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Paraguay: Desafíos de la cobertura previsional del país

“Paraguay ha progresado en materia de cobertura de la protección social, aunque persiste el enorme reto de impulsar la conformación de un sistema de seguridad social más inclusivo que promueva el desarrollo sostenible”, destaca Guillermo Montt, Especialista en Protección Social de OIT Cono Sur, en este nuevo artículo.

Opinión | 5 de octubre de 2022
Por Guillermo Montt, Especialista en Protección Social, OIT Cono Sur

Pese a los avances registrados en los últimos años, Paraguay sigue perteneciendo al grupo de países de América Latina con mayor informalidad, lo que constituye una restricción relevante para su desarrollo. El impulso de una seguridad social que garantice cobertura y protección ante los riesgos sociales sigue siendo uno de los desafíos centrales para las políticas públicas.

Desde el punto de vista del acceso a una prestación contributiva, como son las jubilaciones, los índices de informalidad implican que muchos trabajadores no aportan a la seguridad social incluso estando trabajando. Los trabajadores y, sobre todo, las trabajadoras suelen tener también períodos sin aportes por salidas del mercado laboral para realizar labores de cuidado. Por ello, varios estudios se han centrado en analizar la densidad de cotizaciones, observando que trabajadores y trabajadoras tienen interrupciones frecuentes en sus historias de contribución y exhiben periodos considerables sin cotizar a la seguridad social, afectando su cobertura y su acceso a la jubilación.

La densidad de cotizaciones es un indicador clave de todo régimen previsional. Mide los aportes que realizan los afiliados a un seguro social y su relación con el tiempo potencial que podrían haber cotizado en su edad activa. A partir de esta distribución, y según las reglas para establecer el acceso a la jubilación, se puede estimar la probabilidad que trabajadoras y trabajadores accedan a una jubilación contributiva.

Usando los registros administrativos del Instituto de Previsión Social (IPS) y de acuerdo a uno de los últimos informes de la OIT para el Cono Sur de América Latina, la densidad de cotización promedio de los aportantes activos al IPS entre los años 2000 y 2020 fue de 28%. La mitad de estos cotizantes aportaron un 20% o menos del tiempo potencial, y cerca de la tercera parte registra densidades menores o iguales a 10%, reflejando que muchas trabajadoras y trabajadoras entran y salen de la economía formal, realizando aportes esporádicos a lo largo de su edad activa.

De acuerdo a los requisitos para acceder a una jubilación del IPS, un 57,3% de los trabajadores no alcanzaría a acumular los 15 años de aporte para jubilarse a los 65 años de edad. Un 32,1% alcanzaría una jubilación proporcional a la edad de 65 años, un 9,1% lograría obtener 25 años de aporte entre los 60 y los 64 años de edad para acceder a una jubilación ordinaria y tan solo un 1,5% cumpliría el requisito de 30 años de aporte entre los 55 y los 59 años de edad.

Ante este panorama y con los requisitos vigentes, estos resultados muestran que una elevada proporción de trabajadores que aportan o han aportado al IPS no podrá acceder a una jubilación contributiva.

Paraguay tiene el enorme reto de impulsar el trabajo decente, esto significa empleos de calidad y un sistema de seguridad social más inclusivo. El mejor o peor desempeño de un sistema de jubilaciones y pensiones reposa fundamentalmente en el funcionamiento del mercado de trabajo, por lo que si bien hay margen para mejorar la cobertura desde organismos como el IPS y desde la regulación laboral, buena parte de los esfuerzos desde las políticas públicas deben estar puestos en la promoción del empleo de calidad a partir de políticas productivas que aumenten la densidad de cotizaciones de los aportantes a IPS.

Los altos niveles de informalidad y la baja cobertura de jubilaciones exigen que la seguridad social no repose exclusivamente en regímenes de base contributiva. Los problemas del mercado laboral limitan el acceso a prestaciones contributivas para un amplio conjunto de la población, por lo que es necesario complementar dicho esquema con una amplia matriz de protección social también de naturaleza no contributiva, más articulada y robusta, que garantice cobertura adecuada para los sectores más vulnerables del país.