GB.274/4/4 |
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CUARTO PUNTO DEL ORDEN DEL DIA
Respuesta de la OIT a la crisis financiera
en los países de Asia oriental y sudoriental
Las repercusiones sociales de la crisis financiera asiática:
Coloquio del Consejo de Administración de la OIT
Ginebra, 19-20 de marzo de 1999
Conclusiones del Ponente
1. El costo social de la crisis financiera asiática ha sido extremadamente alto, pues ha dado lugar a un importante aumento del desempleo y del subempleo evidentes y a una importante reducción de los ingresos reales, y se ha concentrado principalmente en sectores de la economía vinculados al comercio internacional y las corrientes financieras.
2. Los efectos sociales negativos no se han repartido de manera uniforme entre todos los grupos sociales. Los trabajadores y las clases medias emergentes de las zonas urbanas son los más afectados, ya que la economía rural estaba relativamente aislada de los efectos de la crisis. Entre las víctimas de la crisis, los que han sufrido más han sido los grupos vulnerables tales como las mujeres, los niños y los trabajadores migrantes.
3. Los terribles efectos sociales se vieron agravados por un relativo descuido en la creación de instituciones de protección social durante los decenios que duró el milagro económico asiático. Con excepción de la República de Corea no había ningún sistema de seguro de desempleo, de asistencia social o políticas activas del mercado del trabajo para aliviar el páramo que pasa un gran número de trabajadores que perdieron sus empleos o que se vieron inmersos en la pobreza como resultado de la disminución de los ingresos reales. Del mismo modo, el relativo subdesarrollo de las instituciones laborales no permitió recurrir en gran medida a arreglos tripartitos para moderar la importancia de las pérdidas de empleos.
4. Si bien actualmente hay signos alentadores de que los mercados de divisas y financieros han empezado a estabilizarse y de que se reúnen las condiciones previas a una recuperación, deben evitarse las manifestaciones de satisfacción. Aún quedan serios obstáculos por superar en la reestructuración del sector financiero y empresarial. Al mismo tiempo, la reforma de la política social y la construcción de nuevas instituciones sociales constituyen un proceso complejo y difícil.
5. A pesar de estas dificultades que aún prevalecen, hay una clara determinación de perseverar con las reformas en curso. La crisis ha obligado a reconocer que es necesario subsanar las deficiencias de los sistemas económicos y sociales anteriores a la crisis. Está tomando forma una nueva visión común de la reforma que consiste en los siguientes elementos clave:
a) La importancia de la democracia como garante de los derechos humanos fundamentales, de la transparencia y, por ende, de políticas económicas y sociales acertadas, y de la justicia social. En este contexto, el respeto de las normas de la OIT inscritas en la Declaración de principios y derechos fundamentales en el trabajo es un elemento importante. En particular, la libertad sindical y el derecho de negociación colectiva constituyen los cimientos para construir instituciones fuertes de diálogo social.
b) El reconocimiento de que el diálogo social tiene un valor incalculable para apoyar la democracia y un debate abierto de las políticas servirán de baluarte contra la adopción de políticas corruptas, ineficaces y poco equitativas, como las que contribuyeron a desatar la crisis. El diálogo social también aporta considerables beneficios económicos y sociales porque contribuye a lograr una reestructuración económica no conflictiva y a desarrollar la capacidad para capear las crisis económicas. En la actual crisis económica asiática, los países que emprendieron un diálogo social sustantivo han conseguido moderar el número de supresiones de empleos, reducir los conflictos sociales y laborales, negociar la limitación de los salarios para apoyar la recuperación económica y lograr un reparto más equitativo de los costos sociales de la crisis.
c) Debe darse la más alta prioridad al fortalecimiento de los sistemas de protección social. Entre las medidas que podrían contribuir a ello cabe citar la introducción de un seguro de desempleo y la expansión de los programas de asistencia social para aliviar la pobreza extrema.
6. Al examinar las lecciones aprendidas con la crisis, se destacan por su importancia los siguientes puntos:
a) La respuesta apropiada a la crisis no consistió en atacar la mundialización, sino en tratar de mejorar este proceso. Deberían desplegarse esfuerzos para corregir los defectos del actual sistema financiero internacional a fin de reducir la vulnerabilidad de los países ante las crisis financieras y de mejorar la reglamentación de las corrientes financieras, incluidas las corrientes financieras a corto plazo, así como los esfuerzos nacionales para fortalecer los sistemas financieros.
b) Al responder a las crisis, las instituciones financieras internacionales deberían tener en cuenta las particularidades de las distintas situaciones nacionales y evitar un enfoque único para todos. Debería reforzarse la evolución hacia una mayor transparencia por parte de las instituciones financieras internacionales en sus análisis y la evaluación sistémica y de los riesgos de los países. Además, deberían desplegarse todos los esfuerzos posibles para establecer un diálogo social útil con los interlocutores sociales en la formulación y aplicación de programas de estabilización y de ajuste estructural. Los interlocutores sociales deberían tener un pleno acceso a la información pertinente y habría que avisarles con suficiente antelación cada vez que se celebren discusiones serias sobre distintos temas, a fin de que estén plenamente preparados para estas discusiones.
c) Habría que luchar por conseguir una mayor integración de las políticas económicas y sociales. Las repercusiones sociales de las políticas económicas deberían tenerse en cuenta en la fase inicial de la formulación de las políticas y debería reconocerse claramente que las políticas económicas que imponen un alto costo social no son viables. También debería hacerse todo lo posible para reducir al mínimo la necesidad de tener que elegir entre los objetivos económicos y los sociales.
d) Habría que mejorar la disponibilidad y la calidad de las investigaciones y de los datos para permitir la formulación de mejores políticas y una supervisión y una evaluación más eficaces de la aplicación de las políticas. Esto es particularmente importante para la política social, en la cual las intervenciones son más eficaces cuando se ajustan a las necesidades especiales de diferentes grupos sociales.
e) Las preocupaciones inmediatas a corto plazo durante una crisis no deberían distraer la atención de cuestiones de fundamental importancia como lo son la promoción del crecimiento de empresas productivas y la creación de empleos. La supresión de los obstáculos reglamentarios y de otro tipo al crecimiento de las empresas, sobre todo de las pequeñas y medianas empresas, debe ser una prioridad. Las reformas para mejorar el funcionamiento de los mercados del trabajo que se llevan a cabo a través de acuerdos tripartitos también tienen un importante papel que desempeñar a este respecto.
7. La OIT y otras organizaciones con un mandato social, por un lado, y las instituciones financieras internacionales, por otro lado, deberían trabajar más estrechamente para prepararse mejor a afrontar nuevas crisis en el futuro. En particular, podría obtenerse una colaboración más estrecha entre la OIT y las instituciones financieras internacionales de las siguientes maneras: concediendo a la OIT la posibilidad de estar representada en el Comité Provisional del FMI así como en el Comité para el Desarrollo del Banco Mundial/FMI y concertando prioridades para llevar a cabo actividades conjuntas, lo cual incluye, entre otras cosas, una cooperación activa en los planos normativo y operativo para promover la aplicación de la Declaración de principios y derechos fundamentales en el trabajo por parte de las instituciones financieras internacionales y la asignación de una alta prioridad al diseño y aplicación de sistemas eficaces de seguridad social por parte de la OIT.
8. Al examinar las actividades de la OIT en respuesta a la crisis, el Coloquio destacó los siguientes puntos:
a) Es necesario que la OIT refuerce su capacidad para responder rápidamente a crisis importantes. Esto implica una mayor flexibilidad en la asignación de recursos internos así como una mayor capacidad para movilizar recursos externos para formular programas de emergencia destinados a tratar los problemas sociales más graves que se plantean en situaciones de crisis.
b) Debería reforzarse la capacidad para anticipar las crisis a fin de permitir que se lleven a cabo acciones preventivas y poder estar más preparados para mitigar los costos sociales de las crisis. Esto implicaría la adopción de sistemas más eficaces de información para la supervisión y análisis de la evolución económica y social.
c) La acción de la OIT debería basarse en el claro reconocimiento de que la reforma de las políticas y la creación de nuevas instituciones son complicadas tanto por su diseño como por su aplicación. Ello requiere un esfuerzo sostenido respaldado por estudios técnicos y asesoramiento en materia de política de alta calidad.
9. La OIT debería actuar como un catalítico para aplicar programas de formación, de readaptación profesional y de colocaciones bien diseñados, y para promover el empleo independiente enfocado hacia las necesidades específicas de los trabajadores que han sido objeto de recortes de personal.
Ginebra, 21 de marzo de 1999.