema del trabajo infantil a escala mundial, y a este respecto consideraba que los nuevos convenios debían reforzar el contenido de los existentes. Aunque no era posible separar la cuestión de la erradicación de la pobreza de la eliminación del trabajo infantil, ello no significaba que el problema del trabajo infantil no pudiera abordarse inmediatamente. Solicitó mayor colaboración entre el Grupo de los Trabajadores y de los Empleadores para enfrentarse a estas cuestiones. Exhortó a la OIT y a los gobiernos para que adoptaran medidas para garantizar que no se agravaba la pobreza y para que ejercieran su influencia sobre el FMI y el Banco Mundial para revisar los problemas de ajuste estructural que acarreaban repercusiones negativas sobre los países y contribuían a la mayor incidencia del trabajo infantil. La relación entre la OIT y las instituciones de Bretton Woods debería servir de marco para abordar estos problemas.
26. El Sr. Tabani (miembro empleador) expresó su satisfacción por el informe elaborado por la OIT y el IPEC, en el que se reflejaba la intensa labor que estaba llevando a cabo la OIT en el campo del trabajo infantil. Hizo suyos los comentarios formulados anteriormente por el Vicepresidente empleador, pero deseaba felicitar a la OIT y al IPEC por la labor realizada en Asia meridional, y en especial en Pakistán. Llamó la atención sobre el párrafo 30 del documento, en el que se trataba de la cuestión de la difusión y expansión metódica de la información al público y de la divulgación en asociación con la Oficina de Información Pública de la OIT (PRESSE). Apoyó sin condiciones las ideas en él expresadas y declaró que la OIT debería seguir adelante con estas iniciativas de manera decidida, a fin de dar a conocer el problema del trabajo infantil, mantener informada a la opinión pública sobre los progresos realizados y aumentar la sensibilización sobre esta cuestión.
27. El representante del Gobierno de China felicitó a la OIT y al IPEC por la información recogida en el documento. El trabajo infantil destruía la salud mental y física de los niños, y era imprescindible adoptar medidas para enfrentarse a los problemas planteados. Se trataba de una responsabilidad compartida por todos los gobiernos y la comunidad internacional por igual. El Gobierno de China había adoptado una legislación y una serie de medidas prácticas restrictivas para enfrentarse al trabajo infantil. Expresó el pleno apoyo de su Gobierno al nuevo convenio y declaró que participaría activamente en su redacción. Reiteró las cuestiones relativas a los vínculos entre la pobreza y la persistencia del trabajo infantil, y exhortó a la OIT a que, mediante sus programas de cooperación y asistencia técnica a los países en desarrollo, desempeñara un papel más importante para acabar con estos vínculos. Instó a la comunidad internacional a que tomara plenamente en consideración la diversidad y la complejidad del problema.
28. La representante del Gobierno de Egipto expresó el apoyo de su Gobierno al nuevo convenio. Agradeció el apoyo internacional facilitado por los países donantes, y en especial por Alemania y España, pero instó a la Comisión a que tomara en consideración los distintos antecedentes socioeconómicos de los diferentes países participantes. Acogió con agrado la preocupación expresada por el IPEC en relación con la cuestión del trabajo infantil en Africa, y expresó la esperanza de que la atención concedida a este continente fuera proporcional a la magnitud del problema. En 1990, Egipto había modernizado su legislación para tener en cuenta el problema del trabajo infantil y la ratificación por este país de la Declaración de los Derechos del Niño. Egipto había proclamado un decenio para la protección de los niños que iba del año 1989 a 1999, y en 1988 creó un consejo para la protección de la infancia. Además, en 1996 había firmado un Memorándum de Entendimiento con el IPEC, y se había elaborado un programa nacional de acción que incluía actividades relativas a este proyecto desarrolladas con las organizaciones de empleadores y de trabajadores.
29. El representante del Gobierno de Sudáfrica declaró que su examen resultaría de gran utilidad en el contexto sudafricano. Era muy importante que los interlocutores sociales encabezaran la campaña internacional contra el trabajo infantil: en Sudáfrica por ejemplo, existían en la actualidad más de 50.000 organizaciones no gubernamentales, muchas de las cuales estaban comenzando a poner término a sus actividades debido a que habían participado en la lucha contra el apartheid. Sudáfrica estaba dispuesta a participar en el IPEC, y el Departamento de Trabajo había iniciado en noviembre de 1996 la elaboración de un censo para determinar el número de niños afectados por el trabajo infantil. Con arreglo a la nueva Constitución, aprobada en diciembre de 1996, se definía legal y políticamente como niño todo aquel que tuviera menos de 18 años. Sudáfrica había participado asimismo activamente en diversas conferencias internacionales, pero también desearía que la Oficina desarrollara una estrategia relativa al número de acontecimientos internacionales encabezados por la OIT y el IPEC. Su Gobierno ratificaría la Convención sobre los Derechos del Niño, ya que se celebrarían en breve discusiones tripartitas a este respecto en Sudáfrica. Transmitió su agradecimiento a aquellos donantes con los que se habían realizado diversas encuestas relativas a las condiciones básicas de empleo y al trabajo infantil. Destacó la necesidad que experimentaba su país de investigación e intercambio de información, y esperaba trabajar más estrechamente con la Oficina de Estadística de la OIT para crear una base de datos computadorizada que fuera fiable. Se mostró partidario del principio según el cual las infracciones penales cometidas contra un niño en cualquier parte se consideran como tales en todo el mundo e informó a la Comisión que se había procedido a extraditar a los pedófilos que se aprovecharon de la fase de transición en Sudáfrica. Se sumó a los comentarios del delegado de Swazilandia respecto de la cuestión de los niños de la calle, ya que éste era un fenómeno creciente en muchas ciudades sudafricanas. Llamó la atención de la Comisión sobre la utilización de los medios de comunicación como una poderosa herramienta para reanimar el debate nacional, tal y como se había hecho en Sudáfrica con una película producida por la CIOSL y el Congreso de Sindicatos Británicos (TUC). Su Gobierno estaba examinando la posibilidad de imponer sanciones limitadas contra los productos del trabajo infantil, especialmente en la industria del fútbol. Se abordarían las repercusiones del ajuste estructural en diversas reuniones de la OAU y de la Comunidad para el Desarrollo de Africa Meridional (SADC), y expresó la esperanza de que se dedicaran más recursos del presupuesto de cooperación técnica de la OIT para subvencionar la contribución del IPEC a los países del tercer mundo.
30. El representante del Gobierno de Uganda acogió con agrado el documento elaborado para la reunión, y destacó que la asociación entre los gobiernos, los empleadores y los trabajadores resultaba esencial para las labores en materia del trabajo infantil. Apoyaba la declaración del representante de Swazilandia en el sentido de que era necesario distinguir el trabajo infantil de la formación de los niños, ya que en Africa este último caso era el más frecuente. Expresó la esperanza de que ello pudiera reflejarse en el nuevo convenio. Uganda había ratificado la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, cuyos principios se habían incorporado a la Constitución nacional de 1995 (párrafo 4 del artículo 34). Debería aplicarse un enfoque multidimensional al trabajo infantil, y los Estados miembros del grupo de cooperación de Africa oriental, esto es Kenya, República Unida de Tanzanía y Uganda, habían celebrado en el mes de febrero una conferencia en que la cuestión del trabajo infantil ocupó un papel destacado como una de las áreas de armonización de la legislación y de cooperación. Agradeció el apoyo financiero de los países donantes al programa IPEC y se declaró partidario de que la OIT asignara más fondos de su presupuesto ordinario a las actividades del programa.
31. El representante del Gobierno de Brasil declaró que el Gobierno de su país había definido la lucha contra el trabajo infantil como una cuestión de máxima prioridad en su política social, con una serie de medidas a corto y medio plazo en esta materia. Hizo extensivo su agradecimiento al IPEC por el apoyo que había facilitado para la formulación de políticas nacionales destinadas a enfrentarse al trabajo infantil. Manifestó que su Gobierno apoyaría plenamente el nuevo convenio y rindió homenaje al Gobierno de los Países Bajos por la organización de la Conferencia ministerial internacional sobre el trabajo infantil celebrada en Amsterdam en el mes de febrero, que se convirtió en un foro para un fructífero intercambio de puntos de vista y de opiniones sobre la cuestión del trabajo infantil.
32. El Vicepresidente empleador solicitó que se le aclarara específicamente si la Oficina estaba proyectando formular una recomendación política de alcance general sobre el concepto las infracciones penales cometidas contra un niño en cualquier parte se consideran como tales en todo el mundo. Se preguntaba si, en caso de que los recursos constituyeran una limitación al alcance del programa, existiría alguna objeción a que se incorporaran donantes privados y, de haber tal objeción, si ésta podría volverse a examinar. Por último, a la vez que expresaba su acuerdo con las observaciones acerca de las instituciones de Bretton Woods, señaló que, en una reunión de alto nivel celebrada en 1987, se habían reconocido tanto la necesidad del ajuste estructural como la necesidad de formular programas para reducir al mínimo los aspectos negativos de la reestructuración. Si el trabajo infantil había sido consecuencia directa del ajuste estructural, deberían celebrarse discusiones entre la OIT y las instituciones pertinentes para determinar qué acción podía emprenderse y, en los casos en que se viera amenazado el bienestar de los niños, si podía aplicarse a través del IPEC un programa de actividades prácticas.
33. El Vicepresidente trabajador declaró que los miembros del Grupo de los Trabajadores eran partidarios de una mayor cooperación entre la OIT y las instituciones de Bretton Woods, siempre y cuando esto llevara a incorporar los principios de la OIT en las recomendaciones y programas de política aplicados por las instituciones de Bretton Woods. También reiteró la preocupación expresada por el Grupo de los Trabajadores de que, como resultado del ajuste estructural, el nivel de pobreza y de sufrimiento se viera agravado. En la discusión que había de celebrarse en relación con el informe El empleo en el mundo, podría verse que, incluso en países que se consideraba tenían éxito en lo tocante al ajuste estructural, se estaban acentuando los desequilibrios entre los grupos sociales.
34. El representante del Director General (Sr. Taqi, Subdirector General), en respuesta a los comentarios del Vicepresidente empleador, confirmó que la OIT acogía con agrado los fondos procedentes de donantes privados, esto es, de fuentes no gubernamentales, de acuerdo con directrices recientes que eran menos restrictivas que las anteriores y que se habían formulado de manera que pudiera garantizarse que la independencia de la labor de la Oficina no se veía comprometida por la donación. Citó el ejemplo de una importante iniciativa en Italia, en la que trabajadores y empleadores unieron sus fuerzas para recolectar más de un millón de dólares de Estados Unidos como contribución al programa IPEC.
35. El Sr. Bequele agradeció los comentarios de la Comisión respecto de la calidad del informe, de la labor de la OIT en general y de la del IPEC en particular. La cuestión terminológica suponía preocupaciones planteadas anteriormente: la Secretaría había utilizado la expresión formas extremas de trabajo infantil a modo de compromiso, y podría alcanzarse una decisión definitiva en lo que se refiere a la terminología correcta durante la reunión de 1998 de la Conferencia. El Convenio núm. 138 seguía siendo el convenio fundamental, en cuyo marco se inscribía la labor de la OIT en el ámbito del trabajo infantil. El nuevo convenio tendría carácter complementario, esto es, se trataría de un texto menos complejo y más flexible para lograr un mayor número de ratificaciones. Por lo que se refería a las cuestiones de políticas, la Oficina había tomado en consideración el vínculo existente entre pobreza y trabajo infantil, y la OIT seguía manteniendo los tres objetivos (prevención, recuperación y rehabilitación) en todos sus proyectos, a la vez que se preocupaba por eliminar la pobreza y facilitar la educación para todos. El principio, espinoso pero fundamental, según el cual las infracciones penales cometidas contra un niño en cualquier parte se consideran como tales en todo el mundo era un concepto poderoso, y se aludía al mismo en el informe de la Oficina a la reunión de 1996 de la Conferencia para centrar la atención sobre el hecho de que existían ciertos tipos de explotación de los niños que tenían un carácter internacional, como por ejemplo el tráfico ilícito, la prostitución, los problemas transfronterizos, etc. Correspondería a la reunión de 1998 de la Conferencia decidir si el concepto era aceptable y qué forma debería revestir. En apoyo de lo anterior, la Oficina solicitó en el cuestionario enviado a los Estados Miembros las opiniones acerca de los tipos de asistencia jurídica y técnica internacional que podían facilitarse con miras a reforzar la campaña contra el trabajo infantil. El Sr. Bequele señaló además que la Oficina seguiría reforzando sus labores en materias de investigación y estadísticas, y desarrollando estudios analíticos prácticos y objetivos sobre cuestiones polémicas tales como los planes de etiquetado. En relación con el IPEC, la composición del Comité Director del IPEC se había decidido seis años atrás, en consulta con los miembros del Consejo de Administración pero, habida cuenta de los muchos cambios producidos desde entonces, correspondía a la presente Comisión decidir cuál sería el futuro marco de supervisión para el IPEC. Respecto a los recursos, se mostró de acuerdo con la respuesta dada anteriormente por el Sr. Taqi en la que afirmaba que la Oficina estaba interesada en explorar nuevas vías para la movilización de recursos adicionales para el IPEC. Por último, en lo que atañe a la evaluación, además de los ejercicios de evaluación tripartita mencionados por el representante del Gobierno de Alemania, el Sr. Bequele afirmó que también se estaban llevando a cabo ejercicios de este tipo en el plano nacional, tal y como había mencionado el representante del Gobierno de la India, y que dichos ejercicios se llevarían a cabo con más frecuencia para acrecentar la experiencia del IPEC.
36. La Sra. Hagen (Directora General Adjunta), comentando el diálogo con las instituciones de Bretton Woods, dijo que se había centrado en las repercusiones negativas a corto y medio plazo del ajuste estructural sobre el empleo y la pobreza. La importancia de las redes de seguridad específicas, en especial para los grupos con bajo nivel de ingresos, suponía una preocupación debido a las repercusiones indirectas para la infancia como consecuencia de los recortes presupuestarios en materia de educación y salud. Se había producido a lo largo de los años un cambio importante tanto en la postura del Banco Mundial como en la del Fondo Monetario Internacional en relación con las repercusiones negativas de los recortes presupuestarios sobre los programas destinados a prestar asistencia a los niños, y se consideraba necesario un enfoque más equilibrado en la planificación presupuestaria. El diálogo se había centrado, de manera más sorprendente, en la importancia de las normas internacionales del trabajo fundamentales y en la necesidad de coherencia entre las políticas de las instituciones de Bretton Woods y de la OIT. Las discusiones con el Sr. Wolfensohn (Presidente del Banco Mundial) se habían centrado en el reforzamiento de la asociación con el Banco, el cual ya se encontraba a punto de proponer un enfoque diferente para su participación en la campaña contra el trabajo infantil. Se procedería a reexaminar los proyectos en curso no sólo para ver si contaban con factores que exacerbaron el trabajo infantil, sobre todo en el área de las obras públicas, sino también en el marco de los proyectos educativos, a fin de examinar si había elementos que contribuían al trabajo infantil y de reforzar aquellos elementos que proporcionaban oportunidades educativas a los niños. Por consiguiente, la Oficina se consideraba respaldada gracias a esta reciente colaboración entre ambas instituciones y la OIT, que daría lugar a un mayor diálogo para examinar los programas de ajuste estructural en los próximos años.
El papel del desarrollo de la empresa en la
promoción
del empleo y el progreso social: una estrategia de la OIT
37. El Jefe del Servicio de Espíritu Empresarial y Desarrollo Gerencial (Sr. Lisk) presentó el documento de la Oficina(2). Este documento se había elaborado para responder a una petición efectuada por la Mesa y otros miembros de la Comisión de Empleo y Política Social en su reunión de noviembre de 1996. Su objetivo era poner de relieve el interés de la OIT en el desarrollo de la empresa, e incluía las cuestiones de política planteadas en el primer Foro empresarial de la OIT, celebrado en Ginebra en noviembre de 1996, del que se disponía de un informe completo separado. En el documento se analizaba la contribución del desarrollo de la empresa en la consecución del doble objetivo de la promoción del empleo y el progreso social. En la primera parte del documento se exponía por qué el desarrollo de la empresa constituía una preocupación fundamental de la OIT; en la segunda parte se presentaban los elementos del programa de desarrollo de empresas y actividades afines, y se ilustraba el lugar que ocupa el desarrollo de la empresa en el marco del programa general de la OIT; en la tercera parte se trazaba el marco para una estrategia empresarial de la OIT, comprendidas las orientaciones para fomentar el espíritu empresarial y el desarrollo de empresas como medio para alcanzar el desarrollo de la empresa y el progreso social. El programa de desarrollo de empresas de la OIT se ocupaba de todas las empresas, independientemente de su tamaño y naturaleza, y respondía a las cada vez más diversas prioridades y preocupaciones de los Estados Miembros. La promoción del tripartismo también se fomentaba a través de las actividades de la OIT en materia de desarrollo de la empresa, las cuales se habían preparado en consonancia con otros programas principales. El papel del Estado como catalizador de la actividad de la empresa se había reforzado por medio de una asistencia técnica que aumentase la productividad y la competitividad, y promoviese los objetivos sociales. Se había prestado asistencia a las organizaciones de empleadores para que ampliasen su base de afiliación y aumentasen el impacto de sus actividades de promoción, y para brindar un marco institucional dentro de la estructura de la OIT que canalizase la asistencia técnica para promover el desarrollo de las empresas. Los intereses de los trabajadores y de sus organizaciones se veían atendidos por medio de una asistencia técnica dirigida a mejorar las condiciones de trabajo a nivel de empresa, a favorecer un reparto equitativo de los beneficios obtenidos por los aumentos de productividad y a fomentar los derechos fundamentales de los trabajadores, de conformidad con la actual legislación del trabajo, con los principios de la OIT, y con las normas internacionales del trabajo.
38. El Vicepresidente trabajador señaló que los empresarios no eran los únicos representantes del sector empresarial -- ya que ningún negocio podía funcionar sin trabajadores. Además, eran los trabajadores quienes más sufrían las medidas de los ajustes estructurales, y los efectos de la mundialización del comercio en las economías de cada país. Se refirió a la obra del profesor Lester Thurow sobre The Future of Capitalism, y sobre cómo las fuerzas básicas de la economía estaban reformando la naturaleza del capitalismo. Las diferencias entre los ricos y los pobres se estaban exacerbando. Se esperaba que la OIT ayudara a mitigar esos problemas y la comunidad internacional habían depositado muchas esperanzas en la OIT, tal y como se reflejaba en el resultado de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social celebrada en marzo de 1995, y de la Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en Singapur en diciembre de 1996. A pesar de ello, los gobiernos estaban intentando reducir los recursos de la OIT mediante recortes al presupuesto. El Grupo de los Trabajadores había experimentado una mezcla de confusión y esperanza al leer el documento en el que aparentemente se hacía referencia a principios de la OIT, a la Declaración de Filadelfia, al tripartismo y a otras preocupaciones sociales. Sin embargo, estas importantes cuestiones no se reflejaban en actividades anteriores del Departamento de Desarrollo de Empresas y Cooperativas y tampoco en las propuestas de Programa y Presupuesto para 1998-1999. Ello contribuía a pensar que este planteamiento del desarrollo de la empresa no cumpliría satisfactoriamente con los objetivos de la OIT, y el Grupo de los Trabajadores no podía aceptarlo de forma sumisa. En este sentido, hizo hincapié en que todas las actividades de la OIT deberían reflejar las necesidades tanto de los trabajadores como de los empleadores, quienes naturalmente estaban preocupados principalmente en obtener beneficios. La OIT no debía emprender actividades en las que no ofrecía una ventaja comparativa o en las que otras organizaciones tenían más experiencia u ofrecían mayor eficiencia. En particular, llamó la atención sobre las actividades propuestas en materia de programas de crédito y de arreglos financieros para las PYMES. La OIT no debería emprender esas actividades. En cambio, sus programas deberían concretarse en cuestiones como las deficientes relaciones obreropatronales, que probablemente eran la causa de muchas de las quiebras de las pequeñas y medianas empresas. El Departamento de Desarrollo de Empresas y Cooperativas debería también asignar recursos para la promoción de las normas internacionales del trabajo en las pequeñas y medianas empresas. La realidad actual se componía de grandes empresas que tomaban medidas como el despido de 3.000 trabajadores en Francia. Se preguntaba cuál era la reacción de la OIT ante estos acontecimientos que se estaban produciendo en las empresas multinacionales. En su opinión, las actividades de este Departamento se concentraban demasiado en las empresas del sector privado, cuando era importante asignar más recursos para ayudar a las empresas del sector público. Los párrafos 10-17 en los que se describía el desarrollo de las empresas en el programa de la OIT sólo se limitaban a una pequeña parcela. Las correspondientes actividades parecían simplistas, y no satisfacían al Grupo de los Trabajadores. En especial, el orador no llegaba a ver cuáles eran los recursos que se iban a asignar para apoyar la afirmación realizada en el párrafo 14 de que el programa consagrado a las empresas iba a colaborar con todos los mandantes. Más aún, el Foro empresarial había recibido algunas críticas como se menciona en los párrafos 15-17. Debería haber tenido una participación más tripartita, y debería haberse concentrado más en la promoción de una mejora de las relaciones profesionales en las empresas. Para concluir, señaló que el Grupo de los Trabajadores no había sido consultado todo lo que debía en materia de estrategia empresarial. En relación con el último párrafo, consideraba que la colaboración con otros organismos debería incluir a la OMC.
39. El Vicepresidente empleador indicó que los comentarios realizados por el orador del Grupo de los Trabajadores le habían hecho sentirse como Sísifo, quien, según la leyenda griega, fue condenado a empujar eternamente una roca hasta la cima de una montaña que siempre volvía a caer antes de llegar arriba. Se preguntaba si los comentarios que acababa de oír eran un ataque al documento, a las propuestas de Programa y Presupuesto presentadas por el Director General, a ambos, o a las empresas en general. Dijo que, por supuesto, eran los trabajadores quienes contribuían al éxito de la empresa, pero que muchos empleadores competentes en países como los Estados Unidos, influenciados en buena medida por las prácticas de las empresas japonesas, habían obtenido excelentes resultados gracias a la estrecha colaboración con los trabajadores y sus representantes, y lo veía como algo natural. El concepto de trabajadores explotados no se ajustaba a la realidad en los Estados Unidos. Además, la mundialización no era una conspiración maléfica, ni tampoco un fenómeno totalmente nuevo, sino un hecho de la vida económica. Sería útil que el documento hiciese referencia no sólo a los inversores sino también a los empresarios. A veces eran una misma persona, otras veces no, pero las empresas no podían prescindir de ellos como tampoco podían prescindir de los trabajadores. En su opinión, lo único que pretendía el informe era sentar las bases de la función de la OIT en relación con las empresas. Esto no debía ponerse en tela de juicio. La OIT tenía una función que desempeñar en relación con las empresas, habida cuenta de que éstas eran fuente de creación de empleo. Además, la experiencia demostraba que la empresa privada era la principal fuente de empleo productivo, sostenido y elegido libremente. Por supuesto, las empresas públicas que trabajaban en condiciones de mercado también podían ser fuente de creación de empleo. Por otro lado, las empresas privadas, que desarrollaban distintas actividades económicas, estaban muy protegidas o recibían enormes subvenciones en condiciones de cártel o bien proporcionaban empleo improductivo e insostenido. Una estrategia empresarial se componía de dos elementos: prestar asesoramiento en materia de política general a los gobiernos y a los agentes sociales sobre la manera de crear el marco adecuado para la creación, desarrollo y asistencia técnica de las empresas. Ello significaba un mayor conocimiento de las condiciones macroeconómicas y microeconómicas que debían darse para que las políticas gubernamentales pudiesen establecer: políticas fiscales y monetarias estables que tuvieran en cuenta los ahorros y la inversión, tipos impositivos que no desincentivaran la inversión, regímenes de libre comercio, y estructuras de reglamentación que apoyasen el libre mercado, en particular, reglamentaciones del trabajo flexibles que alentasen, en vez de desalentar, las inversiones, especialmente en las pequeñas empresas. La OIT debería evitar las campañas en contra de la flexibilidad de los mercados laborales. Asimismo, era importante que estos planteamientos políticos se basasen en un entorno cultural positivo en el que se educase a la gente para que continuasen recibiendo una formación continua y se adaptasen a los cambios tecnológicos, y en el que se considerase a las empresas no como un mal, sino como una fuente de riqueza y bienestar. Además del asesoramiento en materia de política general, la OIT debería prestar asistencia técnica en áreas de su competencia. El documento no era lo suficientemente detallado en lo que se refiere a la asistencia técnica, y la enumeración del párrafo 13 no estaba completa ni era lo suficientemente clara. Los temas importantes incluían la formación empresarial, la organización del trabajo, la financiación de las empresas (cuestión en la que la OIT podría aportar algunas ideas nuevas, a pesar de que no era una de sus áreas principales). El programa de desarrollo de empresas de la OIT debería examinarse cuidadosamente, pero sólo después de que se tuviesen más datos. Volviendo a los comentarios realizados por el Vicepresidente trabajador en nombre del Grupo de los Trabajadores, estaba asombrado por la aparente animadversión hacia la empresa, que parecía haberse creado tras el éxito del primer Foro empresarial. Estaba completamente de acuerdo con la idea de que todos los grupos deberían participar en el próximo Foro empresarial. A modo de conclusión, señaló que el propuesto Programa internacional para la pequeña empresa podría resultar de gran utilidad, aunque la Conferencia Internacional del Trabajo debería ser informada de los detalles del programa. No se debería poner en duda la importancia de las PYME en la creación de empleo. Por último, había quedado clara la importancia del papel que desempeña la OIT a la hora de erradicar la pobreza mediante la promoción de las empresas.
40. El representante del Gobierno de Swazilandia indicó que el documento había enfocado adecuadamente la cuestión de la promoción del empleo y que las pequeñas empresas tenían un papel importante que desempeñar en la lucha contra el desempleo. Muchas pequeñas empresas con éxito llegarían a ser en el futuro grandes empleadores. Sin embargo, muchos pequeños empleadores no estaban afiliados a las organizaciones de empleadores, y por lo tanto no podían recibir ni la información ni la ayuda de la OIT. Puso de manifiesto la importancia de las relaciones tripartitas en todas las actividades de la OIT, y elogió el documento por promover el incremento de la productividad, la capacidad competitiva de las empresas, y el reparto equitativo de los beneficios. Las empresas deberían reforzar los lazos entre la formación, la productividad, la seguridad en el empleo y la protección social. Asimismo, unas prácticas en materia de seguridad y salud en el trabajo adecuadas contribuían a unas relaciones labores estables. Debería superarse la falta de confianza en el lugar de trabajo, de forma que los incrementos de la productividad se considerasen como beneficios mutuos para los empresarios y los trabajadores.
41. El Sr. Mansfield (miembro trabajador) señaló que nadie cuestionaba que el desarrollo de las empresas se traducía en un aumento económico dado que no se generaba empleo sin empresas. Esta relación era evidente para todos, y no tenía sentido insistir en ella. No compartía la opinión de que los trabajadores de alguna forma consideraban a las empresas como algo negativo, tal como había sugerido el Vicepresidente empleador. Percibía en el documento un intento de querer presentar el papel del Departamento de Desarrollo de Empresas y Cooperativas como algo más apetecible para el Grupo de los Trabajadores. Añadió que parecía existir un contraste desafortunado entre las propuestas presentadas a la PFA y el documento que estaba analizando el Comité. Era importante evitar dar la impresión de que la empresa era terreno exclusivo de los empresarios del sector privado: ello excluía el importante papel desempeñado tanto por los trabajadores como por el sector público. Refiriéndose a los asuntos incluidos en el orden del día del departamento dedicado a la empresa, señaló que, pese a la propuesta de que se asignasen grandes cantidades de recursos para las cuestiones relativas al capital empresarial y a la financiación del desarrollo de las empresas, no era éste un tema en el que la OIT dispusiera de una ventaja comparativa, y acaso conviniera más dejarlo en manos de otros organismos. No obstante, existían temas importantes de los que podría ocuparse el Departamento de Desarrollo de Empresas y Cooperativas pero que no se especificaban en los documentos. Entre estos temas cabía destacar la formación de empresarios y dirigentes sindicales en materia de técnicas de negociación colectiva a nivel de la empresa. Actualmente, era una necesidad cada vez mayor, habida cuenta de que en muchos países las negociaciones colectivas se estaban delegando cada vez más a las empresas. Otros temas eran la organización del trabajo y el desarrollo de las calificaciones profesionales a nivel de empresa, las cuestiones sociales en el desarrollo de la empresa (como la discriminación, el trabajo infantil y la igualdad de remuneración). Quiso que se le asegurase que efectivamente se abordarían estas cuestiones. Además, hizo hincapié en la importancia de fomentar la mejora de las normas de gestión. Señaló que incluso las mismas organizaciones sindicales podrían beneficiarse con frecuencia del perfeccionamiento de sus propias competencias en materia de gestión. Para concluir señaló que estas nuevas propuestas deberían reemplazar algunos puntos que figuran actualmente en las propuestas de programa del Departamento de Desarrollo de Empresas y Cooperativas. El próximo foro empresarial debería estructurarse de acuerdo con consideraciones tripartitas. La responsabilidad del foro seguiría recayendo en la Comisión de Empleo y Política Social, y por lo tanto, debía presentarse un informe sobre las disposiciones adoptadas para el segundo Foro en la reunión de noviembre de 1997.
42. El representante del Gobierno de India pensaba que el documento era más conceptual que funcional, y desgraciadamente no mostraba claramente cómo se iban a llevar a cabo tan loables intenciones. Como la mayoría de las cosas que emprende el hombre, el texto podía mejorarse, por eso quiso llamar a la atención algunas omisiones. Por ejemplo, en el párrafo 7 se ofrecía una impresión que podía inducir a creer que el poder del Estado estaba de alguna forma decayendo poco a poco ante las políticas de liberalización, estabilización y ajuste. De hecho, el Estado había asumido con frecuencia el nuevo papel de promotor y catalizador de la economía, y ello merecía la pena ser mencionado. Asimismo, la referencia en el párrafo 13 a tratar de las necesidades de empleo en las economías en transición y que salen de situaciones de conflicto armado también debía ser más clara acerca de los tipos de empleo propuestos. Ello, a su vez, tendría repercusiones en la forma de tratar la gestión de la formación profesional. Muchos de los medios existentes debían perfeccionarse y modernizarse a gran escala para poder encarar las necesidades incipientes de conocimientos técnicos y tecnológicos superiores. Además, los empresarios necesitaban muchos tipos de asistencia, por ejemplo para acceder a las materias primas y a los mercados, y a las adquisiciones de compra y venta de las administraciones públicas.
43. El representante del Gobierno de Namibia se refirió a las actas resumidas del Foro empresarial que se celebró en noviembre de 1996. Se sumaba a las opiniones manifestadas por los miembros trabajadores de que el diálogo tripartito era la base fundamental para el éxito de unos foros tan importantes. El tripartismo era asimismo la piedra angular para la generación eficaz de empleo. En muchos países en desarrollo, las empresas habían mostrado una mala disposición ante los trabajadores, llegando incluso a considerarlos como propiedad personal del propietario o del gerente. Aunque el documento tenía sus limitaciones, demostraba sin embargo una clara comprensión de la cuestión del apoyo de la OIT a la empresa, y el Departamento de Desarrollo de Empresas y Cooperativas debería contar con el apoyo de la Comisión. Esta debería limitarse a los aspectos sustantivos del informe. Se refirió al párrafo 21 del informe, y dijo que a raíz de lo establecido en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, el Director General debería pedir a los Estados Miembros que explicasen las medidas que habían adoptado para eliminar la pobreza mediante la creación de empleo. Llamó a la atención la importancia de inscribir en el orden del día de la Conferencia Internacional del Trabajo de 1997 un punto que se refiera a las condiciones generales para fomentar la creación de empleos en las pequeñas y medianas empresas.
44. El representante del Gobierno de los Estados Unidos consideraba que la discusión era parte de una secuencia continua, que prolongaba los resultados de la Reunión de alto nivel celebrada hace un decenio, y los debates sobre la política de empleo de la Conferencia Internacional del Trabajo de junio de 1996. Señaló que era improbable que se adoptasen conclusiones ese día y agradeció a la Oficina por la elaboración del documento. Existían indicios en el documento que mostraban las bases de las razones que justifican el interés por el desarrollo de la empresa. Los debates parecían estar en el buen camino. La Conferencia Internacional del Trabajo de 1997 sería una buena oportunidad para debatir estas importantes cuestiones. El Foro empresarial de noviembre de 1996 había tenido un sabor tripartito, y las importantes contribuciones realizadas por el Sr. Brett (miembro trabajador) y el Sr. Oechslin (miembro empleador) habían sido muy positivas. El debate entre los líderes empresariales, y los comentarios del Director General del Foro Económico Mundial habían añadido una nueva dimensión. Puso de manifiesto la importancia de una economía de empresa privada en la consecución del crecimiento económico y el desarrollo social. Anticipándose a los debates de la Conferencia Internacional del Trabajo de junio de 1997, esperaba que todos los documentos preparatorios indicasen claramente las razones que justifican el desarrollo de las empresas en relación con el mandato central de la OIT. Manifestó la alta prioridad que concedía su Gobierno a que esta labor se realizase dentro de la OIT.
45. El representante del Gobierno de Finlandia se refirió al informe El empleo en el mundo, y señaló que el crecimiento era una condición sine qua non para generar empleo. Aunque se estaba prestando mucha importancia al hecho de preparar un clima adecuado para el desarrollo de la empresa, esto no era suficiente. Para que las cosechas sean buenas, un experto agricultor y mucha labranza también eran necesarios. El documento describía una labor encomiable, pero parecía olvidar la importancia del bienestar de los trabajadores como base de toda estrategia empresarial satisfactoria. El continuo aprendizaje, la participación directa y la mutua confianza eran indispensables para el eficaz desarrollo de las empresas. Las actividades deberían adaptarse a las necesidades de cada Estado Miembro.
46. El representante del Gobierno de Italia se refirió al papel vital de las pequeñas empresas, las microempresas y las cooperativas basándose en la experiencia italiana. Entre los factores principales de las pequeñas empresas se incluían las estrechas relaciones entre los empresarios y los trabajadores, el grado de reacción ante los cambios tecnológicos, y la capacidad de adaptarse a las realidades económicas. Aunque el crecimiento económico podía contribuir a generar empleo, esto no era automático. Las estrechas relaciones de los agentes sociales en estos tipos de empresas garantizaban el que ambos comprendiesen tanto las cuestiones económicas como sociales. La asistencia técnica prestada a este tipo de empresas iba a ser probablemente muy eficaz. Por lo tanto, su Gobierno apoyaba los esfuerzos desplegados por la OIT en este campo, y subrayó la importancia de la formación, de forma que este sector pudiera desarrollar al máximo su capacidad para mejorar las condiciones de vida y de trabajo.
47. El Vicepresidente del Grupo de los Trabajadores declaró que estaba de acuerdo con prácticamente todo lo que había dicho el Sr. Mansfield. Creía que todas las esferas mencionadas eran apropiadas para la actividad de la OIT, aunque no necesariamente debían inscribirse en el departamento dedicado a la empresa. Por esta razón, se había nombrado a un Subdirector General encargado de la promoción y la coordinación con otros programas de la Oficina. Debían llevarse a cabo esfuerzos coordinados en toda la casa. Refiriéndose a la cuestión de la financiación de las empresas, estaba de acuerdo en que éste no era un tema en el que la OIT dispusiera de una ventaja comparativa, pero estaba deseoso de ver si la Oficina era capaz de ofrecer algunas ideas nuevas en lo que respecta a esta importante esfera. Según creía, se trataba más de un estudio que de un programa operativo, y por lo tanto podían presentarse sugerencias útiles, por ejemplo de los equipos multidisciplinarios. Por último, y refiriéndose al presupuesto del departamento, dijo que la mayor parte estaba financiada con recursos extrapresupuestarios por razones específicas, y por lo tanto existían algunas limitaciones en la flexibilidad de su uso.
48. El Sr. Hammar (Subdirector General encargado de las actividades dirigidas a la empresa en la OIT) agradeció a los miembros de la Comisión por sus intervenciones. Ello sería de gran ayuda para la Oficina en el futuro. Tanto el Foro empresarial como el informe que se estaba estudiando eran empresas nuevas y por lo tanto difíciles. Las propuestas de Programa y Presupuesto presentadas por el Director General y el documento de la Oficina podían presentar algunas diferencias de importancia. Sin embargo, se habían redactado por razones diferentes y en momentos diferentes, aunque el documento estaba influenciado como es natural en parte por los resultados positivos del Foro empresarial. En relación con la organización de la tarea encargada a la Oficina, explicó que cada departamento ya llevaba a cabo actividades relacionadas con la empresa. Existía una estrecha colaboración entre departamentos en cuestiones tales como la negociación colectiva, la organización del trabajo y las normas internacionales del trabajo, pero habida cuenta de que eran responsabilidad primordial de otros departamentos, el departamento encargado de la empresa no debería hacerse cargo de las mismas. En relación con la celebración de consultas tripartitas, existía también una estrecha colaboración con las oficinas de actividades para los empleadores y para los trabajadores, a quienes se había invitado a todas las reuniones preparatorias de la estrategia empresarial llevada a cabo en la sede y del Foro empresarial. Se había consultado en todo momento al Sr. Oechslin (miembro empleador) y el Sr. Brett (miembro trabajador) sobre cuestiones relativas al Foro. Sin embargo, había escuchado con atención los comentarios realizados, y éstos podrían contribuir enormemente a realizar progresos en el futuro. Dio las gracias a los Gobiernos de Swazilandia, India, Namibia, los Estados Unidos, Finlandia e Italia por su asesoramiento y apoyo. Esto explicaba en parte por qué la OIT había asignado la enorme cantidad de 60 millones de dólares al programa destinado a la empresa; el programa abordaba una necesidad real. Subrayó, ya que el Vicepresidente del Grupo de los Empleadores lo había mencionado, que unos 50 millones de dólares de esta cantidad se habían recaudado gracias a contribuciones voluntarias, lo cual demostraba que los mandantes y donantes de la OIT valoraban la labor del departamento. El Banco Mundial valoraba este programa de la OIT, el que había recibido importante financiación extrapresupuestaria. En relación a la cuestión de las normas internacionales del trabajo, estaba de acuerdo en que las propuestas de Programa y Presupuesto del Director General podían haber incluido referencias adicionales explícitas. Sin embargo, con frecuencia se hacía referencia al fomento de la justicia social, y por supuesto, todas las actividades de la OIT relacionadas con la empresa se llevaban a cabo de acuerdo con los principios de la OIT.
49. El Director del Departamento de Desarrollo de Empresas y Cooperativas (Sr. Ishida) agradeció a los miembros de la Comisión por su apoyo y por su crítica constructiva. Habida cuenta de que los miembros empleadores y trabajadores habían planteado la cuestión de la financiación de las empresas, él explicó brevemente el programa. Aunque era cierto que la OIT no disponía de una ventaja comparativa sobre las cuestiones relativas a la financiación del sector privado, el principal objetivo del programa era el desarrollo del espíritu empresarial, de las microempresas y el empleo por cuenta propia, en última instancia con objeto de mitigar la pobreza. El programa se componía de un paquete de medidas globales, entre las que cabía destacar como componentes muy importantes la educación y la formación. Los grupos vulnerables recibían formación básica para comenzar y desarrollar sus negocios. Esta formación se complementaba con servicios de apoyo en relación con la búsqueda de oportunidades para desarrollar actividades empresariales, la comercialización y la gestión financiera. El disponer de acceso al crédito podría ser crucial para este proceso, incluidos los microcréditos, las cajas de ahorro y los bancos locales (como el Grameen Bank de Bangladesh). Era de vital importancia para ese sector que el programa analizase los resultados de los experimentos realizados no sólo en los países en desarrollo, sino también en los países industrializados, donde se les solía describir con frecuencia como servicios bancarios de carácter social.
50. El Sr. Lisk refiriéndose a lo útil que resultaría para los trabajadores el programa de desarrollo de empresas de la OIT, declaró que el Departamento era plenamente consciente de su importancia y, de hecho, había comenzado a adoptar medidas para incluir a los miembros de las organizaciones de trabajadores en las actividades del departamento. Esta colaboración incluía medidas que proporcionasen formación empresarial a los líderes sindicales. Asimismo, el departamento estaba colaborando con una organización sindical nacional que recientemente había establecido una compañía tenedora (holding company) que incluyese a las empresas en el movimiento sindical, y con otra organización sindical nacional sobre las cuestiones que planteaban los acuerdos de productividad, y el reparto equitativo de los beneficios de la producción. La segunda cuestión se refería al papel del Estado, sobre el que el documento podía haber dado una impresión errónea. Las propuestas de Programa y Presupuesto del Director General demostraban claramente que el objeto del departamento era centrarse en la cuestión del papel del Estado en relación con la empresa. Más aún, esto se explicaba explícitamente en el párrafo 3 del documento.
El empleo en el mundo 1996/97: Las políticas
nacionales en la era de la mundialización
51. El Vicepresidente trabajador estimó que el informe aportaba una contribución valiosa a las publicaciones existentes sobre macroeconomía y la evolución del mercado de trabajo. En particular, se presentaba en él una descripción oportuna y fidedigna de los problemas que se planteaban tanto en los países industrializados como en los países en desarrollo. No obstante, consideraba que se habían subestimado las dificultades que experimentaban los trabajadores como consecuencia del proceso de mundialización y que sería conveniente disponer de estudios más detallados sobre la relación entre la mundialización, las normas de trabajo y la calidad del empleo. Lamentó que la Oficina no hubiera analizado más detalladamente la incidencia de las inversiones extranjeras directas sobre las tendencias económicas y sociales. Apoyó las declaraciones según las cuales el pleno empleo y las recomendaciones de política preconizadas por la OIT seguían siendo pertinentes. Muchos gobiernos habían abandonado su compromiso de obrar por el pleno empleo y se habían concentrado en el objetivo de disminuir la inflación. Esto significaba frecuentemente que aceptaban mantener una tasa de desempleo de 7 u 8 por ciento. Dado que los efectos negativos de la mundialización y la liberalización del comercio afectaba principalmente a los trabajadores, la Oficina debería considerar la cuestión desde la perspectiva de los trabajadores y poner más claramente de manifiesto la situación en que éstos se encontraban como consecuencia de la mundialización. El informe describía con exactitud el aumento de las desigualdades salariales que existían en los países industrializados. No obstante, la Oficina debería prestar más atención a las implicaciones sociales y económicas del aumento de la dispersión del espectro salarial. Citando ejemplos presentados en el informe y en otras fuentes, subrayó el impacto negativo que tenía el aumento de las diferencias de los ingresos sobre los grupos más vulnerables. Por lo que se refiere a los países en desarrollo, señaló que, en el marco del proceso de ajuste estructural, el fomento de la privatización y de la desreglamentación no sólo había redundado en el aumento de las diferencias de los ingresos, tal como había ocurrido en los países industrializados, sino que además había repercutido en una drástica reducción del volumen de empleo. Para subrayar este punto, comparó las situaciones de Corea, Singapur y Taiwán, países que habían elevado el nivel real de los salarios sin que se manifestaran signos de mayores diferencias, con las Chile e Indonesia en que había disminuido el valor real de los salarios al tiempo que aumentaba la dispersión del espectro salarial. En otros países, como Perú, Tailandia, Malasia y Brasil el salario real había aumentado así como también las desigualdades salariales. Concluyó reconociendo que el informe aportaba una valiosa orientación y estímulo para todos quienes se ocupaban de la cuestión del empleo a escala mundial. Por consiguiente, consideraba que era importante que el informe siguiera publicándose cada dos años.
52. El Vicepresidente empleador reconoció que el informe comportaba algunos aspectos muy interesantes y pertinentes. Se centró en el principal aspecto político del informe, que en su opinión era el mismo, aunque más sofisticado, que se había adoptado en el documento anterior. Ello podría hacer peligrar la reputación de la OIT como centro de excelencia y de investigaciones objetivas, que él asociaba con una tendencia política muy determinada. Entre los aspectos positivos del informe, citó la idea según la cual era correcto mencionar que la responsabilidad recaía en la política nacional, aunque era la economía mundial la que en definitiva sancionaba drásticamente las políticas ineficientes a nivel nacional. Dijo que apoyaba con entusiasmo el debate sobre la necesidad de mantener la apertura de la economía. Sin embargo, no estaba de acuerdo con la idea de imponer tal o cual ritmo al proceso de transición pues, a su juicio, se corría el riesgo de que tal criterio, por otra parte, aplicado desde hace mucho tiempo en la liberalización del comercio, cobrase la importancia de un principio que perjudique a la economía. Por ejemplo, la eliminación gradual de las subvenciones a las minas de carbón en Alemania, o la expansión gradual del plazo para reestructurar Air France, quizá había evitado la pérdida de puestos de trabajo temporalmente, pero dicha graduación había resultado cara para la economía en general y para el marco general del empleo. De manera que, si el principio podía aplicarse de manera positiva, también podría llegar a un nivel en el que resultase en peligro el logro de los objetivos. Estuvo de acuerdo con los conceptos vertidos sobre el crecimiento sin creación de empleos, pero observó que en algunos sectores sí se daba un cierto crecimiento que no iba acompañado de creación de empleos o sólo contribuía a crear muy pocos. Respecto del pleno empleo, en el informe se producía un largo e interesante debate sobre la falta de credibilidad que rodeaba a la noción de la llamada terminación de empleo. Encontraba que algunas de las declaraciones realizadas sobre el concepto del pleno empleo eran acertadas, y consideraba que éste era el nivel de empleo más sostenible. Con respecto a la cuestión de la TDNAI (tasa de desempleo que no acelera la inflación), toda la sección tenía por objetivo justificar la aplicación de un enfoque macroeconómico de tipo keynesiano apoyado en la demanda, y no una política determinada únicamente por la oferta, como era la liberalización de las normas del mercado laboral. Toda política de empleo que se guiase por un instrumento diseñado en 1964, en pleno apogeo del período keynesiano, estaba abocado a conducir a un callejón sin salida en términos de política, y a expensas de la reputación de la OIT como centro de excelencia. Si bien convenía en que para formular una estrategia de empleo global no bastaba con ocuparse sólo de las fuerzas del mercado laboral y que un elemento esencial que había que considerar era la política macroeconómica, insistió en que las reformas del mercado laboral eran un factor decisivo para poner coto al desempleo estructural. El informe no distinguía entre desempleo cíclico y desempleo estructural, y su subtítulo debería haber sido Abajo con Maastricht. Por supuesto, no era sólo el mercado de trabajo, sino también el mercado de productos así como otros factores institucionales (por ejemplo, los cárteles) lo que había que abordar en un frente amplio. En todo caso, la flexibilidad del mercado de trabajo era un importante aspecto de la reforma estructural necesaria para hacer frente al desempleo. Realmente tenía poco sentido afirmar (como lo hacía el informe) que las iniciativas parciales, más bien tímidas y aisladas, en esa dirección deberían haber producido el fin del desempleo. Tanto el estudio sobre el empleo (Job Study) de la OCDE como el FMI y la Conferencia del G7 en Detroit habían dejado claro que lo que hacía falta era una campaña amplia y profunda ajustada a las necesidades nacionales. A pesar de los repuntes en la producción europea, el empleo había permanecido estancado. La mayoría de los expertos convinieron en que el pequeño incremento de producción que cabía esperar no produciría un significativo deterioro en la situación, en todo caso no mayor que en largos períodos representativos anteriores. El hecho era que en los últimos años el crecimiento de la producción en los Estados Unidos había sido más o menos el mismo que en la Unión Europea (véase el cuadro en la página 22 del informe). Las estadísticas y las estimaciones del FMI indicaban que el crecimiento europeo sería un dos por ciento mayor que el de los Estados Unidos en 1997. No obstante, señaló que desde 1992 la actuación en materia de empleo en los Estados Unidos había producido la creación de 11,8 millones de nuevos puestos de trabajo. En la Unión Europea, las cifras de empleo total habían sido de 148,6 millones en 1992, habiendo descendido a finales de 1996 a 146,4 millones, o sea, una pérdida neta de 2,2 millones de puestos de trabajo. De hecho, en algunos importantes países europeos el desempleo seguía subiendo a pesar de los cambios en la producción. Como generalización, en la mayoría de los países europeos las tasas de desempleo estructural continuaban aumentando a ritmos diversos. Las excepciones eran el Reino Unido, Irlanda y los Países Bajos. En cuanto a la Unión Europea, se estimaba que el desempleo estructural podía elevarse al 9 por ciento de una cifra de desempleo total del 11 por ciento. El análisis de la OCDE confirmaba que las reformas del mercado de trabajo constituían un elemento esencial, aunque no el único, para hacer bajar el desempleo estructural. Esto no equivalía a decir que la política macroeconómica no fuera un elemento vital de una amplia estrategia de empleo. Había también importantes sinergias entre las reformas estructurales en diferentes campos, tales como la flexibilidad del mercado de trabajo y el aumento de la competencia en el mercado de productos. Existían también interacciones entre las condiciones macroeconómicas y las reformas del mercado de trabajo. Sin embargo, en la mayoría de los países europeos se reconocía por lo general que era necesario suprimir progresivamente los desequilibrios fiscales para mejorar a plazo medio los resultados del crecimiento. Por otra parte, los propios desequilibrios fiscales estaban relacionados con las deficiencias en el funcionamiento de los mercados de trabajo, lo que había producido una intensa tendencia alcista en el desempleo en los últimos 25 años. En Europa, cualquier retroceso en los objetivos de consolidación fiscal no sólo supondría un golpe para los mercados financieros sino que socavaría el proceso de unión económica y monetaria (UEM), con incalculables consecuencias. Una vez que entrase en vigor la UEM haría falta una mayor flexibilidad del mercado de trabajo que sustituyera la desaparición del instrumento de tipos de cambio cuando los países se vieran confrontados, cosa que sin duda ocurriría, con la necesidad de proceder a ajustes. En relación con los Estados Unidos, en el capítulo 3 del informe observó que la acentuación de la desigualdad en el mercado de trabajo no era más que otra forma de deterioro del pleno empleo. De nuevo volvió a señalarse que la baja productividad podía indicar un alto grado de desempleo si los trabajadores fueran desplazados desde un sector de alta productividad a otro de productividad y salarios bajos. El orador no entendía realmente de qué Estados Unidos estaba hablando el informe. Este daba la impresión de que los Estados Unidos era un país empobrecido, no competitivo e improductivo, lo cual realmente no parecía ser el caso. No obstante, en el informe Stiglitz más reciente se reconocía que, con mucho, la mayoría de los nuevos empleos en los Estados Unidos eran puestos bien remunerados y de calificaciones y productividad más altas. Por tanto, el argumento se venía abajo. Además, la Oficina no tomaba en consideración el hecho de que durante algún tiempo la validez de las estadísticas sobre productividad y salarios reales había sido puesta en entredicho por diversos motivos. Esas estadísticas estaban siendo objeto de una importante revisión a raíz de los recientes cálculos de la Comisión Baskin, que estimaba que se había registrado una tendencia al alza en el índice de precios de consumo en los Estados Unidos, que, según cálculos conservadores, se situaba en el 1,1 por ciento. Si se volvieran a calcular tanto la productividad como los salarios reales, se vería una diferencia considerable respecto de las afirmaciones de que los salarios se estaban estancando, que el segmento inferior de la fuerza de trabajo asalariada estaba sumiéndose más en la pobreza o de que estaba aumentando la duración media de la semana de trabajo. Lo cual no equivalía a mantener que los Estados Unidos no tuvieran un problema de desigualdad salarial. Se trataba de un tema que estaban examinando muy detenidamente muchos economistas y otras personas relacionadas con la política pública. Por su parte, el orador tenía la impresión de que la Oficina estimaba que se consideraba que el comercio desempeñaba una función diminuta en este aspecto. Pero existían argumentos en cuanto al grado en que la caída de la afiliación sindical había contribuido a la situación: el razonamiento más sólido indicaba que la creciente dispersión salarial obedecía al aumento de la demanda de mano de obra calificada y a que se primaba la educación. Esta tendencia hacía que en los Estados Unidos la quinta parte más baja (en la escala de salarios) persistiera en su retraso en comparación con el resto de la fuerza de trabajo. Era necesario admitir que no había una respuesta fácil a esto. Estuvo de acuerdo con el informe en que la formación no era una panacea. Se trataba de un problema muy complejo en el que intervenían elementos culturales. Para los Estados Unidos constituía un importante problema social que necesitaba atención. Le sorprendió leer en el informe que la dispersión salarial en los Estados Unidos podía achacarse a cambios institucionales. Pero se decía que la falta de estos cambios (esto es, las rigideces del mercado de trabajo) no era causante del desempleo estructural en Europa. De hecho, con frecuencia se decía que la dificultad y el costo de dejar en paro temporal a los trabajadores era el aspecto principal de la reforma del mercado de trabajo y desincentivaba la contratación. Este era un motivo de largo plazo por el que la inversión en Europa, aunque con frecuencia registraba tasas mucho más elevadas que en los Estados Unidos, no había producido tasas más altas de producción. Una explicación sencilla era que la inversión en el sector manufacturero de Europa se había estado concentrando en capital que requería poca mano de obra y no en tecnología ni productividad de factores, arrojando una elevada productividad de la mano de obra y un fuerte desempleo. Para terminar sus observaciones sobre los países industrializados, insistió en que la receta de financiar la economía mediante el déficit era el producto de un análisis erróneo de la naturaleza del desempleo en Europa que, de aplicarse, provocaría la espantada de los ahorros y las inversiones productivas y produciría aumentos en los impuestos y los tipo de interés, desalentando aún más el crecimiento del empleo. Estimó que con las medidas de apoyo, que según la Oficina serían necesarias para poner coto a las consecuencias inflacionistas, probablemente se conseguiría aumentar la inflación o atrofiar el crecimiento de la productividad al interferir en la colocación óptima de la mano de obra.
53. Pasando a las economías en transición, señaló que el informe había dejado claro que la recuperación había sido más vigorosa allí donde las reformas habían empezado antes y habían llegado más lejos. Sin embargo, a continuación el informe recomendaba políticas macroeconómicas más relajadas y admitía cierta inflación. Esto no era pertinente ni siquiera en países en los que la inflación había sido más baja. Era necesario salvaguardar la estabilidad macroeconómica. Los déficit fiscales seguían siendo altos en muchos de esos países. Incluso en los que habían llegado más lejos en el proceso de transición, los importantes atrasos en materia fiscal y salarial y los préstamos no productivos habían obstaculizado la transformación de las empresas. No obstante, recomendaba aquellas secciones del informe que eran sensibles a la necesidad de desarrollar las instituciones del mercado de trabajo y promover el crecimiento de la empresa. Más escéptico se mostraba sobre las recomendaciones en materia de subvenciones al empleo y protección temporal en forma de equivalentes arancelarios. Teóricamente podría existir una justificación para ello, pero su preocupación era que el proteccionismo a plazo tendía a hacerse ilimitado.
54. Con respecto a los países en desarrollo, sería presuntuoso generalizar. Había diferencias entre las regiones, y también entre los países dentro de una región. El informe dejaba de lado a una gran parte del mundo. No reconocía que, incluso en los países en desarrollo, los que mejores resultados habían registrado eran los que habían contenido los desequilibrios fiscales y habían reorientado el cometido del sector público fundamentalmente a desarrollar el sector privado. Los países menos afortunados se caracterizaban por tener grandes desequilibrios fiscales que, en gran parte, habían sido acentuados por empresas públicas deficitarias y por la amplia reglamentación del sector privado y el comercio exterior. El documento de la OIT parecía inclinarse a favor del denominado modelo del Estado del desarrollo. Sin duda se trataba de un modelo válido que había tenido éxito en los países de la costa del Pacífico. En la medida en que el Estado del desarrollo fuera más allá de crear activamente un marco propicio a la actividad económica, podía fracasar. La industria petroquímica de Corea constituía un buen ejemplo al respecto. Al afirmar que en general los despidos no constituían un problema en los países menos desarrollados, el informe parecía ignorar varios países importantes, como la India. Si recordaba bien, el reciente problema de Corea con la mano de obra concernía al derecho sobre la terminación de la relación de trabajo: aunque quizá no se podría generalizar, como mantenía el informe de la OIT, las reglamentaciones laborales constituían invariablemente fuentes de rigideces. Había muchas indicaciones de que tales rigideces existían en cierto número de países en desarrollo. Tratando de la dispersión salarial a favor de los trabajadores cualificados, sobre todo en Chile, el documento presentado a la Comisión afirmaba de algún modo que la tecnología importada a través de la inversión directa extranjera podía ser una causa de la dispersión salarial. En lo que concernía a los países desarrollados, el análisis de esa cuestión que la OIT hacía en el informe era muy diferente. Por último, el orador previno contra las políticas gradualistas, pues aunque sin duda las políticas de terapia de choque eran peligrosas, las políticas escalonadas podían conducir a un grave aplazamiento de los beneficios del reajuste, al tiempo que no atenuaban realmente el prejuicio más que a ciertos grupos selectos privilegiados.
55. El representante del Gobierno de Francia informó que el Ministerio de Trabajo de su país había organizado una reunión con la mayoría de los expertos franceses en la materia para discutir este informe, que había aportado un elemento de optimismo con su demostración de que el pleno empleo era un objetivo posible. A su juicio, el informe refutaba un cierto número de doctrinas y de obras según las cuales se había llegado a la desaparición del trabajo. No obstante, consideraba que en lo que atañe al análisis según el cual las dificultades a que hacen frente todos los países -- tanto industrializados como en desarrollo -- no obedecían al progreso tecnológico, la demostración era algo menos convincente, puesto que le parecía que el salto tecnológico era sin lugar a dudas uno de los factores que había determinado la situación actual del empleo. Refiriéndose a los comentarios formulados por el Vicepresidente empleador, dijo que él también tenía la impresión de que la OIT aún estaba influenciada por la teoría de Keynes. En cuanto a la cuestión del pleno empleo, consideraba que el análisis que se hacía en el informe era en cierta medida insuficiente, pues no se analizaba en detalle las perspectivas para el pleno empleo en los próximos tres años. Había que proponer una nueva definición en cierta medida diferente del concepto de empleo; había que tomar en consideración el contenido del empleo y la calidad de los puestos de trabajo, e introducir un nuevo elemento complementario: el concepto de empleabilidad. Por otra parte, no estaba de acuerdo con la OIT cuando catalogaba al empleo a tiempo parcial como forma de empleo atípica, y, por consiguiente, inaceptable: la calidad de los empleos modernos era diferente. Dijo que Francia estaba dispuesta a participar más activamente en la preparación de futuros informes de esta índole. Para terminar, se refirió a la cuestión de la publicidad y el reconocimiento que había que lograr para el informe en el sistema de las Naciones Unidas, en particular en Nueva York. El orador preconizó una presencia más activa de la OIT en el Consejo Económico y Social (ECOSOC). En su opinión, había que encontrar medios para lograr que los miembros empleadores y los miembros trabajadores de la OIT estuviesen mejor representados en este Consejo, con el fin de fomentar el tripartismo en el sistema de las Naciones Unidas. Al respecto, agradeció a la Sra. Hagen por su participación especialmente activa en la última reunión de ECOSOC.
56. El representante del Gobierno de Etiopía dijo que este informe podía servir como contribución adicional para la formulación y la puesta en práctica de políticas nacionales adecuadas y prudentes en materia de empleo y cuestiones sociales. Su delegación suscribía plenamente el análisis contenido en el informe de que el empleo asalariado regular no era la modalidad laboral predominante en los países en desarrollo, donde una mayoría de trabajadores estaban ocupados en situaciones de empleo independiente o de empleo asalariado ocasional. Con todo consideraba que el informe presentaba tres deficiencias. En primer lugar, le parecía que considerar que los problemas del creciente desempleo en los países desarrollados se debían a las importaciones provenientes de países de bajos salarios y a la reubicación de la producción en países de bajos costos era una generalización peligrosa: generalizaciones como ésta podían reforzar las barreras al comercio internacional, agravando así los problemas relativos al desequilibrio de los términos de intercambio y reduciendo considerablemente los ingresos en concepto de exportaciones de los países en desarrollo. El crecimiento de las exportaciones era, en su opinión, la única fuente de inversiones para el desarrollo económico en los países pobres. Además, al aumento de las exportaciones procedentes de países en desarrollo correspondían más importaciones de capital y de bienes intermedios de los países desarrollados, lo que redundaba en más puestos de trabajo en los países más avanzados. En segundo lugar, consideraba que el informe había descuidado la cuestión de las pautas de las inversión extranjera directa (IED). La falta de capacidad de los países menos desarrollados para atraer la IED, con el consiguiente riesgo de que los pobres quedasen excluidos del cauce principal de la mundialización, así como de que desaparezcan puestos de trabajo y disminuyan los salarios reales de la mano de obra no calificada, exigía la atención de la OIT. Por último, consideraba que el análisis contenido en el informe sobre las políticas nacionales destinadas a mitigar los efectos sociales negativos de la mundialización no trataba adecuadamente el problema de la vulnerabilidad de los países pobres ante las crisis económicas internacionales.
57. El representante del Gobierno de la India dijo que compartía las felicitaciones que otros oradores habían presentado a la Oficina por el excelente informe El empleo en el mundo 1996/97. En particular, suscribió las ideas que en éste figuraban acerca de las virtudes del pleno empleo, productivo y libremente escogido y los inconvenientes que entrañaba el desempleo. Refiriéndose a las deficiencias del informe, indicó que en muchos países en desarrollo el derecho al trabajo no estaba inscrito en la Constitución ni en el ordenamiento jurídico y que las retrógradas estructuras rurales coartaban gravemente el mejoramiento de la productividad agrícola y de las condiciones de vida de los sectores desfavorecidos de la población. Opinó, asimismo, que no se podía examinar el empleo sin tener en cuenta la cuestión del salario mínimo, y que había que considerar el pleno empleo también desde una perspectiva sociológica. No estaba de acuerdo con el análisis optimista que se hacía en el informe del pleno empleo y no estaba convencido de que las soluciones propuestas pudiesen dar resultados satisfactorios concretos. En particular, dijo, las soluciones propuestas dejaban sin resolver un buen número de problemas de muchos países en desarrollo. Propuso que la OIT emprendiese estudios con el fin de: promover una correlación más estrecha entre la inversión extranjera directa (IED) y las economías nacionales; contribuir a establecer vínculos de cooperación entre la IED, los trabajadores, las comunidades locales y las autoridades; adoptar estrategias múltiples con miras a potenciar la capacidad de los mandantes para formular y poner en práctica programas globales de promoción del empleo y una estrategia de erradicación de la pobreza. Consideraba que, con tal fin, la OIT tenía que dar mayor importancia a los procesos, en lugar de los resultados, al fortalecimiento de la capacidad de acción de los grupos y comunidades locales, más que a la gestión de los recursos, y al desarrollo institucional, más que a la formulación de objetivos.
58. El representante del Gobierno de los Estados Unidos señaló que en su país el centro de creación de puestos de trabajo era el mercado. Consideraba satisfactorio que en el informe se reconociera la función desempeñada por la competencia y se felicitó de las opiniones positivas que se formulaban en éste acerca de la mundialización y de la competencia a nivel internacional. Refiriéndose a estadísticas laborales recientemente publicadas en los Estados Unidos, indicó que la desreglamentación, el progreso tecnológico, la intensificación del comercio y la reestructuración habían dado por resultado una menor tasa de inflación, una mayor capacidad competitiva y una mayor eficiencia de las empresas en su país. Por lo que se refiere a la desigualdad de los salarios, citó las conclusiones de un coloquio celebrado hace poco en Nueva York, en las que se subrayaba la importancia de la evolución tecnológica como el factor determinante de los cambios registrados en el nivel de ingresos y se consideraba que factores tales como la liberalización del comercio, las tendencias demográficas, la disminución del valor real del salario mínimo, la reducción del número de afiliados en los sindicatos y el aumento de la inmigración eran menos importantes. Con respecto a la tasa de desempleo que no acelera la inflación (TDNAI), propuso que se avanzara en el debate y se estudiaran cuestiones como la del número de personas ocupadas en empleos mal remunerados que podían capacitarse para ocupar puestos de trabajo con salarios más elevados. Para terminar, hizo hincapié en la función que desempeñaba la competencia y dijo que deseaba que la OIT siguiera llevando a cabo este trabajo.
59. El Sr. Mansfield (miembro trabajador) recordó que cuando la OIT decidió ocuparse del problema del aumento de desempleo como cuestión prioritaria, el nivel mundial de desempleo era mucho menor. La evolución de la situación hacía urgente que la OIT prosiguiera sus actividades al respecto promoviendo el debate sobre las políticas que pueden aportar soluciones a los problemas del desempleo; el Grupo de los Trabajadores estaba decididamente a favor de que el informe siguiera publicándose cada dos años como iniciativa de la OIT. En lo que atañe al pleno empleo, dijo que los trabajadores rechazaban la idea de que el pleno empleo era un objetivo inalcanzable y que consideraban que un valor TDNAI de entre 6 y 8 por ciento era aceptable, tanto desde el punto de vista moral como político. Análogamente, los criterios económicos establecidos para crear la unión monetaria europea eran también un ejemplo de la forma en que los responsables políticos habían fijado las prioridades descuidando los efectos que éstas podían tener en el empleo y en las condiciones sociales en general. El Grupo de los Trabajadores suscribía la idea contenida en el informe de que todavía quedaba margen para modificar en cierta medida las políticas tributarias y monetarias a fin de que sean menos rigurosas para favorecer así un mayor crecimiento y la creación de más puestos de trabajo. Citó los comentarios de un industrial y político alemán publicados en el periódico The Times el 14 de marzo de 1997 e hizo hincapié en la idea de que para reducir el desempleo y alcanzar un nivel adecuado de crecimiento era indispensable aplicar una política de expansión macroeconómica. En lo relativo a la liberalización del comercio y la mundialización de la economía, el Grupo de los Trabajadores instó a la OIT a prestar una detenida atención a algunas de las condiciones a que han de hacer frente los trabajadores como consecuencia de la mundialización. Refiriéndose a la intervención del Sr. Smadja, del Forum Económico Mundial, en el Foro empresarial organizado por la OIT en 1996, en la que se admitía que la mundialización acarreaba graves consecuencias en términos de costos sociales, recalcó que la OIT tenía por delante la tarea de canalizar el potencial productivo de la mundialización a fin de lograr el pleno empleo y la justicia social. El Grupo de los Trabajadores quisiera encontrar en la próxima edición del informe datos estadísticos más abundantes y un tratamiento más detenido de medidas que hayan dado resultados satisfactorios en algunos países. No estaban de acuerdo en que el tema central del próximo informe fuese la formación profesional. Dando respuesta a los comentarios del Vicepresidente empleador, insistió en que la aplicación escalonada de las reformas económicas debía llevarse a cabo de tal manera que fuese socialmente aceptable y que la incidencia del déficit presupuestario de los Estados Unidos en el crecimiento económico de ese país mostraba que el equilibrio presupuestario no era una necesidad absoluta. Propuso que en el próximo informe se prestara una atención especial a los objetivos de creación de empleo y los programas de ajuste estructural, así como a las políticas macroeconómicas de fomento del mercado de trabajo y al examen de las repercusiones de los mercados financieros internacionales en el empleo. Por último, dijo que el Grupo de los Trabajadores apoyaba la celebración de una reunión tripartita de alto nivel en la que participaran ministros del sector financiero para debatir sobre estrategias para luchar contra el desempleo.
60. El Sr. Funes de Rioja (miembro empleador) convino con lo expresado por el representante gubernamental de Francia en el sentido de que en el informe había algunas ideas preconcebidas, por ejemplo aquella según la cual el trabajo a tiempo parcial se consideraba como una forma atípica o precaria de empleo. Dijo también que el Grupo de los Empleadores no estaba de acuerdo con la idea de que la reglamentación del mercado laboral no tenía incidencia en el aumento de los costos laborales o que la hiperinflación era el factor que con más rapidez hacía perder el poder adquisitivo de las remuneraciones de los trabajadores en países como el suyo.
61. El representante del Gobierno de Finlandia, citando al informe, dijo que la mundialización entrañaba indirectamente trastornos sociales. Por lo tanto, la transición hacia relaciones mundiales más abiertas tenía que seguir cauces que permitiesen mitigar estos efectos sociales negativos. Si bien era cierto que la principal causa de los problemas del empleo era el crecimiento excesivamente lento, las decisiones macroeconómicas sólo daban resultados poco significativos. Una parte importante del próximo informe debía dedicarse a estudios de experiencias de creación de empleo en el nivel de microempresas; había que desplegar esfuerzos orientados concretamente a determinar las características comunes de los nuevos puestos de trabajo.
62. El representante gubernamental del Japón dijo que el pilar de la política laboral japonesa era una combinación de una baja tasa de desempleo y de una muy reducida dispersión de las tasas salariales. Al respecto, le parecía que el informe era algo superficial y que contenía varias ideas cuestionables. Refiriéndose a la sección sobre la rigidez del mercado laboral, hizo notar que era un hecho ampliamente reconocido que la rigidez del mercado de trabajo no era la única o la principal causa del desempleo, y que lo que contaba en realidad era determinar en qué medida los factores relativos al mercado de trabajo incidían en el desempleo. Había que analizar el grado de influencia de estos factores desde un punto de vista de política macroeconómica. Respecto a las políticas del mercado de trabajo, el informe había subestimado su importancia y sustentado sus conclusiones sobre la eficacia de estas políticas en pocas pruebas concretas. La OIT debía iniciar estudios sobre lo que otros organismos estaban haciendo en el ámbito del empleo y presentar los resultados de tales estudios a la próxima reunión de la Comisión.
63. El representante del Gobierno de Malasia deseaba saber qué medidas había tomado la OIT para difundir las conclusiones del informe entre los Estados Miembros y cómo se estaban traduciendo tales conclusiones en programas y actividades encaminados a resolver el problema de la generación de empleo. Consideraba que varios equipos multidisciplinarios estaban en condiciones de desempeñar un papel significativo a este respecto.
64. La representante del Gobierno de Hungría, refiriéndose al capítulo sobre las economías en transición, dijo que no estaba de acuerdo con la propuesta del informe en el sentido de poner en tela de juicio el rigor de la política de estabilización y señaló que sería arriesgado, cuando no desastroso, perder el equilibrio alcanzado justo en el momento en que comenzaran a darse los primeros resultados de dicha política. Dijo que acogería favorablemente todos los consejos y propuestas que también tomasen en consideración soluciones socialmente aceptables. Con respecto a las instituciones del mercado laboral, no estaba de acuerdo con la idea de que la carencia de tales instituciones al comienzo del proceso de transición fuese una causa del aumento del desempleo. Por otra parte, dijo que el comentario contenido en el informe acerca del problema del sistema de prestaciones de desempleo húngaro había perdido actualidad. Tampoco aprobaba la idea de los subsidios de empleo transitorios: en algunos países se habían aplicado variantes de tales políticas a título de protección temporal contra el desempleo manifiesto. Sin embargo, los resultados alcanzados no eran convincentes, por lo que aún parecía más benéfico a largo plazo optar en un comienzo por políticas realistas. No obstante, transcurrido un cierto tiempo, una vez que las reformas hubiesen adquirido una dinámica suficiente, era posible aplicar eficazmente este tipo de políticas en algunas regiones y bajo determinadas circunstancias.
65. El Sr. Varela (miembro empleador), refiriéndose a la siguiente edición de El empleo en el mundo, propuso que se presente un borrador del mismo a la Comisión y que éste sea discutido por el Consejo de Administración antes de la publicación del informe.
66. El Sr. Falbr (miembro trabajador) respondió a las observaciones del Vicepresidente empleador sobre la rapidez de la transición. A pesar de haberse encontrado en condiciones favorables al iniciar su propio proceso de transición, la República Checa no había conseguido resultados satisfactorios. Tras la mutilada privatización masiva, en el país reinaban la frustración de la sociedad y la incertidumbre en cuanto al futuro de las empresas privatizadas, en circunstancias en que se estaban reduciendo drásticamente las inversiones extranjeras directas, aumentaba el número de quiebras y se incrementaba el gran déficit presupuestario, lo que hacía temer que en Hungría se produjese una crisis financiera similar a la de México. La precipitación y la aplicación de criterios absolutamente liberales a la transición entrañaban más riesgos que resultados positivos.
67. Para el representante del Gobierno de China, el informe era un excelente documento de consulta que contenía valiosas informaciones, propuestas y puntos de vista constructivos. El Gobierno de China estaba convencido de la función que el empleo desempeña para el mantenimiento de la estabilidad y la seguridad social y atribuía una gran importancia al pleno empleo. En particular, estaba desplegando múltiples esfuerzos en el marco del proyecto de reinserción laboral, por el que se capacitaba a los trabajadores para ocupar nuevos puestos de trabajo. Por lo tanto, le parecía acertado que la formación profesional fuese el tema central del próximo informe.
68. El Vicepresidente empleador, respondiendo al representante gubernamental de Francia y a otros oradores acerca del optimismo en cuanto al objetivo del pleno empleo, se refirió a un documento de síntesis preparado por la OCDE. Dijo que él no era pesimista y que consideraba que existía una estrategia para lograr resultados en la materia, pero que era inevitable que se planteasen grandes dificultades políticas. Con relación al déficit presupuestario de los Estados Unidos, éste nunca había alcanzado un nivel excesivamente elevado en proporción del PIB, pero no por ello dejaba de ser motivo de gran preocupación política. En los Estados Unidos existía mucha inquietud por el hecho de que el déficit presupuestario estaba inhibiendo el ahorro y la inversión privada, lo que iba a tener consecuencias a largo plazo para el empleo productivo. En lo relativo a las políticas macroeconómicas, reconoció que éstas eran necesarias como parte integrante de un conjunto equilibrado de medidas de reforma, pero insistió en que lo que se necesitaba era una política macroeconómica que apuntase a eliminar los desequilibrios presupuestarios y lograr la estabilidad. Con respecto a la cuestión de la TDNAI, señaló que la tasa del 8 por ciento registrada en Europa correspondía al nivel del desempleo estructural en el continente, y que la TDNAI de los Estados Unidos se situaba entre el 5 y el 6 por ciento. Con respecto a la UEM, recordó que se trataba de un paso más hacia la integración Europea, proceso que había sido un factor de gran dinamismo para la economía mundial. La desunión de Europa no convenía a los trabajadores, como tampoco que sus respectivos países aplicasen políticas proteccionistas. Dando respuesta al Sr. Mansfield, aseguró que sus inquietudes con respecto al informe no obedecían a lo que otras instituciones podían opinar acerca del mismo, sino a que las conclusiones y las estrategias propuestas no eran coherentes con los hechos y las estadísticas, inclusive los datos presentados en el informe. En su opinión, los próximos informes debían centrarse en la presentación de más datos y análisis. Además, negó que preconizara la aplicación de reformas brutales pero advirtió que tampoco había que escalonar excesivamente las mismas, pues ello redundaría en mayores dificultades para algunos y favorecería a los grupos privilegiados. Propuso que en el próximo informe se abordase el tema de las repercusiones de la transformación tecnológica en la demanda de mano de obra bien calificada y formada. En particular, había que tratar las nuevas modalidades de trabajo y examinar detenidamente los efectos de la aceleración de los cambios tecnológicos, puesto que a este fenómeno se había atribuido la dispersión salarial y el desempleo. La formación profesional debía considerarse en este contexto. Estaba de acuerdo con lo indicado en el informe acerca de los resultados poco convincentes de las políticas de estímulo al mercado de trabajo, entre las que figuraba en lugar destacado la formación, pero observó que en un informe reciente de la OCDE se afirmaba que era posible mejorar su eficacia. Se necesitaba un análisis más profundo de estos temas, y la OIT era la Organización más calificada para realizarlo.
69. El Vicepresidente trabajador respondió a la propuesta hecha por el Sr. Varela en relación al próximo informe. Le parecía evidente que la preparación del informe era una responsabilidad que incumbía a la OIT. Celebrar consultas previas iba a entrañar una pérdida de tiempo y el riesgo de que se perdiese la orientación central del informe.
70. El jefe del Grupo Interdepartamental de Análisis e Informes (Sr. Lee) hizo notar la abundancia y la calidad de las intervenciones sobre el informe, y dijo que le complacía tomar nota de que el debate proseguía y que se habían ampliado los ámbitos de acuerdo. Algunas propuestas concretas sobre temas para el informe próximo revestían un gran interés. En particular, había tomado nota de la cuestión relativa al costo social de la adaptación al proceso de mundialización y a la evolución tecnológica, materias con facetas comunes planteadas por grupos de trabajadores de algunos de los países más pobres que tratan de ajustarse a la economía mundial. Refiriéndose a las cuestiones de la creación de empleo y el ajuste estructural en el marco de las reformas económicas, al ritmo de las mismas y a la función que determinados instrumentos pueden desempeñar para combinar la equidad, las redes de seguridad y la justicia social con el proceso de mundialización, reconoció los riesgos que planteaban las iniciativas encaminadas a controlar el ritmo de las reformas, los problemas inherentes a la compatibilidad de los incentivos y el peligro que suponían los intereses proteccionistas. Se planteaban problemas similares con respecto a algunos mecanismos que se ocupaban de los aspectos sociales de la mundialización. Todavía quedaban muchas experiencias y estudios por realizar con miras a optimizar dichos mecanismos, por lo que le parecía que la idea de recopilar las experiencias exitosas era excelente. También era interesante la idea de examinar las políticas activas del mercado de trabajo, ampliando la base estadística del informe, y la creación de empleo en el nivel microeconómico. Eran muy útiles las tres propuestas concretas hechas durante el debate: superar el concepto de TDNAI y examinar en su totalidad la cuestión de perfeccionamiento de las competencias de los trabajadores menos calificados, a fin de permitirles ocupar puestos de trabajo de mayor productividad; difundir el informe en los países en desarrollo, y seguir desarrollando el concepto de pleno empleo.
71. El Sr. Taqi observó que, debido a limitaciones de tiempo, no se había examinado el segundo punto del orden del día, es decir, el informe preliminar acerca de los resúmenes de las evaluaciones de la política de empleo en el plano nacional realizadas por el Grupo de Trabajo del CAC. Dijo que, sin embargo, ello no era grave, puesto que el proceso de preparación del documento con todas las evaluaciones del CAC seguía en curso, y que se esperaba que dicho documento fuese examinado por el CAC en abril de 1997. En la próxima reunión de la Comisión, la Oficina podría presentar no sólo el informe con todos los resúmenes de las evaluaciones, que incluiría un detalle más pormenorizado de los países analizados, sino además un documento con la evaluación por el CAC del informe y con otras conclusiones a que éste pudiera llegar. La Comisión abordaría el examen de la materia en noviembre.
Ginebra, 25 de marzo de 1997.
(Firmado) R. Sarmiento,
Presidenta.