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Diálogo social: Elemento clave para una cultura de seguridad y salud en el trabajo

"La promoción de una cultura preventiva pasa necesariamente por la construcción de una cultura de participación, en la que trabajadores y empleadores y sus organizaciones trabajen en conjunto, garantizando lugares de trabajo más seguros y saludables", destaca Carmen Bueno, de OIT Cono Sur, en este artículo.

Opinión | 28 de abril de 2022
Por Carmen Bueno, Especialista en Seguridad y Salud en el Trabajo, Oficina de la OIT para el Cono Sur de América Latina

Con ocasión del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, fecha que se conmemora cada 28 de abril, este año la Organización Internacional del Trabajo (OIT) está promoviendo una campaña global bajo el lema Actuemos juntos para construir una cultura de seguridad y salud positiva. En el marco de esta campaña, la OIT publicó el informe “Fomentar el diálogo social para una cultura de seguridad y salud: Lecciones aprendidas de la COVID-19”, el cual enfatiza la necesidad de promover el diálogo social entre los actores del mundo del trabajo para construir una cultura de la prevención.

El diálogo social, indisolublemente unido a la OIT desde su fundación, comprende todo tipo de negociación, consulta o intercambio de información entre gobiernos y representantes de los empleadores y de los trabajadores sobre temas de interés común relativos a la política económica y social. Es un elemento clave en el ámbito de las relaciones laborales, que promueve una gobernanza laboral mediante la participación de los actores del mundo del trabajo, facilitando la consecución de acuerdos e impulsando la justicia social y el crecimiento económico sostenible con trabajo decente.

El diálogo social puede tomar la forma de un proceso tripartito, con participación de los actores sociales y del gobierno, o puede consistir en relaciones de carácter bipartito que se establecen de manera directa entre trabajadores y empleadores o a través de sus organizaciones, sin intervención del gobierno, ya sea a través de la negociación colectiva o de otras modalidades de colaboración.

En materia de seguridad y salud en el trabajo (SST), el diálogo social ha sido reiterado en el contenido de numerosas normas internacionales de la OIT, pudiendo distinguir el nivel nacional y el nivel de empresa o lugar de trabajo.

En el nivel nacional, cuando los Convenios núm. 155 y 187 de la OIT propugnan la promoción de un medio ambiente de trabajo seguro y saludable mediante la formulación, puesta en práctica y reexamen periódico de políticas y programas nacionales de SST, insisten en que ello se haga “en consulta con las organizaciones más representativas de empleadores y de trabajadores”. Por su parte, el Convenio núm. 187 también menciona “un órgano u órganos consultivos tripartitos de ámbito nacional para tratar las cuestiones relativas a la seguridad y salud en el trabajo” como un elemento clave en todo sistema nacional de SST.

Mediante el diálogo social, los mandantes tripartitos pueden participar activamente en los procesos de toma de decisiones sobre SST, las cuales pueden abarcar desde la formulación o revisión de una política o un programa nacional de SST hasta el desarrollo o revisión de marcos normativos en SST. En este sentido, el diálogo social contribuye no solo a mejorar la calidad de estos instrumentos estratégicos y normativos, sino que desempeña un papel fundamental en un mayor compromiso y apropiación y en su mejor cumplimiento.

En América Latina existen numerosos ejemplos de instancias tripartitas nacionales especializadas en SST que en los últimos años han reportado avances y progresos importantes en sus marcos estrátegicos y normativos los cuales han sido fruto del diálogo social. Este es el caso de las recientes experiencias de los consejos tripartitos de Argentina, Brasil, Costa Rica, México, Perú y Uruguay.


Sin cultura de la participación y del diálogo social no será posible avanzar en una cultura de la seguridad y salud en el trabajo.

Carmen Bueno, OIT Cono Sur
El diálogo social a nivel de empresa o lugar de trabajo viene reconocido en el Convenio núm. 155 al señalar que “la cooperación entre los empleadores y los trabajadores o sus representantes en la empresa” es un pilar clave de la SST. Por su parte, el Convenio núm. 187 dispone que la promoción, en el ámbito de la empresa, de “la cooperación entre la dirección, los trabajadores y sus representantes” es un “elemento esencial de las medidas de prevención relacionadas con el lugar de trabajo”.

Por último, las Directrices sobre los Sistemas de Gestión de SST de la OIT, reconocen la participación de los trabajadores como un elemento esencial, y recomiendan que el empleador asegure la consulta, información y formación en materia preventiva de los trabajadores y sus representantes y que adopte medidas para que los trabajadores y sus delegados de SST dispongan de tiempo y de recursos para participar activamente en el perfeccionamiento del sistema de gestión de la SST.

La participación de los trabajadores y sus representantes en la gestión de la SST a nivel de empresa o centro de trabajo es necesaria para controlar los riesgos laborales y reducir los daños en la salud. Además, estudios recientes apuntan a que este diálogo social bipartito se traduce en importantes mejoras en la productividad de las empresas (Walters et al., 2012).

Durante los dos últimos años, debido a la pandemia por COVID-19, el mundo del trabajo ha enfrentado importantes desafíos en materia de SST, que van desde el diseño e implementación de protocolos de SST para evitar el contagio de la enfermedad en los lugares de trabajo, hasta la adopción de medidas para mitigar otros riesgos emergentes, como los problemas que afectan a la salud mental o los riesgos ergonómicos vinculados al teletrabajo. Sin embargo, esta crisis ha sido también una gran oportunidad para valorizar el rol que el diálogo social ha tenido a la hora de abordar estos temas.

Los países que han priorizado la participación activa de las organizaciones de empleadores y de trabajadores en la gobernanza de la SST han sido capaces de elaborar y aplicar colectivamente medidas de respuesta a la emergencia. De la misma forma, las empresas que han contado con la participación de los trabajadores, sus representantes y los comités paritarios de SST han sido capaces no solo de diseñar medidas preventivas sino de lograr una aplicación más efectiva.

Desconocemos cómo será la salida de esta crisis, pero todo apunta a que mientras algunos países empezarán a afrontar un escenario post-COVID, otros seguirán desafiando la emergencia sanitaria. En ambos escenarios, los mecanismos de diálogo social y de participación en la gobernanza de la SST seguirán siendo esenciales para contener los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales y para lograr la mejora de las condiciones de seguridad y salud.

La promoción de una cultura preventiva pasa necesariamente por la construcción de una cultura de la participación, en la que trabajadores y empleadores y sus organizaciones trabajen en conjunto, garantizando lugares de trabajo más seguros y saludables. Sin cultura de la participación y del diálogo social no será posible avanzar en una cultura de la seguridad y salud en el trabajo.