GB.271/6 |
SEXTO PUNTO DEL ORDEN DEL DIA
Informe y Conclusiones de la
duodécima Reunión
Regional Asiática
(Bangkok, 9-11 de diciembre de
1997)
Introducción
1. La duodécima Reunión Regional Asiática de la OIT se celebró en Bangkok, Tailandia, del 9 al 11 de diciembre de 1997.
2. Asistieron a la Reunión 212 delegados y consejeros de 36 países. Entre éstos figuraban 118 representantes gubernamentales, en particular 25 ministros, 36 representantes de los empleadores y 58 representantes de los trabajadores. También participaron en la Reunión representantes de 11 organizaciones intergubernamentales y de nueve organizaciones internacionales no gubernamentales, así como un movimiento de liberación.
3. De conformidad con la decisión adoptada por el Consejo de Administración en su 264.ª reunión (noviembre de 1995), la reunión tenía un solo punto del orden del día relacionado con las actividades de la OIT en la región(1) .
4. La Conferencia eligió unánimemente como Presidente al Sr. Veerendra Kumar, Ministro del Trabajo de la India, y como Vicepresidentes a los Sres. Saleh Al-Khassawneh (delegado gubernamental, Jordania), Bryan Noakes (Empleador, Australia) y Sukesada Ito (Trabajador, Japón). Antes de la apertura de la discusión en sesión plenaria, pronunciaron discursos el Secretario General y el Sr. Veerendra Kumar. El Secretario General Adjunto respondió a las discusiones en sesión plenaria al cierre de la Reunión.
5. En su declaración de apertura, el Secretario General señaló que era indispensable que la Organización dirigiera los programas y actividades en la región que se establecieran durante la Reunión. Si bien el período precedente durante el cual se registraron tasas de crecimiento económico excepcionalmente elevadas había ido acompañado de una disminución de la pobreza, de un fuerte crecimiento del empleo y de salarios reales cada vez más elevados, el desencadenamiento repentino de una crisis económica, si no se refrenaba con prontitud, podía tener una fuerte repercusión negativa en el empleo y el bienestar de los trabajadores. Las consecuencias sociales de un fuerte aumento del desempleo podían ser catastróficas debido a la falta de solidez de los sistemas de protección social de muchos países de Asia. Por consiguiente, sería aconsejable examinar la manera en que las políticas sociales y laborales podrían contribuir a solventar esos problemas sin menoscabar el actual combate contra el trabajo forzoso y el trabajo infantil. El pleno respeto de la libertad sindical y del derecho de negociación colectiva constituía un baluarte importante contra un aumento excesivo de las desigualdades y un deterioro de las normas del trabajo, lo cual hacía necesaria la existencia de un fuerte movimiento sindical plenamente facultado para defender los intereses de los trabajadores por medio de la negociación colectiva. Los acontecimientos que estaban produciéndose en Asia y en otras regiones ponían de relieve la importancia que tenía para la OIT revisar su actividad normativa y adaptarla al nuevo contexto de mundialización de la economía. La campaña a favor de la ratificación de las normas del trabajo básicas de la OIT había cosechado hasta la fecha considerables éxitos. No obstante, se había planteado la cuestión de los medios en virtud de los cuales podrían respetarse esos derechos básicos hasta que se hubiera logrado íntegramente la ratificación universal de los correspondientes convenios. Uno de los medios podría ser la adopción de una Declaración solemne sobre los principios y derechos fundamentales y su seguimiento apropiado. En su 270.ª reunión (noviembre de 1997), el Consejo de Administración había decidido incluir en el orden del día de la 86.ª reunión (1998) de la Conferencia Internacional del Trabajo un punto adicional referente a la consideración de una eventual Declaración de principios relativa a los derechos fundamentales, de la OIT, y a su seguimiento apropiado, y había expresado su amplio apoyo a la idea de proseguir activamente un proceso de consulta sobre una posible Declaración solemne. El Secretario General puso de relieve que la Oficina estaba dispuesta a asegurar que en el proceso de consulta se tuvieran en cuenta las opiniones de los mandantes de la OIT de las diferentes regiones y grupos. Por último, se refirió a la gran importancia que concedía la región al suministro de cooperación técnica: la Oficina estaba dispuesta a intensificar sus actividades dentro del marco de la Política de Asociación Activa, con el fin de proporcionar rápidamente asesoramiento y asistencia de alta calidad, y había reforzado sus servicios por medio de los equipos multidisciplinarios. La Reunión Regional Asiática sería de gran importancia para asegurar la pertinencia y utilidad constantes de la acción de la OIT en un mundo en proceso de cambio.
6. Al asumir la presidencia, el Sr. Veerendra Kumar hizo especial referencia a la informática, la liberalización del comercio, la privatización y la liberalización de los mercados a nivel mundial, que han provocado cambios apreciables en la naturaleza y la organización del trabajo, los procedimientos laborales y el medio ambiente de trabajo. La ansiedad y la preocupación se generalizaron como consecuencia del elevado desempleo, de la deuda y de la marginación progresiva de los pobres a causa de la disminución de los salarios reales. Hubo un crecimiento sin empleo y desarraigado. La desigualdad creciente en lo que se refería a la distribución de los ingresos y de la riqueza había entrado a formar parte del proceso de mundialización. Las negociaciones comerciales recientemente concluidas habían facilitado el flujo de capital, de tecnología y de inversiones extranjeras directas, pero no habían contribuido a la libre circulación de trabajadores. El tratamiento de los trabajadores migrantes debía coordinarse y examinarse de manera apropiada con un enfoque humano. A raíz de los cambios que se estaban produciendo en el mundo del trabajo, el Estado y el mercado deberían tratar conjuntamente de promover un ambiente de paz y de armonía industriales favorable para el desarrollo caracterizado por la creación de riqueza de manera más rápida y en condiciones pacíficas y por su distribución equitativa entre todos los sectores de la sociedad. La participación de los trabajadores en la gestión, desde los trabajadores a nivel de taller hasta el personal directivo, las opciones de compra de acciones, la participación en los beneficios y la rentabilidad, la solución de conflictos de manera más rápida y acertada, la prevención y el arreglo de conflictos laborales y el fortalecimiento del proceso de aplicación de las leyes laborales por medio de la reorientación del procedimiento de aplicación de la legislación del trabajo y de la concientización sobre ese procedimiento deberían ser algunas de las características generales de esta iniciativa conjunta del Estado y del mercado con vistas a configurar de manera diferente la política de las relaciones laborales. Además, los países deberían conceder mayor importancia al desarrollo de aptitudes y al perfeccionamiento de los trabajadores en gran parte no calificados o semicalificados con el fin de favorecer su ingreso en el mercado y su absorción por éste. Los países tenían asimismo que reflexionar sobre las dificultades y apuros a que se veían enfrentados los trabajadores cuyos puestos habían sido suprimidos, y respecto de las repercusiones del trabajo en régimen de subcontratación, del empleo temporal y del empleo en el sector no estructurado. En la reunión debería reflexionarse sobre el actual entorno social, económico y cultural de la región y respecto de la necesidad de elaborar políticas, programas y estrategias compatibles con esa situación. Era evidente que, pese a la creación de la Organización Mundial del Comercio, la política comercial neoproteccionista que estaba surgiendo en varias partes del mundo amenazaba ahora con reducir las ventajas comparativas resultantes del bajo costo de la mano de obra. La OIT debería promover normas del trabajo que estuvieran en consonancia con su Constitución y considerarlas como parámetros del desarrollo, reconociendo plenamente las dificultades inherentes a su aplicación y ejecución en los países en desarrollo.
Discusión del Informe del Director General
7. El Sr. Suzuki, haciendo uso de la palabra en nombre del Grupo de los Empleadores, afirmó que muchos países de Asia se enfrentaban ahora a una crisis financiera que había tenido como resultado una disminución del crecimiento económico, un aumento del desempleo y del subempleo y un déficit fiscal más elevado. Los países de la región deberían esforzarse por convertirse en «países de excelencia», lo cual hacía necesario encontrar un equilibrio óptimo entre las políticas económicas relacionadas con el crecimiento económico, la creación de empleo y la estabilidad de los precios y de la balanza de pagos. Además, era necesario disponer de políticas de seguridad social, educación y formación apropiadas. La condición de «país de excelencia» exigía una actitud transparente en cuanto a la formulación de políticas y la participación activa de las organizaciones de empleadores y de trabajadores. Las prácticas eficaces en el lugar de trabajo fundamentadas en los valores esenciales de confianza, armonía y cooperación tenían importancia.
8. El Sr. Ito, hablando en nombre del Grupo de los Trabajadores, subrayó la necesidad de invertir en recursos humanos en la era de mundialización de la economía. Si se quería evitar la exclusión social debería impartirse a los trabajadores una educación y formación adaptadas a los niveles de desarrollo económico y técnico de sus países. Si bien el perfeccionamiento de los recursos humanos demoraba tiempo y era costoso, resultaba esencial a largo plazo si quería eliminarse la pobreza. El orador señaló la renuencia de los países a ratificar los convenios pertinentes sobre seguridad y salud y la escasa toma de conciencia por parte de los trabajadores de esos asuntos. El establecimiento de comités de seguridad y la salud en las empresas podría promover una toma de conciencia de la necesidad de adoptar medidas para promover la seguridad y la salud en el trabajo. En cuanto a los convenios fundamentales de la OIT, señaló que algunos dirigentes asiáticos opinaban que los convenios internacionales tenían sus orígenes en la cultura occidental, pero instó a que se observaran en todas partes las normas básicas de la OIT. Pidió a los mandantes de la OIT que promovieran su ratificación para garantizar los derechos humanos básicos, eliminar la discriminación y fomentar una distribución equitativa de las ventajas resultantes del desarrollo económico.
9. A continuación se incluye un resumen de los puntos esenciales planteados durante la discusión en sesión plenaria y el posterior intercambio de opiniones sobre los puntos que requieren discusión que figuran en el Informe del Director General. El anexo contiene las Conclusiones adoptadas por la Reunión.
Los acontecimientos económicos recientes y el empleo
10. Algunos gobiernos facilitaron información sobre los logros económicos, sociales, legislativos e institucionales de sus países, pusieron de relieve los progresos efectuados a lo largo de los años y señalaron la persistencia de ciertos problemas. Varios gobiernos y representantes de los empleadores y de los trabajadores expresaron el temor de que las crisis de los mercados monetarios y bursátiles experimentadas por la mayoría de los países de Asia sudoriental y oriental provocaran un aumento del desempleo y de la pobreza, pusieran a prueba sus insuficientes sistemas de protección social y pusieran en tela de juicio la tendencia reciente hacia la liberalización de los flujos comerciales y financieros. Ahora bien, existía la convicción muy difundida de que, siempre que se adoptaran las medidas necesarias para facilitar el ajuste a las nuevas condiciones, Asia seguiría disfrutando de tasas de crecimiento económico elevadas.
11. Si bien la región había logrado con éxito traducir el crecimiento económico en empleo, muchos oradores expresaron su temor de que las ventajas del crecimiento económico no se hubieran distribuido equitativamente. El fomento del empleo seguía siendo una cuestión sumamente prioritaria. Debería prestarse particular atención a las zonas rurales y algunos participantes hicieron hincapié en el desarrollo rural con gran densidad de mano de obra como forma de permitir a las poblaciones rurales participar en el proceso de desarrollo económico a nivel local.
12. Se indicó que la estructura del empleo estaba experimentando enormes cambios. El redimensionamiento del sector público principalmente en los países en proceso de transición económica había puesto de relieve la importancia del sector no estatal y del sector no estructurado para la creación de empleo. Los delegados de los empleadores destacaron el papel del sector privado en el fomento del empleo e instaron a que se fomentara la participación de las organizaciones de empleadores en ese proceso.
13. Las oportunidades de empleo para los trabajadores incapacitados podrían promoverse por medio de exenciones fiscales, de la introducción de cambios apropiados en el lugar de trabajo y de otras medidas de asistencia. El éxito de esas medidas en cuanto a la obtención de empleo para las personas incapacitadas constituía un ejemplo de cómo la prestación de una asistencia adecuada con miras a la formulación de políticas podría promover el empleo de los grupos desfavorecidos en general.
14. Algunos oradores expresaron su preocupación por el hecho de que las inversiones extranjeras en países de la región no conducían necesariamente a un aumento de las posibilidades de empleo, en especial cuando se trataba de actividades de alto coeficiente de tecnología avanzada.
15. Muchos delegados concedieron importancia a la necesidad de promover la cooperación multilateral regional sobre cuestiones de empleo, dada la interdependencia de los mercados laborales de los diferentes países de la región. Se puso de relieve el papel de la OIT en cuanto al fomento de esa colaboración. El intercambio de experiencias con respecto a la creación de empleo ayudaría a los países a sacar conclusiones y a resolver los problemas a que se veían enfrentados.
16. Algunos oradores temían que, debido al impacto de la mundialización en el comercio internacional y en las relaciones de trabajo, los países industrializados aumentarían su ventaja sobre los países en desarrollo. Se tenía también la impresión de que, en ausencia de normas, la mundialización provocaría un deterioro de los derechos de los trabajadores y de las condiciones laborales. Por esta razón, varios delegados pidieron la reglamentación del mercado de trabajo por medio de la observancia de las normas internacionales del trabajo, con el fin de poder mitigar los efectos adversos de la mundialización en los derechos de los trabajadores, de promover y mantener la justicia social y de vincular el desarrollo económico al progreso social. En cambio, otros subrayaron la necesidad de aumentar la desreglamentación y de proporcionar un mayor apoyo a las incitativas privadas, con el fin de poder promover y mantener el empleo y de poner freno a la desaceleración de la actividad comercial resultante de la actual crisis financiera.
17. Se propuso una formación y readiestramiento sistemáticos a nivel de empresa financiados con fondos para el desarrollo de aptitudes como forma de hacer frente a la inseguridad en el empleo resultante de la mundialización y la liberalización. El aumento de los esfuerzos de sindicación de los trabajadores constituiría un medio de protección adicional frente a la desreglamentación.
18. Varios oradores compararon el libre flujo de bienes y servicios con las restricciones continuas ejercidas sobre la circulación de trabajadores a nivel internacional y pidieron un enfoque más liberal en lo que respectaba a las migraciones.
La pobreza
19. Muchos oradores pusieron de relieve la magnitud de la pobreza en la región y la necesidad de distinguir entre los problemas relacionados con la pobreza urbana y la pobreza rural. Los programas de reforma estructural, si bien tuvieron como resultado un crecimiento macroeconómico más elevado, habían agravado los problemas de pobreza y de desempleo, y habían provocado mayores sufrimientos a la población pobre y desempleada.
20. Los delegados señalaron que el crecimiento económico no había permitido eliminar la pobreza y que era preciso adoptar medidas normativas de manera directa con el fin de favorecer a los grupos empobrecidos. Algunos oradores se refirieron a la necesidad de encontrar un equilibrio adecuado entre las consideraciones de crecimiento y de equidad con el fin de garantizar que las ventajas derivadas del crecimiento económico pudieran contribuir a la mitigación de la pobreza. Los oradores indicaron que la actual crisis económica y financiera tenía repercusiones negativas en el empleo y la pobreza, pero también creaba oportunidades para la formulación de políticas sociales y económicas innovadoras que pudieran permitir a más largo plazo un desarrollo sostenido y equitativo.
21. Los oradores sugirieron una serie de iniciativas en materia de políticas para mitigar la pobreza, en particular una mejor planificación económica y un aumento de las inversiones con miras al aprovechamiento de los recursos humanos tanto a escala nacional como a nivel de las empresas. Se consideró que para resolver el problema de la pobreza era importante proceder a una mayor cooperación entre los gobiernos y los copartícipes sociales, respetar las normas internacionales del trabajo y aumentar la competitividad. También se hizo hincapié en el fomento del empleo por medio de la creación de un entorno favorable para las inversiones. Muchos delegados subrayaron la necesidad de generar un crecimiento económico y empleos productivos como principal estrategia para combatir la pobreza y señalaron que los objetivos de crecimiento hacían necesario contar con la asistencia de los tres interlocutores.
22. Las actividades de cooperación técnica de la OIT en la región encaminadas a mitigar la pobreza, a mejorar los medios de vida y a promover el empleo fueron sumamente apreciadas, pero los delegados insistieron en la necesidad de proporcionar más asistencia. Muchos oradores instaron a la OIT a convertir la mitigación de la pobreza en el principal foco de sus actividades en Asia y el Pacífico, y a contribuir con su ayuda al fomento de una mayor cooperación entre los países de la región con el fin de promover el empleo y de eliminar la pobreza.
El aprovechamiento de los recursos humanos
23. Muchos oradores pusieron de relieve la necesidad de conceder mayor importancia a las inversiones con miras al aprovechamiento de los recursos humanos, objetivo que se consideraba como una de las políticas más importantes para el crecimiento de la región, en particular en las condiciones económicas actuales. Se propuso que la reunión recomendase una integración más estrecha de las políticas sociales y económicas.
24. Se dieron garantías de un compromiso general respecto del mantenimiento del suministro público de educación y formación, si bien se sugirió que esos sistemas tenían que mejorar tanto en lo que se refería a su calidad como a su pertinencia para satisfacer las necesidades del mercado de trabajo. También se expresó la opinión de que a largo plazo era más ventajoso para los países impartir formación a sus nacionales que recurrir a la contratación de trabajadores calificados extranjeros. El acceso universal a la enseñanza primaria se consideraba importante por derecho propio y, en particular, como el fundamento de la formación superior. No obstante, se reconoció que en muchos países todavía no se había alcanzado ese objetivo. Además, se consideró que debería concederse suma prioridad a las políticas de perfeccionamiento de los recursos humanos destinadas a satisfacer las necesidades de los grupos más vulnerables, que eran los que probablemente se verían más afectados por la recesión económica de la región. La igualdad de acceso para las mujeres a las posibilidades de educación y de formación se consideró particularmente importante.
25. Varios delegados expresaron su preocupación por la posible repercusión negativa de la mundialización. Se sugirió que se elaborasen políticas de aprovechamiento de los recursos humanos para contrarrestar esos efectos, así como los causados por las nuevas tecnologías, dado que los trabajadores no calificados se veían más afectados por esos factores. Muchos participantes subrayaron también la necesidad de conceder mayor prioridad a la formación de los trabajadores. Se consideró que la adquisición de calificaciones permitiría a los trabajadores elegir empleo con más independencia y, al mismo tiempo, haría posible disponer de cierta protección en mercados de trabajo restringidos: la competencia entre los países debería fundarse en las aptitudes de los trabajadores calificados de esos países más que en los niveles salariales. La importancia de la participación de las organizaciones de trabajadores y de empleadores en el desarrollo de las políticas y programas nacionales de perfeccionamiento de los recursos humanos se consideraba particularmente necesaria para ajustar lo más posible la formación a las exigencias del mercado de trabajo. Se subrayó además que la participación de los interlocutores sociales era esencial si querían promoverse las ventajas competitivas de los países Miembros. Se señaló a la atención el papel importante que desempeñaban los empleadores como principal fuente de formación continua para los trabajadores. El delegado de los trabajadores de Singapur resumió una iniciativa interesante del Congreso Nacional de Sindicatos de Singapur, apoyada por el Gobierno, encaminada a establecer su Programa de Readiestramiento Profesional. Un aspecto principal del programa era impartir formación a los trabajadores más vulnerables, tales como los de edad avanzada, los poco calificados y los que estuvieran o pudieran quedarse sin empleo. Algunos oradores, en particular los procedentes de los países en proceso de transición, pusieron de relieve las dificultades a que se enfrentaban al reformar sus sistemas de formación para solventar el problema del exceso de trabajadores al mismo tiempo que trataban de satisfacer la necesidad que sentían las nuevas industrias de tecnología avanzada de disponer de trabajadores calificados. La capacitación se consideró particularmente importante debido a la disminución por etapas de las empresas estatales en varios países. Un tema común fue la necesidad de disponer de una fuerza de trabajo sumamente flexible y adaptable para atender los desafíos resultantes de las nuevas tecnologías y del aumento de la competencia como consecuencia de los efectos de la mundialización. La necesidad de establecer un vínculo más estrecho entre los sistemas de educación y de formación y las exigencias del lugar de trabajo constituyeron la idea principal expuesta en muchas de las presentaciones de los diferentes países sobre el aprovechamiento de los recursos humanos.
26. Muchos participantes comunicaron que los países se vieron limitados en sus esfuerzos por aumentar la productividad y promover el crecimiento económico debido a su falta de infraestructura y de servicios para el aprovechamiento de los recursos humanos. Se sugirió que se incrementara la asistencia técnica de la OIT en las esferas relacionadas con los trabajadores, específicamente con el aprovechamiento de los recursos humanos. Se propuso como medida adicional el intercambio de recursos y de medios de formación entre los países Miembros.
Las relaciones de trabajo y el tripartismo
27. Los oradores observaron que la región seguía caracterizándose por la debilidad relativa de sus organizaciones de empleadores y de trabajadores. Muchos oradores señalaron a la atención la necesidad de fortalecer la organización y la negociación colectivas, y ello por dos razones. En primer lugar, si bien la mundialización había provocado un fuerte aumento del empleo en la región, las ventajas habían ido acompañadas de un incremento de las desigualdades y de un empleo cada vez menos seguro. En segundo lugar, la reciente recesión económica que había afectado a muchos países de la región había planteado nuevos problemas resultantes de las pérdidas de empleo y de una protección insuficiente del empleo y los ingresos. Varios oradores señalaron que para mantener el crecimiento económico en una economía a escala mundial cada vez más abierta en donde la competencia interna y externa se estaba intensificando, era preciso disponer de estabilidad social. El establecimiento de relaciones de trabajo sólidas y la existencia de organizaciones de empleadores y de trabajadores fuertes contribuían a esa estabilidad.
28. La expansión de la democracia hacía posible el establecimiento de relaciones tripartitas y su fortalecimiento: algunos oradores consideraban el tripartismo no sólo como la expresión del derecho democrático de participación en la sociedad civil, sino como una herramienta que permitía reforzar ese derecho y lograr el consenso social. El tripartismo favorecía la transparencia en el proceso de formulación de políticas: era un medio de institucionalizar la solución de los conflictos que pudieran surgir en un entorno de crecimiento más lento y de pérdida de empleos y de facilitar la comprensión y aceptación de las exigencias que se planteasen en materia de ajuste estructural. Varios oradores opinaron que el tripartismo debería ahora ocuparse de un orden del día que excediera de las cuestiones puramente laborales: se trataba de conseguir una coordinación y coherencia en materia de políticas entre los diferentes ministerios. El representante del Gobierno de Australia señaló que, dado que la política aplicada en diversos sectores tenía una repercusión en el mercado de trabajo (por ejemplo, la política macroeconómica, el entorno de las relaciones de trabajo, las calificaciones y los incentivos profesionales y comerciales), las posibilidades que tenían los sindicatos y las organizaciones de empleadores de influir en esa política dependían de la amplitud del enfoque que fueran capaces de adoptar. Era preciso fortalecer sus propios esfuerzos en materia de educación. Incumbía a los gobiernos desempeñar el papel principal en cuanto al fomento del tripartismo. La OIT podría participar en el proceso tripartito por medio de la difusión de las prácticas más eficaces, de la formulación de cuestiones de política o, de hecho, como en el caso de Tailandia, del suministro de asistencia directa para intensificar las relaciones tripartitas.
29. Se reconoció ampliamente que no podría haber tripartismo sin organizaciones de trabajadores y de empleadores fuertes. Varios oradores pusieron de relieve los obstáculos a que se enfrentaban los sindicatos, los cuales, en muchos países de la región, seguían viéndose limitados en sus actividades por obstáculos derivados de la legislación y la práctica en lo referente a la plena libertad sindical y a la organización y negociación colectivas. Algunos países habían tratado de mejorar las posibilidades de organización colectiva por medio de la introducción de enmiendas en su legislación del trabajo. En otros países, empero, la legislación y la práctica tenían tendencia a hacer cada vez más hincapié en la relación de empleo individual y en las relaciones obreropatronales directas a nivel de empresa. Los cambios generalizados en el mercado de trabajo, el redimensionamiento y la aparición de varias formas de empleo en régimen de subcontratación constituían también un obstáculo para la organización de los trabajadores.
30. Varios oradores señalaron que si los sindicatos y las organizaciones de empleadores querían seguir actuando de manera pertinente y ampliar su número de afiliados, tenían que mejorar la calidad de sus servicios y volverse más atractivos para los miembros reales y potenciales.
31. Era igualmente necesario atender nuevas exigencias, y los actores de las relaciones de trabajo tenían otras funciones que desempeñar. Los oradores recalcaron la necesidad de que los sindicatos se convirtieran en interlocutores de pleno derecho de las estrategias de desarrollo desplegadas con miras a la creación de empleos, al establecimiento de vínculos con el sector no estructurado, al fomento de las calificaciones y a la intensificación del objetivo de mejorar la competitividad de las empresas. Todo ello debía conseguirse sin olvidar las funciones más tradicionales tales como la salvaguardia de la protección de los trabajadores en esferas tales como, por ejemplo, la seguridad y la salud en el trabajo. El nivel empresarial se consideraba como el foco central de las relaciones de trabajo: los sindicatos tenían un papel que desempeñar en cuanto a la mejora de la calidad de las relaciones obreropatronales en el lugar de trabajo. El establecimiento en Asia de relaciones de trabajo a escala regional podía ser también una posibilidad. No obstante, esto haría necesario contar con una organización de empleadores a un nivel correspondiente, de la que no se disponía ahora.
La protección de los trabajadores
32. Varios oradores se refirieron a los escasos progresos realizados por los países asiáticos en materia de seguridad y salud en el trabajo. Podrían conseguirse mejoras por medio de una formación más adecuada en materia de seguridad, de una inspección más eficaz, del establecimiento en el lugar de trabajo de comités de seguridad y salud en el trabajo y de una actitud más positiva en cuanto a la ratificación de los convenios de la OIT sobre el particular. También se hizo un llamamiento a favor de un aumento de la cooperación técnica de la OIT para que los gobiernos pudieran proporcionar a los empleadores una orientación más apropiada. Dado el estrecho vínculo existente entre la seguridad en el lugar de trabajo y un entorno saludable, esas cuestiones eran de esencial importancia no sólo para los trabajadores sino también para la comunidad en su conjunto. Se subrayó que la seguridad y la salud era una esfera en la que los gobiernos, los empleadores y los trabajadores tenían un interés común; ahora bien, dado que los gobiernos y los empleadores a menudo economizaban esfuerzos en su búsqueda de ventajas económicas a corto plazo, deberían intensificarse las actividades destinadas a aumentar la toma de conciencia respecto de los beneficios resultantes de la seguridad.
33. Los esfuerzos de la OIT por eliminar el trabajo infantil fueron objeto de grandes elogios y se señaló que se apoyaba la ampliación de la cobertura del programa IPEC. Algunos oradores pusieron de relieve el estrecho vínculo existente entre la pobreza y el trabajo infantil: esa cuestión no podía abordarse sin tomar en consideración este problema más amplio, y las actividades remunerativas debían ser parte integrante del programa del IPEC. La imposibilidad de garantizar que los niños recibieran formación se consideraba, a su vez, como un factor importante de pobreza. Si bien algunos delegados gubernamentales anunciaron que sus países habían eliminado el trabajo infantil, se señaló que este problema se estaba agravando en otros. Para hacer frente a esta situación varios oradores subrayaron la necesidad de que el crecimiento económico corriera parejas con las medidas protectoras y, en particular, con los esfuerzos por eliminar las formas más intolerables de trabajo infantil. Varios delegados anunciaron que sus países habían ratificado recientemente, o estaban en vías de ratificar, el Convenio sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138).
34. El alcance y la cobertura de la protección de los trabajadores suscitaron preocupación por varios motivos: la exclusión de los trabajadores en las zonas francas industriales, la representación desproporcionada de mujeres en grupos no cubiertos por la legislación del trabajo, la aplicación insuficiente de la legislación del trabajo en ciertos países y la necesidad de desarrollar la protección social para los trabajadores del sector privado en las economías en proceso de transición. La insuficiencia de la protección social resultaba evidente como consecuencia de la amplia disminución del empleo en países que hasta hacía poco habían registrado un fuerte crecimiento del mismo. Se expresó una profunda preocupación respecto de las propuestas de que el Estado renunciase a la prestación de servicios de seguridad social: las organizaciones de trabajadores se oponían a la privatización de la seguridad social y defendían los principios de solidaridad y de responsabilidad social colectiva. La OIT tenía un importante papel que desempeñar en cuanto a la creación y fortalecimiento de sistemas de seguridad social en la región proporcionando asesoramiento respecto de su administración eficiente, de la creación de regímenes eficaces y viables desde el punto de vista financiero y de la ampliación de la cobertura a los sectores rural y no estructurado.
35. Varios oradores mencionaron las ventajas económicas resultantes de la migración internacional de trabajadores tanto para sus países de origen como para los países de destino y los trabajadores propiamente dichos. Este fenómeno había reforzado los vínculos entre los países, aun cuando seguía habiendo una falta de acuerdos formales entre éstos y cierta insatisfacción respecto del tratamiento de que eran objeto los trabajadores migrantes.
Las normas internacionales del trabajo
36. Varios oradores se refirieron al hecho de que el segundo día de la Reunión coincidiera con el 50.º aniversario de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Muchos se refirieron a las ratificaciones recientes o pendientes de los convenios de la OIT, en particular de las normas fundamentales. Varios oradores pusieron en duda la pertinencia para los países en desarrollo de Asia de ciertos convenios existentes o futuros, en especial en relación con el trabajo en régimen de subcontratación, e insistieron en la necesidad de elaborarlos o aplicarlos de manera más flexible para tomar en consideración los diferentes niveles de desarrollo económico, así como la diversidad de culturas y de sistemas. En cambio, algunos representantes de los trabajadores opinaron que con frecuencia había una brecha entre las declaraciones de los gobiernos sobre las normas del trabajo y la realidad. Los derechos fundamentales de los trabajadores se violaban en un número considerable de países y a bordo de los buques. Los representantes de los trabajadores hicieron un llamamiento a favor de la ratificación y aplicación de las normas básicas de la OIT: debería reforzarse el procedimiento de control de la Organización para tratar de las reclamaciones justificadas.
37. Se hizo referencia a los debates celebrados en la OIT y en la Organización Mundial del Comercio sobre las dimensiones sociales del comercio internacional y a las intervenciones recientes del Fondo Monetario Internacional (FMI) en los países asiáticos. Varios representantes gubernamentales, de los empleadores y de los trabajadores acogieron con satisfacción el hecho de que la OIT estuviera ahora al frente de esta discusión internacional. Hubo asimismo representantes gubernamentales que denunciaron las «cláusulas sociales» y el «etiquetado» de los productos destinados a la exportación. Los representantes de los empleadores recalcaron su fuerte oposición al establecimiento de cualquier vínculo entre las normas internacionales del trabajo y el comercio. La mayoría de los oradores pidieron a la OIT que ayudara a sus países a desarrollarse más rápidamente con el fin de permitirles alcanzar lo antes posible niveles de bienestar social más elevados.
38. Se hizo referencia a la decisión adoptada en noviembre de 1997 por el Consejo de Administración con miras a la inclusión en el orden del día de la Conferencia Internacional del Trabajo de 1998 de un punto relacionado con el examen de una eventual Declaración de principios relativa a los derechos fundamentales y a su seguimiento apropiado. Varios representantes gubernamentales y de los empleadores manifestaron su apoyo a esa Declaración. Otros se mostraron preocupados por las obligaciones políticas o jurídicas que podían derivarse de esa Declaración o de su procedimiento de seguimiento, especialmente si se tratara de crear un vínculo indirecto entre las normas internacionales del trabajo y el comercio. Muchos oradores insistieron en el principio de que los Miembros de la OIT estaban tan sólo obligados a respetar los compromisos que hubieran aceptado voluntariamente.
La cooperación técnica
39. Diversos oradores de todas las subregiones de Asia y representantes de los tres mandantes de la Organización elogiaron a la OIT por sus actividades de cooperación técnica y expresaron el deseo de que se aumentara o mejorara la asistencia prestada en sus diversas formas y en estrecha consulta con los gobiernos y con las organizaciones de empleadores y de trabajadores. La Política de Asociación Activa (PAA) en general y el establecimiento de equipos multidisciplinarios (EMD) en particular fueron reconocidos como éxitos notables. Ahora bien, se consideró que todavía estaba poco desarrollado el intercambio entre los países y regiones de información pertinente y de las prácticas más eficaces. Era lamentable e inaceptable que la PAA y los EMD se vieran limitados por el estancamiento de los recursos CTPO y por la disminución de los fondos extrapresupuestarios, en especial en el caso del PNUD. La evaluación en curso de la PAA por un grupo de trabajo del Consejo de Administración sugería que esa política se veía asimismo obstaculizada por restricciones de procedimiento y de otra índole que deberían suprimirse.
40. Algunos oradores hicieron comentarios favorables sobre el aumento de la pertinencia, eficacia y eficiencia de la OIT, pero señalaron que todavía cabía introducir nuevas mejoras. El Gobierno de la República Islámica del Irán solicitó la reapertura de la Oficina de la OIT en Teherán, cuyo cierre había frenado las actividades de cooperación técnica. Se expresó el deseo generalizado de que la Oficina Regional para Asia y el Pacífico desempeñase una función más importante y de que se establecieran vínculos más estrechos a nivel nacional entre la Oficina Regional y los mandantes. La Oficina Regional para Asia y el Pacífico, las Oficinas de Zona y los EMD deberían considerarse como los conductos por medio de los cuales se procediera, no a la difusión de un mensaje «prefabricado» procedente de la sede de la OIT, sino al registro y transmisión a la sede de las necesidades expresadas por los mandantes. Por último, se pidió que la región estuviera más involucrada en los asuntos de la OIT.
41. El Consejo de Administración tal vez estime oportuno solicitar al Director General:
a) |
que señale a la atención de los gobiernos de los Estados Miembros de Asia y el Pacífico y, por conducto de éstos, a la de las organizaciones nacionales de empleadores y de trabajadores las conclusiones relacionadas con las actividades de la OIT en esa región; |
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b) |
que tenga presentes esas conclusiones al llevar a cabo los programas en curso y al elaborar las futuras propuestas de Programa y Presupuesto; |
|
c) |
que transmita el texto de
las conclusiones: |
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i) |
a los gobiernos de todos los Estados Miembros y, por intermedio de éstos, a las organizaciones nacionales de empleadores y de trabajadores; |
ii) |
a las organizaciones internacionales interesadas. |
Ginebra, 16 de enero de 1998.
Punto que requiere decisión: párrafo 41.
Anexo
Conclusiones de la
duodécima Reunión Regional Asiática
(Bangkok, 9-11 de diciembre de 1997)
1. Asia es una región vasta, diversa y dinámica en la que vive la gran mayoría de la población del mundo y que desempeña un papel importante en la economía mundial. La OIT tiene que aportar una contribución esencial al desarrollo económico y social de Asia y debería utilizar enérgicamente las posibilidades de que dispone en ese sentido. La acción de la OIT en Asia debería tomar en consideración la gran diversidad de condiciones económicas, sociales y culturales existentes en la región.
2. Pese al progreso económico, las dos terceras partes de los pobres del mundo viven en Asia. Si bien algunos países de la región han experimentado durante muchos años tasas de crecimiento económico excepcionalmente elevadas, que han provocado una disminución de la pobreza, un fuerte crecimiento del empleo y un aumento de los salarios reales, hay graves problemas de desempleo y de subempleo que afectan a muchos países de Asia.
3. La crisis financiera a que se enfrentan actualmente algunos países de Asia ha provocado un aumento del interés por los problemas de empleo y de pobreza y ha puesto de relieve la importancia que tienen las políticas macroeconómicas sanas, el buen gobierno y la transparencia de los mercados financieros. La OIT debe actuar vigorosamente para atenuar los efectos adversos de la crisis por medio de la cooperación y la asistencia técnicas. Las medidas inmediatas deberían centrarse en la formación y el readiestramiento de los trabajadores que han perdido su empleo y en la protección de las mujeres, los migrantes y otros grupos especialmente vulnerables. Debería promoverse el empleo por medio de estrategias de desarrollo de la empresa acertadas, de la inversión en recursos humanos y de la creación de un entorno comercial que sea propicio para mantener la competitividad de las empresas en una economía a escala mundial en pleno proceso de mutación.
4. Las discusiones tripartitas a nivel nacional permitirán elaborar un marco de acción que permita hacer frente eficazmente a la crisis. Las oficinas y los equipos consultivos multidisciplinarios (EMD) de la OIT deberían hacer todos los esfuerzos posibles por fomentar y apoyar esas discusiones. El Convenio sobre la política del empleo, 1964 (núm. 122) puede constituir una base firme para la adopción de medidas en la esfera del empleo, y debería fomentarse su ratificación de manera prioritaria. Las normas que se están elaborando actualmente sobre el desarrollo de las pequeñas empresas presentan también una importancia esencial. Deberían apoyarse los esfuerzos desplegados por los ministerios de trabajo y de empleo, en colaboración con los ministerios de hacienda y con las organizaciones de empleadores y de trabajadores, para hacer frente a los efectos económicos y sociales de la crisis, y más especialmente para influir en su acción normativa y movilizar la asistencia del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo.
5. La OIT debería organizar, con carácter prioritario, una reunión tripartita regional sobre las respuestas económicas y sociales necesarias para solucionar la crisis financiera. Al preparar la Reunión, sería preciso analizar la repercusión de esa crisis en los aspectos cuantitativos y cualitativos del empleo y examinar los medios de ejercer una influencia tripartita en las principales instituciones financieras internacionales, en colaboración con esas instituciones.
6. La lucha contra la pobreza sigue siendo un objetivo esencial para muchos países de Asia. El desempleo, el subempleo y la escasa productividad de la mano de obra constituyen la causa de esa pobreza. La experiencia asiática muestra que el ritmo de mitigación de la pobreza depende de la medida en que el crecimiento se pueda conseguir con un alto coeficiente de empleo. Por consiguiente, las políticas macroeconómicas deben procurar que el crecimiento genere empleo. Las estrategias nacionales de lucha contra la pobreza, establecidas en consulta con los interlocutores sociales, deberían ser una de las principales características de todas las políticas económicas.
7. Es también importante asegurar que los nuevos empleos creados estén convenientemente remunerados y permitan disfrutar de una protección social apropiada. Dado que una gran parte de la población pobre de muchos países de la región se encuentra en las zonas rurales, se debería prestar una atención especial al aumento de las posibilidades de empleo en esas zonas, en particular por medio de programas de desarrollo de la infraestructura rural con alto coeficiente de mano de obra que permitan frenar el éxodo hacia las zonas urbanas. Las disposiciones del Convenio sobre las organizaciones de trabajadores rurales, 1975 (núm. 141), son esenciales a este respecto.
8. Las nuevas oportunidades de empleo dependerán en gran medida de las empresas privadas, en particular de las pequeñas y medianas empresas. Es importante ayudar a los empresarios a hacer frente a los desafíos de la mundialización y de la competencia por medio del fomento de la productividad y de programas de formación que permitan una gestión más eficaz. Esa ayuda debería permitir un mejor acceso a la tecnología, a las competencias y a la infraestructura, así como reforzar los vínculos entre los sectores estructurado y no estructurado.
9. La migración de mano de obra está con frecuencia vinculada a varios problemas desagradables tales como la migración clandestina e ilegal, las condiciones de trabajo insatisfactorias y la falta de protección de los trabajadores migrantes. Tanto los países de origen como de acogida deben adoptar políticas para reglamentar eficazmente los flujos de mano de obra y defender los derechos de los trabajadores migrantes.
10. El aumento de la flexibilidad del mercado de trabajo debería ir acompañado de medidas de protección y de apoyo tales como el establecimiento de servicios de empleo eficaces, de un marco de formación y de readiestramiento y de una asistencia social satisfactoria.
11. El aprovechamiento de los recursos humanos es una estrategia importante cuando se trata de promover el crecimiento económico en los países de Asia. El mercado de trabajo debería estudiarse detenidamente para determinar cuáles son las nuevas aptitudes que se requieren y para evaluar las necesidades en materia de educación, formación y capacitación. En muchos países de Asia, hay un gran número de desempleados instruidos y no instruidos junto a un número escaso de trabajadores dotados de las competencias específicas de que precisa el mercado de trabajo. El principal objetivo debería ser, por consiguiente, reforzar la capacidad de los trabajadores de conseguir empleo, tomando en consideración las necesidades de las industrias y de las empresas.
12. Con el fin de aumentar y de mejorar las posibilidades de adquirir las competencias profesionales que resultan necesarias a raíz de la introducción y adopción de nuevas tecnologías, los gobiernos y las organizaciones de empleadores y de trabajadores deberían actuar conjuntamente para elaborar políticas de educación y de formación y mejorar todos los tipos de formación profesional.
13. Persisten los problemas en la región respecto de la aplicación de los siete convenios fundamentales. Es preciso respetar esos derechos. Se han realizado progresos en Asia en lo que se refiere a la ratificación de las normas básicas como respuesta a la campaña hecha por el Director General en 1995 para obtener la ratificación universal de los siete convenios fundamentales. Debería proseguirse esa campaña y alentar a todos los gobiernos a considerar, conjuntamente con las organizaciones de trabajadores y de empleadores, nuevas posibilidades de ratificación.
14. Se expresaron distintas opiniones y preocupaciones respecto del establecimiento de un vínculo entre el comercio y las inversiones y el respeto de las normas del trabajo. Esas opiniones y preocupaciones se reflejan en el informe de la Reunión.
15. La decisión del Consejo de Administración de inscribir en el orden del día de la Conferencia Internacional del Trabajo que se celebrará en 1998 un punto adicional respecto del examen de una eventual Declaración de principios relativa a los derechos fundamentales, de la OIT, y de su seguimiento apropiado debería permitir discutir detalladamente esta importante cuestión.
16. El establecimiento de buenas relaciones laborales y la colaboración en el lugar de trabajo son importantes para que las empresas puedan mejorar su rendimiento y sus ventajas competitivas. La libertad sindical y el derecho de sindicación colectiva son principios esenciales de las relaciones de trabajo. A este respecto, debería promoverse la ratificación y aplicación del Convenio sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, 1948 (núm. 87) y del Convenio sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva, 1949 (núm. 98).
17. Las empresas multinacionales deberían desempeñar una función rectora en cuanto a la difusión de las prácticas más eficaces en la esfera de las relaciones profesionales, de conformidad con la Declaración tripartita de principios sobre las empresas multinacionales y la política social, de la OIT.
18. Las consultas tripartitas siguen siendo un factor importante para garantizar el éxito de las medidas adoptadas para resolver los problemas económicos y sociales. La eficacia de las instituciones tripartitas depende de la solidez del procedimiento institucional y del vigor de los interlocutores sociales.
19. Es particularmente importante reforzar a las organizaciones de trabajadores y de empleadores para que puedan desempeñar plenamente, junto con los gobiernos, su función importante y autónoma. Los gobiernos tienen una importante misión que cumplir en lo que se refiere al establecimiento de normas jurídicas mínimas, en particular cuando los acuerdos bipartitos son poco sólidos, y en cuanto al fomento de procedimientos por medio de los cuales los trabajadores y los empleadores puedan resolver sus propios conflictos. La ratificación del Convenio sobre la consulta tripartita (normas internacionales del trabajo), 1976 (núm. 144), debería ser sumamente prioritaria, sobre todo como medio de favorecer el procedimiento tripartito. El intercambio tripartito de puntos de vista a escala subregional y regional sobre cuestiones laborales y sociales también puede reforzar el tripartismo y proporcionar orientaciones equilibradas sobre las consideraciones de política.
20. El compromiso activo en favor de la cooperación tripartita, de la formulación de políticas transparentes y de la aplicación efectiva de esas políticas para lograr los objetivos de protección de los trabajadores es esencial no sólo durante los períodos de crecimiento, sino también y sobre todo en períodos de crisis, en los que se espera de los trabajadores que puedan ajustarse rápidamente.
21. En Asia, hay un gran número de trabajadores que cada año mueren, sufren lesiones o son víctimas de enfermedades en el lugar de trabajo. Los empleadores deben adoptar medidas, en colaboración con los trabajadores y con sus organizaciones, para mejorar la seguridad y la salud en el trabajo, mientras que los gobiernos deberían favorecer esos esfuerzos, en particular asegurando la adopción de una legislación apropiada y de inspecciones eficaces. Conviene conceder una atención particular a las posibilidades de ratificación por los países de la región del Convenio sobre seguridad y salud de los trabajadores, 1981 (núm. 155).
22. Es urgente adoptar medidas eficaces para encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico y la viabilidad ecológica. Esas medidas deberían concebirse y aplicarse cuidadosamente de manera que no se vean seriamente comprometidas las oportunidades de empleo y la posibilidad de conseguir niveles de crecimiento económico duraderos. La OIT tiene un importante papel que desempeñar en la esfera del medio ambiente para garantizar que los trabajadores y los empleadores sean conscientes de las consecuencias de sus actos y tengan conocimiento de lo que constituye la práctica óptima.
23. Los sistemas apropiados de protección social en la región tienen repercusiones positivas tanto económicas como sociales. Los problemas que se plantean a los países en proceso de transición hacia un sistema de economía de mercado, así como a los que deben hacer frente a la nueva incertidumbre económica, son especialmente graves. Deberían hacerse esfuerzos para elaborar mecanismos de protección social básica y ampliarlos, siempre que sea posible, a los sectores de la mano de obra que actualmente no disfrutan de protección.
24. Pese a los progresos realizados en algunos países, Asia sigue siendo el continente con mayor número de niños que trabajan y la región en donde se practican algunas de las formas más intolerables de trabajo infantil. La pobreza es todavía una de las principales causas del problema y, por consiguiente, es preciso que la OIT le conceda una atención prioritaria. No obstante, para promover la eliminación del trabajo infantil se requiere el compromiso político firme de todos los países, junto con la elaboración de políticas nacionales y de programas de acción de duración determinada, en caso de que todavía no se disponga de los mismos. Los países deberían adoptar medidas adecuadas para apartar a los niños de las formas más intolerables de trabajo infantil e instaurar una educación básica universal y obligatoria en caso de que aún no lo hayan hecho.
25. En las recientes cumbres y conferencias mundiales, en especial en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, celebrada en Copenhague, y en la Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing, se reafirmó el papel preeminente de la OIT en la promoción de la calidad y del número de empleos. Esta actividad debe ir seguida de una acción intensiva y eficaz por parte de la OIT para ayudar a sus mandantes a elaborar y poner en práctica políticas que conduzcan al pleno empleo productivo y libremente elegido.
26. La Política de Asociación Activa (PAA) y el establecimiento de EMD han tenido repercusiones positivas en Asia. Las nuevas medidas encaminadas a mejorar la aplicación de esa política tienen los objetivos siguientes:
Los objetivos por país son un elemento clave de la PAA. Deben ser definidos y puestos en práctica en los Estados Miembros interesados con una participación tripartita activa a fin de asegurar que las diversas preocupaciones de los mandantes de la OIT sean debidamente tenidas en cuenta en el programa de trabajo de esta Organización.
27. La OIT debe ser un interlocutor verdaderamente activo y ayudar a los países a satisfacer sus necesidades prioritarias. La ayuda de la OIT debería centrarse específicamente en los países menos desarrollados y en los grupos de trabajadores más vulnerables, tomando en consideración el número importante de personas que viven en condiciones de pobreza y al margen del sector estructurado. Las medidas de promoción del empleo deberían tener como finalidad desarrollar las empresas, en particular las pequeñas y medianas empresas, reforzar los sistemas de información del mercado de trabajo y mejorar la eficacia de los servicios del empleo y el aprovechamiento de los recursos humanos. La OIT debería ayudar más a los países a aplicar los convenios de la OIT que han ratificado o a considerar su ratificación: deberían desplegarse esfuerzos especiales para resolver los problemas que se plantean en relación con los convenios básicos. La OIT debería ayudar a las organizaciones de empleadores y de trabajadores a intercambiar experiencias y a ayudarse mutuamente, concediendo una atención particular al establecimiento de redes regionales, al intercambio de información sobre las prácticas más eficaces y al desarrollo y fortalecimiento de las organizaciones regionales y subregionales.
28. Deberían renovarse los esfuerzos tendentes a desarrollar el programa de cooperación técnica de la OIT en Asia, con una auténtica participación tripartita en cuanto a la concepción, puesta en práctica y evaluación de los proyectos. Las medidas de lucha contra el trabajo infantil, en especial el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, de la OIT, podría constituir un modelo para la realización por esta Organización de acciones concertadas en relación con otros temas, en particular las mujeres, la seguridad y salud en el trabajo, y el fomento de las pequeñas empresas. También deberían examinarse los problemas de los trabajadores migrantes y de los trabajadores de las zonas francas industriales. Los nuevos proyectos deberían centrarse en las cuestiones en que la OIT, debido a su estructura tripartita y a las normas internacionales del trabajo, disfruta de una genuina ventaja comparativa, y ayudar a desarrollar competencias nacionales que permitan la ratificación de las normas, así como el fortalecimiento de los medios de acción de las organizaciones de empleadores y de trabajadores. Los gobiernos, al igual que las organizaciones de empleadores y de trabajadores, están dispuestos a colaborar con los donantes para elaborar propuestas convincentes y garantizar su aplicación acertada. Los modestos recursos del presupuesto ordinario de la OIT asignados a la cooperación técnica deberían utilizarse para fomentar las actividades pertinentes al mandato básico de la Organización, para desarrollar y promover la cooperación técnica extrapresupuestaria y para reforzar a los mandantes de esta Organización.
29. Las actividades de cooperación técnica de la OIT en favor de la Autoridad Palestina y de los interlocutores sociales palestinos han sido muy útiles para promover el progreso económico y social. Es sumamente importante mantenerlas e intensificarlas con el fin de mejorar las condiciones de los trabajadores y de los empleadores palestinos.
30. Los gobiernos, los empleadores y los trabajadores deben luchar enérgicamente contra la discriminación por motivos de raza, color, sexo, religión, opinión política y origen nacional o social. La crisis financiera actual no debería servir de pretexto para la discriminación. Convendría prestar una atención especial al peligro de discriminación contra los grupos de trabajadores más vulnerables, en particular los que podrían ser objeto de varios tipos de discriminación. La OIT debería seguir promoviendo activamente la ratificación y aplicación del Convenio sobre la discriminación (empleo y ocupación), 1958 (núm. 111) y redoblando sus esfuerzos en materia de educación para combatir la discriminación.
31. Es preciso actuar con urgencia para ayudar a los mandantes de la OIT en Asia a reforzar el poder económico de las mujeres y a garantizar su promoción social. Además, debería favorecerse la igualdad de oportunidades y de trato entre los trabajadores de ambos sexos basándose en las normas pertinentes de la OIT. Esos esfuerzos deberían centrarse más específicamente en los problemas a que se ven enfrentadas las mujeres, un número desproporcionadamente grande de las cuales figura entre los grupos de trabajadores más vulnerables y menos protegidos.
32. Debería apoyarse y reforzarse la labor llevada a cabo en el marco del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil. Es esencial garantizar una participación activa de las organizaciones de empleadores y de trabajadores en la lucha contra ese flagelo. El Convenio sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138), debería ser ampliamente ratificado y la OIT tendría que proporcionar asistencia técnica y asesoramiento en materia de ratificación y de aplicación. El nuevo convenio de la OIT sobre las formas más intolerables de trabajo infantil, en curso de preparación, debería contribuir de forma importante a la realización de nuevos progresos.
33. La celebración de discusiones tripartitas a nivel regional es esencial para el desarrollo del programa de la OIT, y las futuras reuniones regionales asiáticas deberían hacer posible, teniendo debidamente en consideración las repercusiones en los costos, un período de discusión más largo y ofrecer una gama completa de servicios a cada uno de los tres Grupos. La difusión por adelantado de las opiniones de los mandantes de la OIT podría contribuir a organizar la labor de la reunión con mayor eficacia. Entre las reuniones regionales, el programa regional tendría que poder beneficiarse de algún tipo de aportación tripartita, que podría consistir en reuniones tripartitas, en grupos consultivos o en evaluaciones tripartitas. El Grupo de Trabajo sobre la evaluación de la política de asociación activa, del Consejo de Administración, permite a los mandantes de la OIT orientar más directamente el programa y constituye, a este respecto, un ejemplo interesante.
34. La duodécima Reunión Regional Asiática ha permitido a los mandantes de la OIT discutir cuestiones de interés especial para Asia y considerar la eficacia de la acción de la OIT en la región. Esa Reunión ha mostrado la importancia del compromiso de la OIT en favor de las actividades efectuadas sobre el terreno y la pertinencia de las acciones a escala regional y nacional. Deberían reforzarse las actividades de la OIT en la región en la forma descrita en estas conclusiones y asignarse suficientes recursos para ese fin.