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Preguntas más frecuentes |
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¿Por qué establecer una Comisión Mundial sobre
la Dimensión Social de la Globalización?
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En los últimos diez años ha habido muchos debates y controversias sobre las repercusiones de la integración económica a nivel global. Es cierto que el incremento de los intercambios comerciales y de las inversiones extranjeras directas tiene ventajas indudables, pero su distribución es muy desigual, y algunos países y sectores de la población quedan completamente al margen de esos beneficios. Las nuevas tecnologías, en particular internet, han creado oportunidades para mucha gente. Pero los países menos desarrollados tienen escasa participación en esta revolución técnica, y ello ha exacerbado la sensación de que se está abriendo una brecha cada vez mayor entre las zonas más ricas y las más pobres del mundo. Además, 1.200 millones de personas siguen sumidas en la pobreza y viven con menos de 1 dólar al día, mientras que otros, tanto en el mundo desarrollado como en el mundo en desarrollo, han tenido que luchar para hacer frente a los cambios que ha traído consigo la globalización.
Estas desigualdades han conducido a algunos a cuestionar la integración económica a nivel global. Otros, en cambio, sostienen que sólo se podrá salir adelante si se garantiza que la globalización beneficia a más personas en más lugares. Si se quiere que esto ocurra, es necesario ir dejando de lado las polémicas sobre la globalización en sí misma, e ir sentando las bases que permitan comprender mejor cómo este proceso afecta a las personas y a sus familias. Además, hay que hacer un esfuerzo para establecer un consenso entre los distintos actores nacionales e internacionales. La OIT, que es la única organización internacional cuyos miembros son representados por los gobiernos, los empleadores y los sindicatos, tiene en su activo una larga tradición de búsqueda de soluciones definidas en común. Este fue el espíritu con que el Consejo de Administración de la OIT acordó la creación de una Comisión de Alto Nivel para que lo informase sobre las dimensiones sociales de la globalización.
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¿Qué se entiende por dimensión social de la globalización? |
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Hasta ahora, cuando se consideraban los efectos de la globalización, se tendía a centrar la atención en los indicadores económicos, las tasas de los aranceles y las corrientes comerciales y de inversiones entre los países. Pero estos indicadores sólo reflejan una parte de la realidad. No hay que olvidar que más allá de las estadísticas están los trabajadores y sus familias, a quienes la globalización aporta inseguridad, pero también oportunidades. La evolución económica y tecnológica sin precedentes de las últimas décadas ha transformado la vida de las personas y ha creado nuevos paisajes sociales. Ha tenido efectos sobre las relaciones familiares, las relaciones entre los propios trabajadores y las relaciones entre éstos y los empleadores. La rápida divulgación de información y el crecimiento de la industria mundial de los medios de comunicación pueden afectar el sentimiento de identidad de las personas y hacer mella en la solidaridad social y la diversidad cultural. Al mismo tiempo, pueden generalizar los valores democráticos y ayudar a promover la comprensión de este fenómeno.
Así pues, para tener una visión integral de la globalización hay que tener presente toda una gama de cuestiones relacionadas con la manera en que la gente vive, trabaja y ve el mundo en el que vive. El acceso a un trabajo decente, a la educación, a la seguridad, a los derechos democráticos y el sentimiento de pertenecer a una comunidad y a una sociedad determinada constituyen elementos de la dimensión social de la globalización.
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¿Por qué preocuparse de la dimensión social de la globalización? |
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Hay quienes sostienen que la globalización es fundamentalmente un proceso económico y que no deben imponérsele trabas. Según esta opinión, las otras políticas, tales como las de educación, seguridad social y alivio de la pobreza, tienen poco que ver con el proceso de globalización y deben mantenerse. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que esto no es cierto.
La infraestructura social, con inclusión de los sistemas de educación, salud, seguridad social, jurídico y administrativo, desempeña un papel fundamental al determinar si los países y sus habitantes pueden aprovechar las oportunidades que ofrece la globalización. Además, la legitimidad de la integración global depende de que las personas tengan voz en el proceso y de que también vean beneficios tangibles en su vida diaria.
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¿Qué puede aportar una Comisión Mundial? |
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Desde principios de los años 80, la comunidad internacional ha recurrido cada vez más a comisiones independientes para examinar las cuestiones de interés global. Estas comisiones se han unido a las conferencias mundiales de las Naciones Unidas para incrementar la sensibilización respecto del medio ambiente, el desarrollo y la pobreza. Aunque los informes de esas comisiones no siempre se traducen en medidas o en legislaciones específicas, pueden resultar útiles para exponer en la escena mundial conceptos que hasta ese momento habían sido poco examinados. La Comisión Brundtland, por ejemplo, puso de relieve los vínculos existentes entre el medio ambiente y el desarrollo, y popularizó el término de "desarrollo sostenible".
Las comisiones independientes permiten hacer una reflexión más creativa y original que la que se da usualmente cuando se negocian los pormenores de las leyes o convenios. Esta libertad ha permitido formular instrumentos y dispositivos institucionales innovadores. Como cuentan con una amplia variedad de actores, las comisiones independientes pueden crear vínculos que no siempre resultan posibles en la gestión pública nacional e internacional. En ese sentido, la Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización brinda una oportunidad única para tener una visión de conjunto, puesto que tiene en cuenta al mismo tiempo los elementos económicos y sociales de la globalización en los planos nacional, regional e internacional. Sin embargo hace falta voluntad política si se quiere que las comisiones independientes hagan realidad todas sus potencialidades y conviertan sus propuestas en acción efectiva.
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¿Cómo se relaciona la labor de la Comisión Mundial con el tema del comercio y las normas del trabajo? |
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En las últimas dos décadas se registraron muchos debates y controversias sobre la relación entre la liberalización del comercio y las normas laborales. En este caso, los miembros del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio y los de su organización sucesora, la Organización Mundial del Comercio, no han podido resolver sus diferencias a este respecto. Sin embargo, ha surgido un consenso internacional sobre la importancia de las normas fundamentales del trabajo en un mundo en proceso de globalización. La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social de Copenhague de 1995 definió una serie de normas que proporcionarían un cimiento social a la economía globalizada. Estos cuatro principios - libertad de asociación y libertad sindical y la erradicación del trabajo infantil, del trabajo forzoso y de la discriminación - constituyeron la base que permitió adoptar la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento.
Al mismo tiempo, la OIT ha sido reconocida en la actualidad como el órgano pertinente para formular y administrar las normas sobre estos temas. Tanto la Declaración Ministerial de la OMC de Singapur de 1996, en la cual los miembros renovaron su compromiso con las normas fundamentales del trabajo, como la Declaración de la OIT afirman que estas normas no deberían ser utilizadas con propósitos proteccionistas. En su reunión de Doha de noviembre de 2001, los Ministros de la OMC también tomaron nota de la labor de la OIT en relación con la dimensión social de la globalización. Esta es la base sobre la cual la Comisión Mundial examina el papel del comercio internacional como parte de un contexto más amplio de la globalización.
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¿Cómo se integran los acontecimientos internacionales recientes en la labor de la Comisión? |
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Estos acontecimientos han recalcado aún más la creciente interdependencia del mundo actual. Las repercusiones del 11 de septiembre se han hecho sentir en la gente y en los países de todo el mundo. Del mismo modo, pocos se han librado de la regresión del crecimiento, de los escándalos de las transnacionales y de las caídas de la bolsa. La inseguridad económica y personal resultante de esta situación ha venido a sumarse al sentimiento de vulnerabilidad que mucha gente ya sentía ante fuerzas externas sobre las cuales tenían poco control. Esto ha dado mayor urgencia a la necesidad de desarrollar ideas y políticas que permitan no sólo enfrentar y mitigar la volatilidad y la vulnerabilidad de nuestro mundo en proceso de globalización, sino también acceder a las nuevas oportunidades que brinda.
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