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Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización

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Diálogo nacional: China - 26 de noviembre de 2002, Beijing
 

   

Fecha y lugar

El diálogo nacional se celebró en Beijing el 26 de noviembre de 2002. El diálogo fue organizado por la Fundación de Investigación para el Desarrollo de China y por la Oficina de la OIT dentro del marco de la Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización, en consulta con los interlocutores sociales, los círculos universitarios y los representantes de la sociedad civil.

Participantes y programa

El diálogo, de un día de duración, reunió a unos 45 participantes, entre ellos altos funcionarios gubernamentales, líderes empresariales y dirigentes sindicales, representantes de instituciones académicas y la sociedad civil. El diálogo transcurrió en un tono claro y franco, en el que los participantes reconocieron los beneficios, los costos y los inmensos retos a que se enfrenta China en materia de política. Muchas cuestiones contaron con el consenso de la asistencia, pero también se escucharon voces disidentes y discrepantes sobre cuestiones importantes.

La copresidenta de la Comisión, la Presidenta Tarja Halonen de Finlandia, reiteró en su discurso alguna de las cuestiones clave. Hizo hincapié en que el objetivo de la Comisión era conseguir que la globalización fuese más humana e incluyente, de manera que las labores de la Comisión se centrasen en los ámbitos del comercio y la migración internacionales, los mercados de capital y las garantías de aplicación de las normas laborales. El Ministro de Trabajo y Seguridad Social, Sr. Zhang Zuoji, afirmó que la globalización aportaba crecimiento, pero también riesgos, a los que China haría frente.

Abrió el diálogo el Viceministro de Trabajo y Seguridad Social, Sr. Li Qiyan, quien se refirió a lo que posteriormente sería el tema dominante del día, la preocupación de China tras dos decenios de apertura de lograr un equilibrio entre reforma y protección. Haciendo hincapié en el discurso pronunciado por el Presidente Jin Zemin ante el 16.º Congreso del Partido Comunista (CPC), se refirió a la necesidad de hacer frente a los retos de la globalización y aprovechar el proceso plenamente. El Vicepresidente del Centro de Investigación para el Desarrollo del Consejo de Estado, Sr. Chen Xiwen, el Vicepresidente de la Federación de Sindicatos de China (ACFTU), Sr. Xu Xicheng, y el Vicepresidente de la Confederación de Empresas Chinas (CEC), Sr. Chen Lantong, expusieron en sus discursos algunas de las cuestiones clave para el diálogo. En general, se opinaba que los países desarrollados eran los principales beneficiarios de la globalización, mientras que no ocurría lo mismo con los países en desarrollo, haciendo que correspondiese a los países desarrollados la tarea de contribuir a mitigar las repercusiones negativas. Se reconoció que China se había beneficiado con la globalización, en términos de crecimiento económico y transferencia de tecnología, aunque había pagado un precio muy alto por ello, en términos de repercusión negativa en el empleo y del inmenso desafío que representaba la prestación de seguridad social. Ahora, la adhesión de China a la OMC amenazaba el empleo de su predominante sector agrícola, debido a las desleales normas comerciales internacionales que permitían a los países desarrollados continuar subvencionando a sus sectores agrícolas en detrimento de otros países. Tales prácticas comerciales desleales únicamente reforzaban las diferencias globales, convirtiendo los retos de la globalización en oportunidades muy difíciles, y requerían un cambio en el orden económico internacional. Se reconocía que el empleo era la base de los modos de vida de la gente, y la repercusión de la globalización en el empleo y en las condiciones de empleo y las normas laborales surgió como una cuestión clave.

El Dr. Lu Mai, Secretario General de la institución anfitriona, la Fundación de Investigación para el Desarrollo en China, fijó el programa de la reunión en torno a tres cuestiones genéricas. Lógicamente, la primera cuestión que cabía abordar era la definición de la dimensión social de la globalización en China. Esta cuestión daba paso a la segunda cuestión que consistía en determinar cuál era la actitud de los ciudadanos frente a la dimensión social de la globalización. La tercera cuestión tenía por objeto elaborar las medidas que permitiesen beneficiarse de la globalización al mayor número posible de personas. Los participantes se dividieron en tres grupos para poder abordar estas cuestiones de forma más extensa.

Cuestiones y preocupaciones clave

Los participantes estimaron que la dimensión social de la globalización en China y la actitud que la gente tenía al respecto se definían en relación con una serie de ventajas tangibles para la población, pero también con el altísimo costo que habían pagado los ciudadanos, el Gobierno y el país en general. Todos reconocían la necesidad de ir más allá del cliché de lograr una situación beneficiosa para todos y se daban perfecta cuenta de las limitaciones que existían para lograrlo. Asimismo, la discusión estuvo marcada por el reconocimiento metodológico de que era difícil separar la vasta dinámica interna de China y los retos que planteaba la repercusión de la globalización, y por el hecho de que ambas debían tratarse como preocupaciones conjuntas.

Los 1.200 millones de habitantes de China se traducen en una fuerza laboral de 730 millones de trabajadores, lo que representa el mayor reto para el empleo en el mundo. La apertura ha permitido a China alcanzar tasas muy altas de crecimiento en los dos últimos decenios. Este crecimiento se ha visto impulsado por la rápida industrialización, el crecimiento de las importaciones, un alto volumen de inversión extranjera directa y una importante transferencia de tecnología, que han generado altos niveles de empleo en los sectores correspondientes. Como resultado de ello, los ingresos y el consumo han aumentado enormemente, reduciendo en gran medida los niveles de pobreza en China y contribuyendo así a reducir la pobreza en términos globales. El crecimiento económico en China también ha aumentado su peso político en el mundo.

No obstante, los beneficios de este proceso de globalización, apertura, reformas y privatización han supuesto un costo considerable para China, dando lugar a las "seis vulnerabilidades" siguientes.

1. El proceso de privatización y reforma de las empresas estatales iniciado en 1996 es muy necesario para aumentar la competitividad de China, especialmente en relación con su adhesión a la OMC, pero ha aumentado enormemente los niveles de desempleo. Se estima que unos 20 millones de personas están buscando empleo en las zonas urbanas. Se calcula que la mano de obra excedentaria de la agricultura, especialmente ante la prevista repercusión negativa de la adhesión a la OMC, vendrá a añadirse a esta cifra. En el Décimo Plan Quinquenal de China se ha fijado como objetivo crear 40 millones de nuevos puestos de trabajo para 2005, tarea que hasta ahora no está resultando fácil. Ello hace que el desafío del empleo sea capital.

2. Se considera que la globalización y las políticas gubernamentales han aumentado las desigualdades de los ingresos, especialmente entre las zonas urbanas y las rurales, y entre las regiones ricas y las pobres. El crecimiento agrícola ha sido lento, sus precios están cayendo y, por lo tanto, hay poca demanda de mano de obra rural. El sistema de seguridad social cubre efectivamente a la población urbana de 300 millones mucho mejor de lo que cubre a la inmensa población rural. La migración del campo a la ciudad se ve limitada por el sistema "Houkou", que ha aumentado las diferencias de ingresos entre las zonas urbanas y las rurales. Se prevé que la adhesión de China a la OMC empeore, en un primer momento, la situación en la agricultura.

La repercusión negativa de la globalización en el sector agrícola se considera que se ha visto agravada por las prácticas comerciales internacionales desleales. Se estima que los países desarrollados subvencionan a sus propios sectores agrícolas compitiendo deslealmente con los productos agrícolas de países en desarrollo como China y rebajando sus precios en el mercado internacional en detrimento de las poblaciones predominantemente rurales de los países en desarrollo.

3. El desempleo que se ha producido en su esfuerzo por ser competitiva a través de procesos de reforma, privatización y reestructuración de las empresas estatales ha ejercido demasiada presión sobre el sistema de seguridad social. Los modos de vida, el seguro de desempleo y las pensiones se encuentran en una situación muy delicada. La inseguridad humana y social ha aumentado, especialmente en las zonas rurales, creando tensiones. El sistema de seguridad social se ve particularmente afectado, por un lado, por la reducción de la participación de los empleados debido al desempleo y las jubilaciones anticipadas y, por otro lado, por el aumento de los pagos. En la actualidad, los ingresos que registra el sistema son inferiores a los gastos, que se sitúan aproximadamente entre el 15 y el 20 por ciento de los ingresos totales. El Estado ha invertido 130.000 millones de yuang aproximadamente en seguridad social en los últimos ocho años, aunque se está comprobando que no es suficiente.

4. El sobrecargado sistema de protección social se encuentra en una situación particularmente amenazadora en lo que se refiere a cuestiones sanitarias, especialmente en las zonas rurales.

5. China se ha convertido en un importante centro de producción para el mundo, pero si se hace una analogía con una cocina, también ha acumulado mucha basura en la forma de algunas de las industrias más obsoletas del mundo. Es de preocupar que tales cadenas de producción globales pudieran presagiar una espiral medioambiental a la baja. Existe división de opiniones en cuanto a cuáles son los factores que han provocado que proliferen estos sumideros medioambientales en países en desarrollo como China. Para algunos, la espiral a la baja se debe a dos factores, por un lado, la demanda a las provincias de China para que compitan y atraigan inversión extranjera directa mediante la reducción del nivel de sus normas medioambientales y, por el otro, la oferta de las empresas multinacionales de trasladar sus mayores elementos contaminantes a China.

6. Para rematar estas preocupaciones concretas, existe un importante temor a la vulnerabilidad macroeconómica de la economía en el proceso de globalización. El reajuste macroeconómico de la economía es suficientemente difícil sin que a ello venga a complicarse la repercusión de la adhesión de China a la OMC. La economía china capeó muy bien la crisis asiática y la recesión mundial, sufriendo únicamente una caída de un par de puntos en la tasa de crecimiento del PIB. La complicación añadida de la adhesión a la OMC podría afectar a sectores específicos, por ejemplo, la agricultura o la industria automovilística, suficientemente como para que el crecimiento agregado se reduzca al 5 o incluso el 3 por ciento. Todo ello podría empeorar el panorama de todos los retos específicos citados anteriormente.

Además, los trabajadores y los empleadores expresaron preocupaciones divergentes. Las preocupaciones de los trabajadores tenían que ver con las condiciones de trabajo y los salarios en las empresas multinacionales y en las zonas reservadas a las empresas extranjeras, la composición cambiante de los sindicatos debido a la privatización, y su repercusión en las relaciones con los empleadores. Las preocupaciones de los empleadores se basaban en la necesidad de aumentar la respuesta de las empresas al mercado, así como la responsabilidad de las empresas ante los accionistas, con objeto de conseguir que el crecimiento del sector privado aumentase el reempleo.

Principales opciones de política

Existía un amplio consenso sobre la necesidad de adoptar una serie de políticas que lograran que la globalización beneficiase a un mayor número de personas en China. La inclusión es uno de los tres "representantes" que surgieron como el mensaje principal del 16.º Congreso del PC.

Para empezar, las seis vulnerabilidades implican todas ellas la adopción de políticas estratégicas para corregirlas.

1. El importante reto de generar empleo sólo podría hacerse frente combatiendo en diversos frentes políticos. Se hizo referencia a la importante Conferencia Nacional de Reempleo que se había celebrado en el verano, en la que se habían fijado nuevos criterios para establecer la eficacia de las reformas políticas, entre los que se había añadido de forma inesperada el criterio del empleo. La pauta a seguir consiste en que las reformas políticas se juzgarán a partir de ahora en términos tanto financieros como de empleo, lo que representa una lección saludable para todos los países que se embarquen en reformas de este tipo.

Una medida innovadora proponía recurrir al mercado laboral rural más flojo y supuestamente más barato para reemplearlo en las empresas que se estaban estructurando. Esta medida permitiría abordar al mismo tiempo la cuestión de la competitividad de las empresas y la relativa carencia en las zonas rurales.

Se comprendía claramente que el crecimiento del empleo a largo plazo debía basarse en convertir la ventaja comparativa de China en una ventaja competitiva. Con tal fin había que aumentar la inversión en el desarrollo de recursos humanos, sobre todo en áreas críticas como las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC). La reducción de los costos de la información contribuiría a la proliferación de las TIC.

2. La aguda percepción de las disparidades existentes entre zonas rurales y urbanas en lo que respecta a los ingresos, el acceso a las oportunidades de empleo, la protección social, la salud y la educación, implica que se adopten fuertes medidas en todos estos ámbitos. El desleal sistema de comercio internacional que protege al sector agrícola de los países en desarrollo en detrimento de la agricultura de los países en desarrollo debe volver a negociarse. Para ello, es necesario contar con más diálogo, colaboración y coordinación internacionales. El sistema "Houkou", que limita la migración rural, está siendo modificado y necesita nuevas reformas. La formación de la mano de obra rural debe respaldar este cambio. Es necesario ampliar el actual sistema de seguridad social de la población urbana (300 millones) a las zonas rurales.

3. La seguridad social debe sustentarse en una reestructuración socialmente sostenible. El sistema actual está infrafinanciado y necesita mayor inversión. La reestructuración de las empresas estatales, aunque es imperativa, supone un alto costo en términos de empleo y seguridad social, y un proceso de reestructuración más innovador sería útil para ambos.

4. Hay que luchar contra la espiral a la baja en términos tanto de normas del trabajo como de protección del medio ambiente. Una solución viable consistiría en responsabilizar tanto a las empresas extranjeras como al Estado. Las empresas extranjeras deben ser socialmente responsables y aplicar las normas internacionales en China. Las capacidades de ordenación territorial, supervisión y aplicación del Estado deben reforzarse.

5. La globalización no debería implicar una americanización o hegemonía cultural, por ejemplo, el consumo de ostentación frente a la simple frugalidad. Los 120 millones de personas que continúan sumidos en la pobreza en el país dan testimonio del importante déficit de consumo que hay que cubrir antes de poder considerar el consumo excesivo como algo lógico.

6. Existen preocupaciones regionales e incluso mundiales respecto de que la adhesión de China a la OMC podría provocar que este país aumente su parte de mercado a expensas de otros países en desarrollo. Es evidente que China no pretende seguir políticas económicas tan agresivas, y el presente examen de su propia miríada de preocupaciones sobre la globalización disipa rápidamente cualquier posibilidad de que así ocurra.

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 Ultima actualización 16 de septiembre de 2003