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Trabajo forzoso en Myanmar (Birmania)

Informe de la Comisión de Encuesta instituida en virtud del artículo 26 de la Constitución de la Organización Internacional del Trabajo para examinar la observancia por Myanmar del Convenio sobre el trabajo forzoso, 1930 (núm. 29) Organización Internacional del Trabajo
Ginebra, 2 de julio de 1998


Anexo VII (cont.)

 

Resúmenes de los testimonios

1-50

51-100

101-150

151-180

181-205

206-246

 

Etnia:

Karen

151

Edad/sexo:

41, masculino

Situación familiar:

Casado, con cuatro hijos

Proveniente de:

Naung Da Bwe, municipio de Kawkareik, estado de Kayin

El testigo se encuentra en Tailandia desde el principio de 1997, con toda su familia. Huyó por causa del trabajo forzoso y de los malos tratos de los militares. Realizó tareas de transporte de cargas y trabajo forzoso. Todo tipo de trabajo era requerido por los militares, desde talar y transportar bambú y leña hasta cultivar cosechas: tantos trabajos como pueden imaginarse. En razón de todas estas tareas forzosas «... no teníamos nada que comer y nos vimos obligados a partir». Cada hogar debía enviar a alguien una o dos veces por semana, de uno a siete días. A veces, llegaban dos órdenes separadas al mismo tiempo, y entonces más de una persona del hogar debía acudir o pagar a alguien para que lo hiciera: entre 200 y 500 kyats por vez. Normalmente, alguien iba, a menos que estuviese enfermo y entonces había que pagar. Se incluían a las mujeres y a los niños. Las órdenes eran transmitidas por los militares para informar al jefe de aldea cuánta leña se necesitaba, o que tal o tal cosa debía ser construida o hecha. Entonces, el jefe de aldea dividía el trabajo entre los aldeanos. «Cada vez que se terminaba una tarea de trabajo, llegaba otra. No terminaba nunca.» Era así en todas las aldeas de la región. Las autoridades no siempre exigían que los hogares enviaran a alguien al mismo tiempo. Se determinaba quién iría por rotación. Si el número requerido no era enviado, entonces el ejército iba a la aldea a arrestar a los aldeanos. Cuando llegaban, tomaban y mataban a los animales y a veces disparaban contra la población. Vio tres a personas muertas de esta manera en visitas de los soldados para el reclutamiento de cargadores. Los acusaban de ser rebeldes, aunque no lo fueran. Si los cargadores no podían llevar la carga o quedarse de pie, se les daba puñetazos, se los pateaba y se los golpeaba. El no ha visto matar a cargadores, pero escuchó historias. En general, eran los hombres quienes eran usados como cargadores, raramente las mujeres. Los cargadores eran tratados mucho peor que los otros trabajadores forzosos. Con el trabajo forzoso, había menos problemas ya que el ejército estaba presente sólo para vigilar, y no en maniobra. Para los trabajos de carga, la comida dada era pobre, sólo un puñado o un pequeño bol de arroz, apenas lo necesario para que los cargadores no murieran. Ninguna comida era proporcionada en otro trabajo forzoso. La gente traía su propia comida y herramientas. Entre los otros tipos de trabajo, se incluía la construcción de campamentos del ejército, la excavación de trincheras, la tala de bambú, la construcción de carreteras, el trabajo en las plantaciones de caucho o de azúcar. El testigo hizo todos estos trabajos, excepto la plantación de azúcar. El trabajo en la plantación de caucho era particularmente extenso. El ejército compraba las semillas y los trabajadores hacían todo el resto: plantar, cultivar, estacar los árboles, cosechar. El caucho era enviado a las jefaturas de los batallones 549, 547, 548. Estas estaban situadas en la aldea de Nabu. Tuvo que trabajar forzosamente, bajo pedido, para estos tres campamentos del ejército. Todos estaban a menos de dos millas de la aldea. Los militares controlaban la región completamente, sólo desde hacía un año. Fue entonces que los campamentos fueron instalados y que empezaron las tareas de trabajo forzoso. En 1996, cuando llegó por primera vez, la primera cosa que ordenaron los militares fue limpiar la jungla para los campamentos. Después, ordenaron que se trabajara en la construcción de carreteras. Hizo esto durante un año antes de partir. La carretera era de dos carriles y para todo clima, con una superficie de piedras rotas. Realizó muchas veces tareas de transporte de cargas, generalmente entre los campamentos. También transportó cargas antes de que los campamentos fueran instalados y de que empezaran las otras tareas de trabajo forzoso. Estuvo muchas veces en la línea de frente. Durante las batallas, algunos cargadores eran heridos y algunos se escapaban. Los cargadores heridos eran matados. Durante las ofensivas, los cargadores eran usados por los soldados en tareas de exploración delante del grueso de las tropas. Los cargadores eran a veces enviados delante de las tropas para desactivar las minas. A veces, uno o dos cargadores por semana eran heridos o morían de esta manera. Las tareas de transporte de cargas duraban desde pocos días hasta un mes. Eran hechas sobre la base de rotaciones, dos o tres veces por año. Otros trabajos forzosos tenían lugar dos o tres veces por semana, durante uno o dos días, pero a veces cinco días seguidos si los lugares de trabajo estaban alejados. Los aldeanos tenían que realizar trabajo forzoso en promedio más de dos semanas por mes.


Etnia:

Karen

152

Edad/sexo:

36, masculino

Situación familiar:

Casado, con cuatro hijos

Ocupación:

Obrero

Proveniente de:

Treh Wah, municipio de Bilin, estado de Mon (aldea con 50 hogares)

El testigo abandonó Myanmar hace un año, pero regresó a principios de 1998. Abandonó Myanmar una vez más a mediados de febrero de 1998. Hace un año y tres meses, justo antes de que partiera por primera vez, fue arrestado por el LIB 96 y sometido a torturas. Lo acusaban de ser soldado de la KNU. Fue golpeado, torturado con la llama de una lámpara de querosén y le vertieron agua en las fosas nasales. Existía un campamento del ejército en el área de su aldea desde 1988, por consiguiente el transporte de cargas era frecuente para ellos: muchas veces por mes, a lo largo de cuatro o cinco años, durante al menos tres a diez días cada vez. Una vez, duró tres meses. Esto se hizo bastante continuo. Durante la tarea que duró tres meses, tuvo que transportar arroz a la línea de frente. Había sido tomado por los soldados mientras caminaba por la carretera de su aldea y forzado a realizar este trabajo. Las otras veces, fue arrestado de una forma similar o se le ordenó, a través del jefe de aldea, que acudiera. El turno de tres meses fue hace tres o cuatro años. Fue recogido en Thaton y enviado en camión a Bilin, tuvo entonces que caminar hasta la línea del frente, en el distrito de Papun. No le dieron agua (los cargadores debían encontrarla solos) y le dieron poco arroz: un puñado por día, con una cucharada de curry de guisantes amarillo. Los cargadores no tenían fuerzas en razón del trabajo extenuante y la poca comida. Muchos fueron golpeados y matados por los soldados. Durante la tarea de tres meses, diez cargadores fueron golpeados a muerte por los soldados. Si los cargadores iban demasiado despacio, se los golpeaba o mataba. El mismo fue golpeado. Las mujeres no eran utilizadas como cargadoras para la línea del frente, pero sí para distancias menores en zonas rurales. El no vio a cargadores heridos o matados en las hostilidades. Transportaba dos paquetes de arroz, uno sobre la espalda y otro sobre un hombro. Se podía pagar 600 kyats para evitar trabajar tres días. Ningún medicamento era proporcionado a los cargadores enfermos. La última vez en que él trabajó como cargador, fue hace un año. Entre las otras formas de trabajo forzoso, estaba la excavación de trincheras, la construcción de cercas en el recinto del ejército, que se encontraba a sólo una hora de camino. El realizó en secuencia estos dos tipos de trabajos y tareas de transporte de cargas. También había un campamento cercano del DKBA, establecido hace un año, y también había pedidos de trabajo forzoso que provenían de allí y se agregaban al resto. Para el DKBA, se realizaban trabajos en el campamento construyendo cercas, talando arbustos y excavando trincheras, además de la construcción de carreteras. En total, en un mes, se debía trabajar en promedio diez días en el campamento del ejército, 15 días en el campamento del DKBA, más las tareas de transporte de cargas. De esta manera, quedaban no más de cinco días por mes para trabajar para ganarse la vida. El era un granjero que trabajaba para otros. Tenía que cortar leña para la venta y así obtener más ingresos. Aun así, no lograba mantenerse. Por eso fue a Tailandia. La cantidad de trabajo forzoso es mayor hoy que nunca porque existen dos bases militares que exigen servicios. En 1989, la aldea empezó trabajando en la carretera de Mawlamyine (Moulmein) a Rangún. Se asignó a la aldea una sección completa de 1.000 pies de largo, de un ancho de dos palmos de brazo. El jefe de aldea distribuía las asignaciones sobre la base de turnos. Su último proyecto de trabajo forzoso fue construir cercas en la base del DKBA. Justo antes de partir, pagó 4.000 kyats para liberarse de un segundo arresto por parte del ejército. Tenía el dinero en esa ocasión gracias a la venta de hojas de paja para techo.


Etnia:

Karen

153

Edad/sexo:

28, masculino

Situación familiar:

Casado, con una hija de siete meses de edad

Ocupación:

Granjero

Proveniente de:

Tichara, municipio de Myawady, estado de Kayin (la aldea contaba con más de 300 familias)

El testigo abandonó Myanmar a principios de enero de 1998 porque ya no podía mantener a su familia, en razón del tiempo que requería el trabajo que debía realizar para los militares y de los impuestos que debía pagar. Realizó tareas de transporte de cargas y construcción de carreteras. En ambos casos, el jefe de aldea transmitía una orden de los militares, aunque a veces los militares mismos venían directamente a las casas o a los lugares públicos para reclutar cargadores. No recibía ningún pago ni compensación alguna por el trabajo realizado. Realizó tareas de transporte de cargas una sola vez, durante una semana en la temporada de lluvias. Las otras veces, logró escapar. El transporte de cargas debía ser realizado en una región montañosa del estado de Kayin. Los cargadores eran hombres, entre 14 y 60 años. No recibían paga. Sin embargo, era posible contratar a un reemplazante. El precio para esto variaba según el número de días de trabajo, pero era entre 500 y 1.000 kyats. Se podía pagar al jefe de aldea para ser exceptuado. El nunca pagó y por esto no sabía cuál era la suma que debía pagarse. Había que transportar municiones y caminar todo el día. Nunca había comida suficiente. Al principio, cada cargador recibía una lata de arroz. Después de unos pocos días, tres cargadores debían compartir cada lata. Debían dormir en la jungla, sin refugio. Nadie podía ocuparse de su familia durante su ausencia. Durante ese período, su mujer dio a luz a su hija. El no fue personalmente maltratado. Algunos de sus amigos, sin embargo, fueron golpeados con un palo por no caminar con suficiente rapidez o por estar demasiado cansados para transportar la carga que se les había asignado. El debía transportar comida para los militares que vivían en el campamento en las montañas, de una a tres veces por mes, en los últimos dos años. Había que caminar alrededor de una hora para llegar al campamento. Realizó este trabajo en rotación con otros hombres. El número de personas ocupadas en este trabajo variaba, pero excedía probablemente las 100 personas. También debió trabajar en la carretera entre su aldea y Meh Pleh. Se trataba de una carretera para automóviles. El lugar de trabajo se encontraba a tres horas de marcha de su casa. Debió trabajar allí varias veces en el último año, aunque la construcción de la carretera había empezado tres años antes. Dicha carretera debía ser reparada después de cada temporada de lluvias. Más de 20 personas de su aldea trabajaban al mismo tiempo que él. Sin embargo, no podía evaluar el número total de hombres y mujeres que trabajaban en la carretera. La jornada de trabajo empezaba a las ocho de la mañana y terminaba a las cinco de la tarde, con una hora de pausa a mediodía. El debía traer su propia comida, pero podía volver a su casa por la noche. Se podía pagar a un sustituto. El no sabía el precio, puesto que no tenía suficiente dinero para contratar a alguien. Se podía pagar al jefe de aldea para no ir: el precio era de 100 kyats por día. En el último año, también debió poner cercas a lo largo de la carretera y hacer guardia contra la KNU. Para hacer esto, debía caminar a lo largo de la carretera cada mañana con un arado para rastrear minas u otros explosivos. El año pasado, una mina explotó y mató a un trabajador y a dos soldados. Finalmente, él debió pagar entre 200 y 300 kyats por mes desde su retorno a su aldea en 1995. No sabía por qué dichos impuestos eran cobrados. Para pagarlos, debió vender tierras y aceptar trabajos jornaleros.


Etnia:

Karen

154

Edad/sexo:

44, masculino

Situación familiar:

Casado, con cuatro hijos (todos lo acompañaron)

Proveniente de:

Minzan, municipio de Hpa-an, estado de Kayin (aldea de 500 hogares)

El testigo y su familia se encuentran en Tailandia desde hace seis años. En enero de 1998, él volvió a su aldea para ver cual era la situación. Se quedó allí por 20 días y regresó entonces a Tailandia. Le pareció que la situación no era buena. Los militares tenían entonces un control firme en la región. Antes de partir, cultivaba arrozales. Debía dar un porcentaje de su cosecha al ejército y otro porcentaje al propietario de las tierras, por lo cual quedaba poco para él. «Era difícil sobrevivir con lo que quedaba.» No podía permitirse participar en las tareas de transporte de cargas o de trabajo forzoso, y así, dormía en la jungla para evitarlas. Esta estrategia le permitía evitar ser arrestado directamente por las tropas. Pero no podía evitar las órdenes que provenían del jefe de aldea. El fue cargador cuatro veces, tres veces por órdenes recibidas, una porque había sido directamente arrestado. Cada vez, se escapó antes de terminar la tarea. Así, tres de ellas duraron sólo cuatro o cinco días. La cuarta vez, trabajó durante un mes y cinco días. Cuatro personas habían ya muerto por el exceso de trabajo y el hambre y él estaba seguro de que habría muerto si se hubiera quedado. Entonces se escapó y volvió a su casa. Cuando los cargadores se debilitaban y no podían permanecer de pie, eran golpeados. A veces, tras haber sido golpeados, los cargadores no podían caminar y entonces se los abandonaba junto al camino para que murieran. Siempre que los cargadores caminaban más despacio, se les pegaba. No se daba ningún medicamento a los enfermos. Había pocas cantidades de comida. Los cargadores cocinaban su propia comida. Los soldados cocinaban también la suya. Se daba alrededor de la mitad de una lata de leche condensada de arroz y curry de guisantes amarillo. El arroz era duro y viejo. A veces, había también pasta de pescado de baja calidad. En la aldea, había 500 hogares y el transporte de cargas se hacía por rotación, cuando los soldados venían. Llamaban a cinco, diez o 15 personas una o dos veces por mes aproximadamente. Si no había ningún hombre en la casa, la familia debía pagar 600 kyats. Ahora, el pago se había elevado a 2.000 kyats, ya que más y más personas no querían trabajar y se hacía más difícil encontrar sustitutos. Sólo los hombres realizaban tareas de transporte de cargas. Se usaba a las mujeres sólo para los trabajos de corta distancia. Había muchas tareas de transporte de cargas entonces. Los aldeanos debían ahora pagar tasas de transporte de cargas, una vez por mes. Había así poco trabajo de transporte de cargas efectivo. Sin embargo, había muchos otros trabajos forzosos y por consiguiente la cantidad total de tiempo consagrado al trabajo forzoso era más o menos la misma. Puesto que las tareas de transporte de cargas eran las más opresivas, él pensaba entonces que, en cierta medida, había habido una mejoría. El trabajo forzoso era exigido sobre todo en el campamento del ejército, limpiando, plantando, renovando los edificios, haciendo trabajo agrícola para el ejército. La construcción de carreteras era la tarea principal, junto con el trabajo en el campamento militar. El trabajo agrícola forzoso se realizaba para la plantación de caucho del LIB 202. Se debía hacer todo el trabajo de plantación, cultivo y cosecha. El caucho producido se enviaba a la división 22. La carretera de Hpa-an a Shwegun era la más importante en la cual se trabajaba. Se encontraba a tres millas de la aldea. Cuando volvió en enero de 1998, debió pasar tres de los 20 días realizando trabajo forzoso en la carretera. Antes, era el ejército quien venía a la aldea para reunir a los trabajadores, ahora todo se hacía a través del jefe de aldea. El jefe asignaba las tareas a cada casa. Se asignaba una cierta distancia de la carretera que debía ser realizada por la aldea. No había soldados en el lugar de trabajo, pero ellos verificaban que el trabajo fuera realizado. Si los trabajadores no completaban el trabajo a tiempo, tenían problemas con los soldados. El jefe de aldea debía informar sobre quién no trabajaba satisfactoriamente. No hubo golpes, sólo amenazas de golpes. Los trabajadores debían llevar consigo su comida y sus herramientas. No recibían ningún pago, claro está. Ellos debían pagar si estaban enfermos y no podían presentarse. Algunos de los trabajadores forzosos murieron en el lugar de trabajo por accidente. Cuando el jefe de aldea se quejó, se le dijo que los accidentes eran debidos a que los trabajadores no eran buenos, y no se pagó ninguna indemnización. Había que pagar 300 kyats por día cuando no se iba a trabajar. Ancianos, niños, todos debían presentarse. Si los trabajadores tenían edad suficiente como para transportar cargas, es decir ocho o nueve años de edad, se presentaban. Poco importaba al ejército que el trabajo fuera hecho por niños, si la tarea asignada era cumplida. Sólo que los niños tardaban más que los adultos (muchas veces otros aldeanos se apiadaban de los niños y los ayudaban a realizar su tarea). Se requisaba al menos una persona por hogar. El testigo consideraba que era más difícil ganarse la vida. Los granjeros debían vender lo que necesitaban, para comer lo mínimo para sobrevivir. El trabajo forzoso era la causa del problema. Cada día pasado en trabajo forzoso era un día perdido para alimentar a la familia. Generalmente, las tareas de transporte de cargas eran limitadas. Había siempre cuatro personas de la aldea designadas por rotación para servir como cargadores en el campamento: iban a buscar agua, cocinaban, llevaban mensajes. Antes, los aldeanos también debían hacer tareas de guardia, pero ya no. Si se los encontraba dormidos durante las guardias, eran multados exigiéndoseles un cierto número de pollos. Ahora, el ejército también recolectaba un nuevo impuesto para la construcción y la reparación de escuelas. La cantidad dependía de los ingresos: de 7.000 kyats para los ricos a 1.500 para los pobres. Pero era imposible pagar también este nuevo impuesto. Los aldeanos debieron vender sus pertenencias y era entonces imposible quedarse. La única solución era partir.


Religión:

Musulmana

155

Edad/sexo:

38, femenino

Situación familiar:

Casada, con seis hijos

Ocupación:

Trabajadora jornalera agrícola

Proveniente de:

Yebu, municipio de Hlaingbwe, estado de Kayin (antes la aldea contaba con 1.000 hogares, ahora la mayoría se ha ido)

La testigo abandonó Myanmar con su familia a finales de 1997 en razón de la cantidad de trabajo forzoso para los militares (incluido el transporte de cargas), que llegaba hasta 20 días por mes. Como trabajadores jornaleros, si debían realizar trabajo forzoso un día, no tenían nada para comer al día siguiente. Los soldados trataban muy mal a los musulmanes, los karen y la población de las colinas, pero el trato reservado a los musulmanes era el peor de todos, por lo cual era difícil para los musulmanes permanecer en las aldeas. Eran sometidos al trabajo forzoso más duro y tenían menos comida, y por esta razón huían de las aldeas hacia las ciudades. En su aldea, solía haber 200 hogares musulmanes, ahora sólo quedaban 15 ó 16. Normalmente, los soldados pedían el número de cargadores que necesitaban a través del jefe de aldea, pero si la aldea no enviaba tal número, o no lo hacía suficientemente rápido, los iban a buscar ellos mismos. En aquella época, si los aldeanos acompañaban a los soldados inmediatamente, estaba bien, pero si no los soldados perseguían a los aldeanos y les pegaban. En su familia, los hombres hacían transporte de cargas. Así, su marido debió transportar municiones y comida para el ejército. Durante muchos años, se les pidió que transportaran cargas una vez por mes, normalmente durante unos cinco días, pero a menudo era durante una semana o diez días y a veces durante un largo período, de dos meses o más. A veces, para distancias cortas (por ejemplo, hasta el campamento más cercano), podía tomar un solo día, pero entonces reclutaban a dos o tres personas del mismo hogar, haciendo más difícil la situación. A veces, se les ordenaba a los cargadores que llevaran consigo comida para un número de días determinado (por ejemplo, 15 días) para que tuvieran de comer. Las personas fuertes que podían hacer el trabajo en general estaban bien. Si los cargadores estaban cansados, incapaces de trabajar, se les pegaba y pateaba, y a veces se los mataba a disparos. Algunos de sus amigos de otras aldeas fueron matados de esta manera. En dos o tres ocasiones, su marido fue golpeado en la espalda con una caña de bambú, abriéndosele la espalda; ella lo vio, y esto le sucedió también a muchas otras personas. Cuando trabajaba en el transporte de cargas, el aldeano recibía muy poca comida y se esperaba que hiciera un trabajo pesado. Los cargadores eran golpeados y pateados y a veces se los dejaba junto al camino. Ella vio muchas heridas causadas por golpes y patadas en todo el cuerpo, que debían recibir tratamiento médico. Cuando había combates, como en el estado de Kayin, los soldados colocaban a los cargadores al frente para que murieran y los soldados quedaran vivos. Esto le sucedió a su esposo. Aun en otras circunstancias, cuando los soldados esperaban un ataque contra su campamento, ella misma había sido utilizada como escudo humano. Los soldados llamaban a toda la aldea, con los niños, para que se colocaran frente al campamento militar. Algunos aldeanos murieron de esta manera; 20 personas de su propia aldea murieron así: musulmanes, karen, gente de las montañas, algunos en los días que precedieron su partida, otros en el año anterior. Respecto a la construcción de campamentos y los servicios, había tres campamentos militares en la región: Yebu, Nabu y Painkyone (con pequeños puestos a su alrededor). Estaban allí desde hacía al menos 20 años, aunque habían cambiado de lugar. Si uno de los campamentos se trasladaba a una nueva ubicación, la gente debía construir el nuevo campamento: hombres, mujeres, niños, todos. En el caso de Nabu, la población, de alrededor de 1.000 familias, debió trasladarse hace dos o tres años para dejar su lugar al campamento militar. Ya nadie vivía allí. Algunos se mudaron a Kawkareik o a otros lugares, o cerca en las colinas. En Yebu, había un gran campamento militar, ella no recuerda cuando fue instalado, pero los pequeños puestos a su alrededor, adonde los soldados iban de patrulla, habían cambiado de lugar. Cuando se construía un campamento, las personas de aldeas lejanas también debían presentarse y realizar trabajo forzoso, pero para los servicios de rutina, ella debió sólo acudir al campamento de Yebu, y no a Nabu ni a Painkyone. Para los servicios dentro del campamento, las órdenes escritas eran dadas al jefe de aldea, pero si había problemas con el cumplimiento de las mismas, los soldados venían y golpeaban a los aldeanos. No siempre llamaban a una persona de cada casa de la aldea; a veces, por ejemplo, si necesitaban a cinco personas, había turnos entre los hogares. Querían una persona del hogar, no les importaba que su marido no estuviera (por ejemplo, porque estaba trabajando como jornalero en un lugar alejado o porque estaba sirviendo como cargador). En la ausencia de su marido, y si ella no tenía dinero para pagarles, los soldados no aceptaban una respuesta negativa y ella debía acudir. Su hijo mayor, que se fue hace mucho, y su segunda hija, también debían realizar tareas de transporte de cargas; a veces, aun niños pequeños debían presentarse. En el campamento, los hombres también tenían que transportar cargas, y tanto hombres como mujeres debían ir a buscar agua, estar listos para llevar mensajes, cocinar arroz para los soldados y todo otro trabajo que necesitaran. Cuando cambiaban los soldados (es decir, cuando una unidad del ejército distinta se instalaba), había más trabajo, más cosas que hacer. También debían talar y partir bambú y fabricar cosas con él. A veces, los hombres eran enviados lejos en la jungla para buscar árboles, talarlos y traer troncos para los soldados. Muchas veces, se hacían demasiadas cosas, y los soldados las hacían transportar a otra parte, ella no sabe si para usarlas allí o para venderlas. La testigo también debió realizar todo tipo de cultivo forzoso. Los aldeanos debían hacer todo el trabajo y dar la cosecha a los soldados, para que la vendieran. También debían proveer los pollos y la carne que los soldados les pedían. Si alguien no lo hacía, los soldados lo encerraban y mataban y comían todo su ganado. Ella, su marido y sus hijos trabajaron en la carretera de Nabu a Painkyone. Después de que ella partió, su familia debió seguir trabajando allí: una persona por familia debía hacerlo, aun los niños de 12 y 13 años de edad. Ella sabía de niños de 10 años que debían realizar trabajo forzoso. Si nadie de alguna casa se presentaba, la familia debía pagar una multa, pero nadie tenía dinero para pagar y entonces era un niño quien iba; si no, los soldados iban a la casa, golpeaban e insultaban a sus habitantes. También los aldeanos alejados de la carretera debían trabajar. De su aldea, tomaban a una persona por hogar, pero no siempre al mismo tiempo, a veces 50 por vez, por rotaciones, según el número de personas que necesitaban. Esta carretera, que provenía de Nabu y atravesaba la región de Yebu, estaba suficientemente cerca de su casa como para que ella volviera por las noches; otros debían arreglarse por sí mismos, construyendo refugios o durmiendo a la intemperie. El trato era distinto del que recibían durante las tareas de transporte de cargas; este último era mucho peor ya que los cargadores podían descansar sólo cuando descansaban los soldados y a los soldados nada importaba que los cargadores estuvieran cansados o tuvieran frío, calor o porque recibían poca comida. Aquí, los aldeanos podían arreglarse para comer, dormir y descansar, siempre que hicieran el trabajo. Se les asignaba una sección de la carretera en particular, generalmente sin imponerles un plazo, aunque a veces una cierta cantidad de trabajo debía ser realizada en un plazo de cinco días. El dinero/multa que debía pagarse por no realizar trabajo forzoso era de alrededor de 100 kyats por día. Si el trabajo era en un lugar alejado, se debía pagar por tres días: 300 kyats. Otras veces, la suma era de sólo 60 ó 70 kyats. La suma dependía también de cuán duro era el trabajo, para el transporte de cargas debía pagarse más, porque era más largo, hasta de dos meses, y porque el trabajo era más difícil, por lo cual debía pagarse entre 200 y 300 kyats por día para el transporte de cargas. Si había tres aldeas, los soldados iban a la primera aldea y, si los aldeanos podían pagar, tomaban el dinero. Hacían lo mismo con la segunda. Sólo cuando llegaban a una aldea que no podía pagar, requisaban a los trabajadores. Preferían el dinero a los trabajadores, pero si realmente necesitaban trabajadores, los tomaban. Aun ciertos aldeanos que pagaban era forzados a trabajar.


Religión:

Musulmana

156

Edad/sexo:

12, masculino

Situación familiar:

Familia de ocho personas (madre y siete hermanos)

Ocupación:

Ninguna

Proveniente de:

Yebu, municipio de Hlaingbwe, estado de Kayin

El testigo realizó trabajo forzoso para los soldados desde la edad de 10 años. Abandonó Myanmar a mediados de 1997. Realizó su trabajo forzoso en la construcción de carreteras. Para construir la carretera, debían cortar bambúes y árboles. Debía talar la maleza, excavar y cargar lodo todos los días, durante la temporada seca, desde las siete de la mañana hasta mediodía, cuando comía el arroz que traían. Luego, de vuelta, de la una hasta las cinco de la tarde. Era un trabajo pesado, él estaba muy cansado. A veces, a las once de la mañana, los niños se escondían en los arbustos. Los soldados no los veían, pero otros trabajadores sí y les pedían que volvieran a trabajar. Entre los adultos, había alrededor de cinco niños, a veces dos o tres, a veces diez. El mismo debió acudir porque era huérfano de padre. Si su madre no podía ir, él debía hacerlo. A veces, también, los aldeanos con dinero contrataban a alguien para que fuera en su lugar, pagándoles 30 kyats por día. La mayor parte de las veces, él fue por su familia. Si los soldados les ordenaban construir una carretera de diez palmos, ellos debían terminarla. Los soldados le gritaron pero nunca le pegaron. Una vez, vio a un comandante golpear a una jefa de aldea porque no había podido encontrar suficiente gente para el trabajo forzoso. El comandante la ató con una cuerda y le pegó en la espalda con una caña de bambú; otros soldados lloraron porque se apiadaban de ella. Su padre murió herido por bala en una batalla mientras transportaba cargas; él era entonces sólo un bebé. Escuchó decir que los soldados golpeaban a los cargadores que no podían realizar su trabajo. Vio a personas heridas en el cráneo y en los hombros.


Etnia:

Karen

157

Edad/sexo:

48, masculino

Situación familiar:

Familia de nueve personas (esposa y siete hijos)

Ocupación:

Granjero

Proveniente de:

Bee Lay noh, municipio de Bilin, estado de Mon (originariamente, la aldea contaba con 500 familias, ahora quedan sólo 100)

El testigo vino a Tailandia hace cuatro años: se quedó tres años y volvió a Myanmar durante unos pocos meses en la estación de lluvia para recoger a alguien y regresó en agosto de 1996. Volvió una vez más y regresó a Tailandia en octubre de 1997. Cuatro años atrás, debió talar árboles y bambúes para construir la carretera de Bilin a Papun. Debió trabajar 15 días, tuvo un día de descanso, y después trabajó 15 días más. Como no le quedaba más comida y de ese modo no podía seguir trabajando, se escapó. Trescientas personas por día, una persona por casa, debían construir la carretera al mismo tiempo. Los militares habían dado la orden al jefe de aldea y los aldeanos debían permanecer callados, aunque los soldados les gritaran. Hace cuatro años, en un solo día, él vio matar a dos mujeres, dos niñas y cinco hombres porque estaban cansados y habían tomado un descanso en su trabajo. Los soldados les gritaron, ellos respondieron y los soldados se enojaron y los mataron. Les pegaron en la cabeza, violaron a las dos niñas y los mataron a cuchilladas. La construcción de la carretera seguía cuando él retornó en octubre de 1997. Cuando volvió a Myanmar y a su aldea por primera vez, para ir a buscar a alguien en la temporada de lluvias de 1996, él no realizó trabajo forzoso, pero vio a otras personas cercar el campamento militar, excavar bunkers y trincheras. En 1997, el testigo, como otros, debió realizar trabajo forzoso, diez días por mes, una persona de cada hogar, talando y cargando árboles y bambú. La carretera no estaba terminada, el campamento ya estaba totalmente construido pero todavía había que fabricar trampas con puntas de bambú. Los hombres que no podían cargar bambú eran matados por las tropas del SLORC/DKBA, las mujeres eran heridas y pateadas y golpeadas con pistolas. Una vez, él vio a un anciano quien dijo a los soldados y al DKBA que estaba muy cansado y que no podía seguir, los soldados le respondieron que estaba dispuesto a trabajar para la KNU pero no para ellos, le abofetearon, le pegaron a puñetazos y patadas y lo mataron con un cuchillo. Un día, cuando todos los aldeanos estaban en la jungla cortando bambú, los soldados bebieron alcohol y obligaron a una mujer a ir al campamento. La mujer dijo que estaba cansada y pidió descansar en el camino. Los soldados le dijeron que no tenían tiempo, le golpearon y le pegaron con una caña de bambú. Al anochecer, el testigo fue a la casa de ella, pero ella no estaba. Un monje del monasterio dijo que había sido matada por un soldado del SLORC. Otro día, vio a soldados que golpearon a una mujer dos veces en la cabeza con una pistola y la mataron. Ella y otros aldeanos debían cortar bambú y había querido tomar una pausa y se había sentado. Entonces, un oficial del DKBA le dijo que quien quisiera descansar debería morir y los soldados golpearon en la cabeza a la mujer sentada y el segundo golpe la mató. En septiembre de 1997, los soldados quemaron varias pequeñas aldeas en el municipio de Bilin y obligaron a los aldeanos a que se reubicaran en otros lugares. Su aldea, Be Lay Noh, era grande y allí había un gran campamento militar, y por eso las pequeñas aldeas de los alrededores fueron reubicadas allí. Más tarde, el comandante del campamento ordenó a los aldeanos que volvieran a sus aldeas y allí debieron construir casas nuevas, puesto que las viejas habían sido quemadas por los soldados. Los aldeanos también debían talar cañas de bambú, construir casas para las familias del DKBA y del SLORC y construir cercas a su alrededor. El se escapó con su familia, y con 60 familias de su aldea y muchas otras de aldeas karen, en total 300 familias permanecían en el mismo campamento de refugiados, porque no tenían suficiente comida. Hace un año, soldados del DKBA y del SLORC tomaron todo su arroz; debían entonces ir y obtener un poco de arroz una vez por día, suplicando por su propio arroz; los soldados les daban sólo tres pequeñas latas de arroz, una vez por día. Trataron de salir de la aldea para cultivar un poco de arroz en secreto en las montañas, donde los soldados no lo encontrarían, pero vinieron unos cerdos y se lo comieron todo.


Etnia/religión:

Karen, cristiana

158

Edad/sexo:

55, masculino

Situación familiar:

Once (él, su esposa y nueve hijos)

Ocupación:

Antiguo jefe de la zona de una aldea

Proveniente de:

Bee T'Ka, municipio de Laingbwe, estado de Kayin

El testigo vino a Tailandia en 1996. Volvió a su aldea en enero de 1998 y regresó a Tailandia en febrero. De las 300 familias de la aldea, ahora sólo quedaban 50 familias budistas, todos los cristianos habían huido. Cuatro años atrás, tropas del SLORC y del DKBA empezaron a echar a los aldeanos, algunos de los cuales volvieron unos meses más tarde. Esto sucedió varias veces, pero hace dos años, los soldados no los dejaron volver más y entonces algunos de los aldeanos vendieron sus casas y no volvieron nunca más. Fue a Tailandia tras haber sido arrestado y acusado de estar en posesión de armas escondidas. Antes de convertirse en el jefe de la zona de su aldea, hace diez años, él realizó cuatro viajes de transporte de cargas, de entre dos y cinco días cada uno, pero sus hijos y otras personas habían hecho trabajos de transporte de cargas por un mes seguido. A veces, los soldados llamaban a cargadores sólo por tres días, pero después debían quedarse por un mes entero. Cuando él regresó en enero de 1998, los aldeanos debían transportar cargas todos los meses, generalmente durante cinco días. Si no podían presentarse, debían pagar 450 kyats por día. Los aldeanos debían construir una carretera, iban caminando al trabajo, trabajaban y dormían allí por una semana hasta que llegaba el relevo. Esto implicaba que no tenían tiempo para realizar su propio trabajo. Hace alrededor de tres años, sus hijos trabajaron, unos cuatro días por mes, en las carreteras de Dawlan y Natkyun, así como en la carretera entre Ah Pou y Taun Zun. Las autoridades ordenaban a los jefes de aldea que encontraran trabajadores forzosos, y, si no encontraban suficientes, los soldados venían y capturaban a gente de la aldea. Durante el trabajo forzoso, vio a los soldados solamente gritar a los trabajadores, pero no matarlos. Pero cuando los soldados venían a la aldea, los aldeanos se escapaban y los soldados les disparaban. El testigo describió varios asesinatos de aldeanos que huían o que estaban sospechados de conspirar con la KNU. Cuando era jefe de la zona de la aldea, cada familia debía realizar trabajo forzoso en promedio tres o cuatro días por mes. Ahora, los aldeanos debían hacer trabajo forzoso todos los días en la temporada seca, aunque no siempre lo hacía la misma persona o la misma familia. El pago de dinero era ahora el mayor problema. Si la KNU pedía a los aldeanos que pagaran 10.000 kyats por año, el SLORC/SPDC y el DKBA pedían ambos la misma suma, y así muchos de los aldeanos querían ir a Tailandia (pero no podían). Cuando el testigo regresó a su aldea en enero vio que, entre Tichara y Tiwablaw y entre Meh Pleh y Kyokyo, los soldados del SLORC/SPDC habían incendiado cientos de granjas y de arrozales en los campos. El ganado ya no tenía pienso que comer y moría por las minas de tierra que habían sido plantadas en todas partes. Había que contratar a una persona para que mostrara a la población el camino que tomar entre las minas.


Etnia/religión:

Karen, cristiana

159

Edad/sexo:

48, masculino

Situación familiar:

Casado, con cinco hijos

Ocupación:

Trabajador jornalero (antes de su reubicación)

Proveniente de:

Mye Yeh, municipio de Kyaukkyi, división Bago (la aldea tenía 57 familias; fue reubicada hace cuatro años en la aldea de Yan Myo Aung, junto con 650 familias de ocho aldeas)

El testigo llegó a Tailandia a principios de enero de 1998. Hace cuatro años, tras una emboscada de los soldados de la KNU en la jungla cercana a la aldea de Mye Yeh en la que 14 soldados del SLORC fueron matados, las tropas del SLORC destruyeron tres pozos y árboles de cocos, mangos y limones en la aldea, reunieron a hombres, mujeres y niños de la aldea, así como de dos aldeas vecinas (ter Paw y Po Thaung Su), los ataron y los mantuvieron al sol, preparando sus armas para dispararles. Después de que un soldado convenciera al comandante de la inocencia de los aldeanos, no les dispararon pero les obligaron a caminar hasta el lugar de reubicación, a cuatro horas de camino. Respecto del trabajo forzoso, dos años antes del momento de la reubicación, los aldeanos debían trabajar en la construcción de carreteras todos los días durante las temporadas seca y de lluvias. Una persona por familia, hombre, mujer o niño, debía acudir y transportar piedras. El trabajó seis días, su mujer un día, de las seis de la mañana a las seis de la tarde, con una pausa para comer arroz una vez por día, pero sin tiempo de descanso. Mientras trabajaba en la carretera, su mujer ganó dinero vendiendo verduras que recogía en la jungla. Cuando llegó su turno de transportar cargas, mientras trabajaba en la construcción de la carretera, él pidió dinero prestado para pagar para evitar transportar cargas. Después de la reubicación, debió trabajar en la construcción de la carretera sólo en la temporada seca, y sólo unos días por mes, porque el trabajo estaba compartido entre muchas aldeas, que se turnaban. Cuando los aldeanos llegaron al lugar de reubicación, debían estar de guardia junto a la carretera todos los días y todas las noches. Su cuota era de tres días y noches seguidos por mes, en un grupo de tres personas que se dividían en tres turnos. Entre febrero y noviembre de 1997, debió cortar el pasto y la mala hierba que crecía rápidamente una vez cada dos semanas, mientras estaba de guardia cerca del lugar de reubicación. Realizó tareas de transporte de cargas para los soldados siete veces: antes de la reubicación, cinco veces, durante tres días cada vez; después de la reubicación dos veces, mientras estaba de guardia. En los últimos seis años, fue llamado a desempeñar tareas de transporte de cargas una vez por mes, pero pagó en vez de ir: para ser exceptuado del transporte de cargas por tres días por mes, debía pagarse 200 kyats por día. Todos debían hacer trabajo forzoso o transporte de cargas, o pagar. Algunas personas que no podían pagar, transportaban cargas: su esposa tenía un bebé y él tenía miedo de ser matado durante el transporte de cargas y entonces pagaba. Khin Maun Win (de su aldea) murió mientras transportaba cargas en enero de 1997, dejando una joven viuda con un bebé. No había querido ir, pero fue capturado por los soldados. Uno de sus compañeros cargadores volvió y dijo que había muerto junto a un soldado, al haber pisado una mina. También en enero de 1997, cuatro personas de la aldea de Yan Myoe Aung desaparecieron mientras transportaban cargas y los otros aldeanos pensaban entonces que habían muerto. Después de la reubicación, una persona de cada familia de la aldea por vez debía ir a la jungla y talar muchos tipos de árboles y de bambúes, por un mes y medio. Los aldeanos de dos otras aldeas, Lay Way Gyi y Ner Gu, debían entonces ir allí y plantar pimientos. Más tarde, los pimientos plantados fueron inundados y la cosecha se perdió, y los soldados del SLORC fueron entonces donde los aldeanos que habían plantado los pimientos y pidieron a cada aldea 150.000 kyats (un total de 300.000 kyats). Mientras él transportaba cargas, los soldados le patearon algunas veces. Una vez, los soldados lo habían forzado a transportar 20 obuses, y como él no podía hacerlo, varios soldados le patearon en el pecho y el cayó, le golpearon en la cara hasta que llegó el sargento mayor quien ordenó que le quitaran diez obuses de su carga y así él cargó diez hasta la aldea vecina. Una vez vio cómo un muchacho que había sido capturado por los soldados mientras vigilaba el ganado fue pateado y cómo sangraba de la boca, pero él no sabía por qué había sido pateado. La última vez que realizó trabajo forzoso fue en noviembre de 1997, cuando transportó obuses durante cinco días. Después, siempre se escapó (como otros aldeanos) cuando los soldados del SLORC se acercaban a la aldea. Desde la reubicación, cuando ya no tenía que hacer trabajo forzoso, vivió de la pesca y de la caza de sapos, que comía o vendía. Vino a Tailandia porque no había más arroz en su casa y no tenía ninguna oportunidad de trabajar para su familia.


Etnia:

Karen

160

Sexo:

Masculino

Situación familiar:

Casado, con una hija

Ocupación:

Granjero (trabajaba en la tierra de su padre)

Proveniente de:

Noh Hay Hta, municipio de Papun, estado de Kayin (la aldea tenía alrededor de 40 familias: había un campamento militar a unas tres millas)

El testigo abandonó Myanmar en febrero de 1997 porque ya no podía mantener a su familia, por causa del trabajo que debía realizar para los militares. Nadie podía ocuparse de sus propias cosechas cuando estaba ausente. Le quedaban cinco días por mes en los que podía atender su propio trabajo y sus propios cultivos. Debió realizar tareas de transporte de cargas dos veces por mes durante diez años. La duración de estas tareas variaba, pero no era nunca menor a cinco días. A veces, los viajes duraban hasta un mes, si había operaciones militares. Todas las familias de su aldea debían proporcionar a uno de sus hombres para este tipo de trabajo. Sus hermanos también debían realizar tareas de transporte de cargas. Las órdenes de transportar cargas provenían de los militares, pero eran transmitidas a través del jefe de aldea. No vio ninguna orden escrita. Debía transportar municiones para morteros (proyectiles de tres pulgadas para mortero), comida y utensilios de cocina. Había alrededor de 40 ó 50 cargadores para 150 soldados. No recibía remuneración ni comida suficiente. Había sido capturado en una batalla con la KNU. Los cargadores debían permanecer cerca de los soldados. Fue sometido a malos tratos: fue pateado por estar demasiado cansado para mantenerse en pie. Lo amenazaron de muerte. Vio a dos cargadores que murieron porque ya no podían transportar la carga que se les había asignado. No había medicamentos para los enfermos. El también debió estar de guardia junto a la carretera entre Papun y Kamamaung. Su puesto estaba a tres millas de distancia de su casa. Debía estar de guardia dos veces por mes y cada tarea duraba cinco días. Realizó su trabajo desde 1996 hasta que se fue en febrero de 1997. Todos los aldeanos debían realizar este trabajo. También sus tres hermanos fueron obligados a hacerlo. De hecho, sólo los muy ancianos, como su padre, estaban exentos. Alrededor de 400 personas, incluidos hombres, mujeres y niños trabajaban al mismo tiempo que él. El debía dormir junto a la carretera en aquellos días. Para este fin, debió construirse un refugio. También tuvo que levantar una cerca a lo largo de la carretera, para que sirviera de defensa contra la KNU. Además, los aldeanos debían «limpiar» la carretera todas las mañanas, lo que significaba verificar que no hubieran sido colocados explosivos. Si a ellos se les escapaba una mina y si un vehículo del ejército explotaba contra ella, los aldeanos debían pagar un millón de kyats a título de represalia. A cada aldeano y a cada aldea se le asignaba una sección de la carretera para verificación. El no recibía ninguna paga y debía traer consigo su comida. En una ocasión, en 1997, después de la temporada de lluvias, debió reparar un puente mientras estaba de guardia. Las mujeres de su aldea no recibían malos tratos por parte de los militares. Sin embargo, él escuchó decir que mujeres de otras aldeas habían sido violadas, como por ejemplo una mujer de Po Gay, violada por cinco soldados. En 1997, él también debió construir barracas para el ejército. La tarea duró diez días y el lugar de trabajo se encontraba a tres horas de camino de su casa (nueve millas). Cada día, 30 personas trabajaban juntas (el total para un mes era de 300 personas). Estas personas venían de tres aldeas distintas, incluida la suya. Las órdenes eran dadas por los militares. El equipo y el material (incluido el bambú) necesario para construir dichas instalaciones eran provistos y transportados por los obreros, quienes no recibían por esto ninguna compensación. Era posible pagar a otra persona para que hiciera el trabajo, por un precio de 150 kyats por día. Era también posible sobornar a alguien, aunque el testigo nunca lo hizo. No era posible rechazar el trabajo, y conocía a personas que habían sido arrestadas por rehusarse a trabajar. Respecto de los impuestos, él debía dar al Gobierno cinco de cada 100 canastas de arroz cosechadas. Debía dar cinco de cada 100 haces de caña de azúcar cosechadas. Todos los aldeanos debían pagar estas sumas. El jefe de aldea estaba a cargo de la recaudación de los impuestos. El tenía miedo de ser ejecutado si regresaba (el DKBA estaba en su aldea).


Religión:

Musulmana

161

Edad/sexo:

30, femenino

Situación familiar:

Casada, con una hija

Educación:

3.er nivel

Ocupación:

Comerciante itinerante

Proveniente de:

Mon Naing, municipio de Hlaingbwe, estado de Kayin (la aldea tenía 340 familias)

La testigo abandonó Myanmar a principios de enero de 1998 por causa del trabajo forzoso impuesto por los militares. Transportó cargas e hizo guardia junto a una carretera. Su marido fue también reclutado para transporte de cargas y debió trabajar en la construcción de la carretera. Le quedaban a él entre diez y 15 días por mes para hacer su propio trabajo. El trabajo forzoso se hacía según un sistema de rotaciones, un miembro por familia. Generalmente, su marido y ella compartían el trabajo forzoso. Ella debió trabajar como cargadora muchas veces. En 1997, fue reclutada en total 12 veces, incluidas cuatro veces en la temporada seca. Había tenido que trabajar como cargadora ocho veces anteriormente. Cada vez, las tareas duraban al menos 15 días. En los dos meses que precedieron su partida, se le pidió que se trasladara de su aldea al campamento militar de Mawhpokay, que estaba cerca de la frontera. Fue un viaje de ocho días. La duración total de la tarea fue de 15 a 17 días. Durante su viaje, le llevó cinco días escalar una montaña, y tres días más descenderla. Ciento veinte soldados tomaron parte en este viaje. Era el jefe de aldea quien organizaba el trabajo requerido por los militares. A veces, los soldados arrestaban directamente a las personas que necesitaban. Un miembro de cada familia debía realizar tareas de transporte de cargas cuando era reclutado. Su esposo, su sobrina, su hermana y su hermano también debieron transportar cargas. Había sido generalmente su marido quien había realizado las tareas de transporte de cargas en los últimos 15 años. Tanto los hombres como las mujeres podían ser reclutados para transportar cargas para los militares. A veces, había tanto como 30 ó 40 mujeres. Generalmente, los hombres eran colocados a la cabeza de la columna y las mujeres atrás. Ella debió transportar proyectiles de mortero (cinco) y comida (arroz). No recibía ninguna paga ni suficiente comida. Ella no recibió malos tratos, pero muchas de sus amigas fueron pateadas cuando ya no podían cargar las cargas pesadas que se les asignaban. Los soldados aprovechaban la noche para tocarlas y las amenazaban con sus armas para que no gritaran. Ella fue así tocada en una ocasión. Cuatro hombres habían muerto exhaustos durante el transporte de cargas. Era posible pagar para ser reemplazado, pero ella no lo hizo porque no tenía dinero suficiente. No sabía si era posible recurrir al soborno. Quien se rehusaba podía ser arrestado. Ella conocía a ciertas personas que fueron arrestadas por esta razón. También debió estar de guardia junto a la carretera de Mon Naing a Nyamaraw (14 millas) una vez por mes durante los últimos ocho años. Cada turno duraba cinco días. Una persona de cada familia debía realizar este trabajo, que era reservado a las mujeres. Ella trabajaba con otras 130 mujeres. Debía dormir junto a la ruta en un refugio que compartía con otras cuatro mujeres. Debía «limpiar» la carretera para que los militares pudieran moverse con seguridad. También debía mantener a los militares informados de todo movimiento de la KNU y de toda otra información que le concerniera. No recibía ninguna paga y debía proveer su propia comida. Mientras estaba ausente realizando este trabajo, su marido también debía a menudo transportar cargas para los militares o trabajar en la carretera. Su marido debió trabajar en esto diez días por mes, cuatro meses por año, durante los tres últimos años. Se trataba de la misma carretera en la que ella estaba de guardia. La carretera era sobre todo utilizada por los militares para transportar a las tropas, el equipo y las raciones. Respecto del trabajo forzoso, consideraba que los musulmanes recibían el mismo trato que los otros aldeanos. Sin embargo, se decía que alrededor de 15 musulmanes que habían tratado de regresar a su aldea hace cerca de tres meses (ellos estaban todavía en su aldea) habían sido arrestados y transferidos a un monasterio budista en donde se los obligaba a adorar objetos sagrados del budismo. Si se rehusaban, eran golpeados por los miembros del DKBA. Por último, debían pagar al Gobierno impuestos sobre las cosechas. Cinco de cada 100 canastas de arroz debían ser entregadas al Gobierno. Siete de cada 100 haces de verduras iban al Gobierno. Ella no pensaba que los musulmanes pagaran más que los miembros de otros grupos (budistas o cristianos) de su aldea.


Etnia:

Karen

162

Edad/sexo:

48, femenino

Educación:

10.º nivel

Ocupación:

Jefe de una sección de aldea

Proveniente de:

Aldea de Bee T'ka, municipio de Hlaingbwe, estado de Kayin (la aldea tenía alrededor de 200 familias y estaba dividida en ocho secciones, cada sección tenía entre 20 y 30 familias)

La testigo abandonó Myanmar a principios de febrero de 1998 porque había terminado su mandato como jefe de sección y ya no quería tener contactos con los militares. Los soldados la conocían. Si ella se hubiese quedado, los soldados habrían podido ir a su casa. Había hecho su trabajo contra su voluntad, pero no veía otra alternativa puesto que los militares la habrían arrestado o le habrían pegado si hubieran considerado que su trabajo no era satisfactorio. Los aldeanos se turnaban en la función de jefes de sección. La testigo había sido jefe de sección durante un mes y había ayudado a su sucesor durante seis meses. Las mujeres eran a menudo nombradas jefes de sección porque recibían menos malos tratos que los hombres con el mismo cargo. No se atrevía a regresar porque temía ser arrestada. Por pedido de los militares, ella debía organizar el trabajo de los aldeanos en la construcción de la carretera entre Hpa-an y Dawlan. La orden que recibió de los militares era escrita. Un miembro por familia debía participar en este trabajo. Ella debía organizar el trabajo de 150 personas, incluidas 90 mujeres, durante seis días. Los aldeanos no recibían ni paga ni alimento. Generalmente, se mostraban poco dispuestos a trabajar, pero terminaban por obedecer y finalmente parecían contentos de trabajar juntos. Una persona que se negaba a cumplir con el trabajo que le era asignado podía ser sometida a sanciones por parte de los militares. Cuando una familia no podía contribuir al trabajo, debía pagar. Ella usaba el dinero recaudado de esta manera para comprar comida para los otros aldeanos que trabajaban. También se podía pagar a un sustituto. También organizó trabajos de transporte de cargas, que debían ser realizados una vez por mes. El trabajo debía ser hecho de conformidad con una orden escrita por los militares. Se designaba cada vez entre ocho y 12 aldeanos de su sección. Si no podían acudir, los aldeanos podían pagarle dinero a ella directamente o contratar a un sustituto. Había dos tipos de transporte de cargas. El primero consistía en transportar materiales, equipo o comida de un campamento a otro. El segundo era aquel que se requería durante las operaciones militares. Los cargadores no recibían paga pero tenían demasiado miedo como para negarse y cumplían con el transporte de cargas requerido. Cuando se rehusaban a transportar sin justificación, los militares amenazaban con reubicar a la gente o incendiar su aldea. Además, debió organizar una vez al año durante tres años la construcción de dos campamentos militares que estaban cerca de su aldea (a tres millas). Los aldeanos también debían proveer el material necesario (principalmente madera) y no recibían por esto ninguna compensación. No recibían paga. Ella debía organizar la recaudación de comida para los militares. Dos veces por mes, los aldeanos debían proveer cerdos, pollos y verduras para los militares, quienes las pagaban a mitad del precio de mercado (70 kyats por un haz en vez de 150 kyats). Finalmente, a pedido de los militares, mientras era jefe de sección, debía convencer a los miembros de la KNU que vivían en su aldea para que dejaran dicha organización. No hizo esto de propia voluntad, sino que le fue expresamente pedido por los militares.


Etnia:

Karen

163

Edad/sexo:

37, masculino

Situación familiar:

Mujer y dos hijos

Proveniente de:

Klaw Ka Hti, municipio de Hlaingbwe, estado de Kayin

El testigo abandonó Myanmar a principios de 1997. Los aldeanos debían realizar tareas de transporte de cargas para los militares y trabajo forzoso, talando árboles, haciendo guardia, llevando mensajes, construyendo en los campamentos militares, construyendo carreteras y rastreando minas. El trabajo estaba organizado por órdenes transmitidas por los jefes de aldea por las cuales se asignaban tareas a un miembro de cada familia, según un sistema de rotación. A veces, sin embargo, los soldados reunían directamente a la población para los trabajos de transporte de cargas. El fue testigo de golpizas contra los trabajadores forzados, incluido su tío quien quedó inconsciente tras una golpiza. También vio atar a cargadores para impedir que se escaparan. La mayor parte de su experiencia en trabajo forzoso provenía del período en que vivía con la familia de su esposa tras su casamiento, en 1996 y 1997, antes de su partida hacia Tailandia. Personas de todas las aldeas de la región estaban obligadas a realizar operaciones de explotación forestal. No recibían ninguna paga por este trabajo y debían traer consigo su propia comida. Los troncos eran talados y transportados al aserradero cercano a Paw Po Hta. Allí, los troncos eran transformados en maderos (antes, los troncos eran enviados a Hlaingbwe). El testigo transportaba los troncos que ya habían sido talados. Las órdenes para este trabajo indicaban cuántas personas se necesitaban para realizarlo. Se dijo a los aldeanos que si no se presentaban cuando se les pedía, la aldea sufriría las consecuencias. Un castigo consistía en que los soldados venían a la aldea, registraban las casas y colocaban pruebas falsas sobre actividades incriminadas, como armas, después volvían, acusaban a la persona de actividades rebeldes, y saqueaban y robaban sus pertenencias y pedían que se les pagara multas. Los soldados vigilaban de cerca a los trabajadores durante el trabajo forzoso. No había problemas si éstos hacían lo que se les pedía. Pero si se quejaban, recibían golpizas. Su tío y su primo fueron golpeados de esta manera. Su tío quedó inconsciente y fue dejado en el suelo. Nadie podía ayudarlo, bajo amenaza de recibir golpes a su vez. En una ocasión, los soldados le dispararon y un amigo suyo fue herido mientras volvían a su aldea en busca de comida en los tiempos en que la región estaba en disputa entre el Gobierno y las fuerzas de la KNU. Este tiroteo sucedió hace cuatro o cinco años, cuando el SLORC tomó control de la región por primera vez. Los aldeanos que fueron a la frontera con Tailandia fueron acusados de rebeldía a su retorno, aunque se hubieran ido sólo para recibir tratamiento médico. Para el trabajo forzoso, se requería un obrero por cada casa, una o dos veces por mes. La duración del trabajo dependía de cuánto se tardaba en completarlo, generalmente eran entre dos o tres días cada vez. En total, la aldea recibía órdenes tres o cuatro veces por mes y los aldeanos realizaban el trabajo por turnos. También se les pedía a los aldeanos que realizaran tareas de transporte de cargas para los militares. Esto incluía transportar cargas, estar de guardia en las carreteras y servir como mensajeros. Las guardias servían para vigilar la carretera cuando pasaban convoyes que transportaban equipo militar. El no realizó trabajos de transporte de cargas puesto que era nuevo en la aldea. Su cuñado hizo servicio de cargador muchas veces, inclusive hace dos años. Recibía una comida cada dos días. Se escapó después de dos días. Los soldados lo arrestaban y tomaban consigo a cuantos cargadores podían, aunque a veces esto se hacía a través de órdenes transmitidas por el jefe de aldea. También se utilizaba a los aldeanos (las mujeres incluidas) para rastrear minas en las carreteras. Usaban para esto escobas y palos. El testigo no vio a nadie herido por explosiones de minas mientras hacía este trabajo. Se recurrió también al trabajo forzoso para construir la carretera de Klaw Ka Hti a Paw Maw Hta, pero no en los últimos dos años.


Etnia:

Pa-o

164

Edad/sexo:

30, masculino

Situación familiar:

Mujer y cinco hijos

Ocupación:

Trabajador de granja

Proveniente de:

Ti Lone, municipio de Hlaingbwe, estado de Kayin (la aldea tenía 1.000 hogares)

El testigo regresó a su aldea a mitad de 1997 por un período de seis meses, tras haber permanecido en Tailandia desde 1988. El realizó trabajo forzoso y tareas de transporte de cargas muchas veces en el pasado (antes de 1988), pero no durante su reciente visita, puesto que no se registró ante las autoridades. Por lo que vio, ahora ya no había mucho trabajo forzoso, salvo las tareas de transporte de cargas. Los soldados venían cada tanto para llevarse a cargadores y cuando esto ocurría, los aldeanos se escondían. Algunas tareas de transporte de cargas aún se hacían sobre la base de un sistema de rotaciones. Antes de 1988, él realizó tareas de transporte de cargas para el ejército, haciendo todo lo que se debía hacer, generalmente transportar arroz y provisiones. Una vez, en 1987, trabajó por siete días. Caminaban todo el día, dormían y proseguían de la misma manera al día siguiente. Los soldados se comportaban en forma abusiva, les insultaban y les pegaban si ellos tenían problemas en transportar su carga. El año pasado, cuando estuvo de vuelta, una vez pagó para no transportar cargas. En los seis meses en que estuvo de vuelta, la situación era muy mala. Debía trabajar pero no le alcanzaba para la comida, puesto que la mitad de todo lo que ganaba debía ser dado a los militares como pago de tasas de transporte de cargas. La aldea estaba dividida en secciones para el trabajo de transporte de cargas regular, una vez por mes. Un cierto número de personas de cada sección era llamado para hacer servicios para las necesidades de los militares. El pagó para evitar esto porque, aunque él no era personalmente responsable (puesto que no estaba registrado), debía contribuir al pago de las tasas de transporte de cargas del hogar en el que vivía.


Religión:

Musulmana

165

Edad/sexo:

43, masculino

Situación familiar:

Casado, con siete hijos

Ocupación:

Trabajador de granja

Proveniente de:

Nabu, municipio de Kawkreik, estado de Kayin (la aldea tenía entre 300 y 400 hogares)

El testigo llegó a Tailandia en mayo de 1997. Se fue porque ya no podía aguantar los problemas y la opresión por parte del SLORC. Su aldea fue reubicada en diciembre de 1996. El realizó una gran variedad de trabajo forzoso y de tareas de transporte de cargas en forma extensiva y continua, especialmente en 1996, después de que se construyera un campamento militar cerca de su aldea. En agosto de 1996, fue testigo de la golpiza a muerte, por los soldados, de una mujer que estaba participando en la construcción de una carretera y que ya no lograba trabajar. En los seis meses anteriores a su reubicación, pasaba 28 de cada 31 días por mes realizando tareas de transporte de cargas y trabajo forzoso. En junio de 1996, debió trabajar en la construcción de la carretera entre Nabu y Kyondo. Los aldeanos realizaban este trabajo por turnos, en rotación durante el año. Un nuevo campamento fue también construido mediante trabajo forzoso en 1996, antes de que la aldea fuese reubicada. Un tercer tipo de trabajo forzoso que se requería era el transporte de cargas. Todos estos tipos de trabajo tenían lugar uno tras otro, en forma continua. Se dio la orden de reubicación a la aldea sólo cuando el trabajo forzoso estaba terminado. Durante seis meses, ellos realizaron los tres tipos de trabajo forzoso: construcción de carreteras, trabajo de campamento y transporte de cargas, uno tras otro sin casi tiempo libre para trabajar por su cuenta. Había a lo sumo un día de descanso cada tanto. Los trabajadores se morían exhaustos y por falta de comida adecuada. Debían acudir todos los adultos, no sólo una persona por casa: las mujeres y los niños de más de 13 años de edad debían presentarse. A unas mujeres y a él los pusieron en cepos. Las órdenes para este trabajo eran transmitidas por el jefe de aldea. Pero si había problemas en cumplir con las cuotas requeridas, los soldados venían directamente a la aldea a arrestar a aldeanos. Respecto a las carreteras, trabajaban a la vez y por 15 días entre 200 y 300 personas de distintas aldeas. Podían volver a sus casas para dormir. El trabajo del grupo terminaba sólo cuando la tarea asignada estaba concluida. Se les decía qué se debía hacer y en cuánto tiempo. El trabajo en la carretera incluía el excavar la tierra para el terraplén, despejar los árboles y las raíces, quebrar rocas para la superficie. El testigo debió acudir a cuatro distintas tareas de 15 días en los seis meses que precedieron su reubicación. Hubo seis meses de trabajo continuo de personas de su aldea en la carretera antes de la reubicación. Cuando él volvió de esta tarea, quedaba transporte de cargas y trabajo que hacer en el campamento militar. Respecto al trabajo en el campamento militar, había tres grupos del ejército: los Batallones de Infantería 541, 548 y 549. Construyeron tres campamentos en la aldea de Nabu. Los construyeron sobre tierras de los aldeanos, que se apropiaron para este propósito. Los aldeanos debían limpiar el terreno, destruir las casas y luego construir los edificios del campamento. Cortaban leña y la cargaban hasta el sitio de trabajo. Llevó un año, a partir del momento en que empezaron a limpiar el terreno, construir los tres campamentos. Los edificios estaban construidos con cemento y postes de madera. Este trabajo también se realizaba mediante un sistema de rotaciones de 15 días. Cuando se terminó la construcción, se debieron hacer otros tipos de trabajos en los campamentos. Era un proceso interminable de trabajo forzoso. La situación era tan mala que, cuando fueron reubicados, fue casi un alivio porque los aldeanos tenían la oportunidad de huir. Las mujeres y los niños también participaban en el trabajo en el campamento militar. Los soldados maldecían a los musulmanes y les pegaban si trabajaban despacio. El también hizo transporte de cargas tres veces, por diez días cada vez, en 1996. Debía transportar cargas hasta las montañas de Dawna en el estado de Kayin, a muy grandes alturas. A veces, los soldados hacían caminar a los cargadores toda la noche, sin dormir. Para el transporte de cargas, la mitad de las veces las órdenes eran transmitidas a través del jefe de aldea, la otra mitad ellos venían directamente y reunían a los cargadores arrestándolos adonde los encontraran. El fue arrestado tres veces: se escapó dos veces y terminó las tareas de transporte de cargas una vez. Las dos primeras veces que transportó cargas, se escapó. Cargaba arroz y municiones, y proyectiles de artillería que pesaban 20 viss (33 kg). Los soldados insultaban a los trabajadores y les pegaban como a un búfalo o a una vaca. Les disparaban si trataban de huir. Las golpizas eran semejantes en el trabajo forzoso y en el transporte de cargas, pero el trato era peor en el transporte de cargas porque no había comida a disposición. A veces, los cargadores se morían de hambre y lo único que recibían era sopa de arroz. En cambio, los trabajadores llevaban su propia comida a los lugares de trabajo forzoso. Todo lo que recibían los cargadores era sólo dos comidas, una a la mañana y la otra al anochecer: en total, una porción de arroz del tamaño de una lata de leche condensada, nada de sal, curry o pasta de pescado. Recogían hojas de la jungla para comer con el arroz y trabajaban todo el día sin ninguna pausa, y a veces también toda la noche. Si uno se enfermaba, no había ningún tratamiento ni medicamentos. Si los cargadores estaban demasiado enfermos como para continuar, se los abandonaba junto al camino. Nunca vio a los soldados disparar contra un cargador, pero escuchó decir que esto sucedía. Normalmente, no había mujeres cargadoras. El muchacho más joven que vio transportar cargas tenía 13 años de edad. También había hombres de hasta 70 años de edad. A veces si los soldados no podían obtener a hombres, llamaban a mujeres. El no vio casos de abuso sexual contra mujeres. Había sin embargo otras formas de abuso físico. Durante el trabajo en los campamentos militares, los aldeanos debían proveer su propia comida y todo lo que los soldados necesitaran, incluida comida para los soldados mismos. Si los aldeanos no daban lo que se les pedía, había problemas. Si no podían proveer animales, debían dar dinero en su lugar. La aldea fue reubicada en diciembre de 1996. Cuando esto sucedió, él fue a otras aldeas karen y permaneció allí hasta que pudo huir a Tailandia. Entre enero y mayo de 1997, se escondió en varias aldeas y no realizó trabajo forzoso. El testigo agregó que todos, no sólo los musulmanes, estaban sometidos a trabajo forzoso. Pero la represión contra los musulmanes era todavía peor que el trato reservado a los karens. En septiembre de 1997, recibió noticias de que la mezquita de Nabu había sido destruida por los soldados que ahora vivían allí, tras la reubicación. En el momento de la reubicación, otro lugar había sido elegido para que los aldeanos se mudaran. Pero no había agua en ese lugar y la región era mala, por lo cual nadie fue. Los aldeanos sabían que allí no podrían sobrevivir. «No tenían piedad de nosotros», dijo.


Etnia:

Karen

166

Edad/sexo:

34, femenino

Situación familiar:

Ocho (ella, su marido y seis hijos)

Proveniente de:

Meh The, municipio de Hpa-an, estado de Kayin

La testigo declaró en presencia de la testigo 167. Estaba en Tailandia desde hacía dos meses (desde principios de 1998). Ella y la testigo 167 llegaron juntas. Ella fue jefe de aldea con otra mujer. Recibía órdenes escritas para una gran variedad de tareas de trabajo forzoso y de transporte de cargas, incluidas órdenes que repetían anteriores y eran acompañadas por una bala o un pimiento, como amenaza (esto sucedió dos veces). Además del trabajo forzoso, la aldea debía dar dos tercios de toda la comida y de todo el dinero al ejército como pago de impuesto. Así, era imposible sobrevivir en la aldea. La población estaba desapareciendo para ir a las ciudades o a Tailandia. La gente no podía aguantar el extenso trabajo forzoso y ya no tenía suficiente comida para sobrevivir porque había que dar demasiado al Gobierno. Se les permitía conservar un tercio de todo, lo cual era demasiado poco para sobrevivir. Respecto a sus funciones como jefa de aldea, ella había sido elegida junto a otra mujer porque los hombres no se atrevían a desempeñar ese papel. Sabían que serían golpeados o matados. Para las mujeres era un poco más fácil. Entonces, las mujeres se turnaban para hacer el trabajo y le tocó el turno a ella. Dos desempeñaban al mismo tiempo este papel durante 15 días y eran elegidas entre aquellas con mayor habilidad para hacerlo. Eran dos mujeres, porque una sola no se hubiera atrevido a negociar con los soldados. La guarnición no estaba en la aldea y entonces había que viajar para ir hasta allí. Las mujeres temían el viaje y a los soldados si tenían que ir solas. Ella fue tres veces jefa de aldea y debía organizar la asignación de las tareas de trabajo forzoso. También debía ocuparse de los pollos y de la demás comida que los soldados pedían. Las órdenes escritas que establecían las tareas de trabajo le eran enviadas con un mensajero. A veces, ella debía ir a reunirse con los soldados en el campamento militar. El número de obreros que se necesitaban estaba establecido en las órdenes. Otras veces, los cargadores eran arrestados directamente. Las tareas de guardia por tres días eran continuas y se realizaban por rotación. Ella transportó cargas muchas veces, generalmente por uno o dos días y en cortas distancias. Su marido y los hombres lo hacían por períodos más largos y en distancias mayores. Ella transportó cargas cuando no era jefa de aldea. También había cargadores de emergencia, que se llamaba al trabajo cuando los soldados se transferían de una aldea a otra. Nuevos cargadores eran reclutados según las tropas avanzaban. Primero las mujeres fueron usadas como reemplazo, después también los niños y los ancianos, quienes también fueron utilizados como cargadores. Cualquiera que pudiera transportar una mochila militar podía ser utilizado como cargador. Los muchachos más jóvenes de los que ella tuviera conocimiento tenían 13 ó 14 años de edad. Ella transportó cargas municiones: seis obuses de 25 kg en total. Si no se respetaban las órdenes y si el número de trabajadores requerido no era enviado, la aldea recibía una multa de un cierto número de botellas de alcohol o de pollos. Generalmente, una segunda orden era enviada, esta vez con una bala, un pimiento o un pedazo de carbón como advertencia. La bala significa que el destinatario recibía un balazo. El carbón significaba que habría un funeral o que se incendiaría la aldea. Ella no sabía exactamente lo que significaba el pimiento, pero no era nada bueno. Recibió cartas con este tipo de advertencia dos veces. La primera vez fue para obtener más cargadores porque no se había enviado la cantidad apropiada. La segunda, la carta tenía una bala, un pedazo de carbón y un pimiento. Ella no fue sometida a ninguna pena en su calidad de jefa de aldea. Pero otros que desempeñaban esta función fueron encerrados en el campamento militar y sus piernas fueron puestas en cepos durante un día o más. La aldea debía pagar un rescate de pollos o de cerdos para obtener su liberación. En una ocasión, porque pensaban que el KNLA estaba en la aldea, los del campamento militar dispararon un obús contra la aldea e hirieron a una persona. Si un aldeano no podía presentarse para el transporte de cargas, debía pagar 500 kyats a los soldados para contratar a un sustituto. En razón del extenso trabajo forzoso y de los pagos que realizar, los aldeanos ya no podían mantenerse. Muchos se habían escapado hacia las montañas y se esperaba que muchos más los siguieran. Puesto que la aldea era chica la población debía hacer trabajo forzoso muy seguido. La aldea debía proveer 20 personas a la vez y por ello casi cada día debía enviarse a más personas. Los trabajadores pasaban día por medio en el trabajo forzoso. Normalmente, en cada familia, una persona terminaba haciendo todo el trabajo forzoso y otra trabajaba en las granjas. Pero luego, los aldeanos aún debían dar dos tercios de su comida y de su dinero al ejército, así que no había forma de ganarse la vida.


Etnia:

Karen

167

Edad/sexo:

18, femenino

Situación familiar:

Casada, con un hijo

Proveniente de:

Meh The, municipio de Hpa-an, estado de Kayin

La testigo declaró en presencia de la testigo 167. No realizó trabajo forzoso porque no se atrevía a presentarse. Era su marido quien siempre acudía. El transportaba cargas y realizaba trabajo forzoso y cortaba bambú para el campamento del ejército. El trabajaba forzosamente entre cinco y ocho días por mes. Una vez, trabajó un mes entero. Una vez, fue pateado porque tenía diarrea o disentería y debía ir muchas veces al baño. Su marido nunca participó a la construcción de carreteras, pero sí lo hacían otras personas de la aldea. Cuando vivía con su padre y su madre, eran ellos quienes realizaban las tareas de trabajo forzoso. Su marido hizo de cargador seis veces entre los 16 y los 18 años de edad.


Etnia:

Karen

168

Edad/sexo:

48, masculino

Situación familiar:

Viudo, con cuatro hijos

Ocupación:

Granjero

Proveniente de:

Tee Pa Doh Hta, municipio de Bilin, estado de Mon (la aldea tenía 217 hogares)

El testigo vino a Tailandia en agosto/septiembre de 1997 porque las acciones del ejército birmano creaban una situación de inseguridad en su aldea. Cuando los soldados encontraban a aldeanos en los campos y pensaban que huían de ellos, los ataban y amenazaban con matarlos. Para salir de la aldea y trabajar en sus campos, los aldeanos necesitaban un pase para un número especificado de días; si los soldados sospechaban de algún aldeano, aun si éste tenía un pase, podían hacerle cualquier cosa. El testigo realizó trabajo forzoso desde 1983, cuando empezaron las operaciones militares en la región, hasta 1987, cuando ya se había convertido en una rutina diaria, que le tomaba la mitad de su tiempo anual, en invierno como en verano, en la temporada de lluvias como en la seca. Durante la temporada de lluvias ni los carros ni los automóviles podían circular y los aldeanos debían transportar provisiones para los militares. No tenía tiempo de trabajar para ganarse la vida, porque debía hacer constantemente trabajos para los militares aquí y allá. El peor trabajo forzoso era el transporte de cargas. Se les asignaba cargas mayores que las que podían aguantar y además debían cargar con su propia comida. Normalmente, el transporte de cargas se hacía por rotaciones de cinco días, pero si no llegaba un reemplazo, podía durar por todo un mes. Además, si llegaba otro grupo de soldados, podían pedirle a uno que transportar cargas, y no quedaba entonces más tiempo para trabajar para ganarse la vida. El transportó cargas muchas veces; al menos dos veces por año era por más de un mes. Sus períodos más largos fueron de dos meses y 15 días cuando fue a Tah Kwa Law Soe (una cumbre montañosa) en 1989, y de tres meses y 20 días en la operación de Twi Pah Wee Cho (la Montaña del Perro Durmiente) en 1991. En dicha operación había entre 400 y 500 cargadores, algunos de ellos convocados a través de jefes de aldea, incluyendo a 30 cargadores de su aldea de 217 familias, mientras otros habían sido reunidos directamente por los soldados. El debió transportar 12 proyectiles de 81 mm, que pesaban 2 viss cada uno (39 kg en total). La última vez que transportó cargas, fue en agosto de 1997, por siete días. Después, abandonó la aldea. Su hijo mayor realizó tareas de transporte de cargas, alrededor de 20 veces en cinco o seis años, desde la edad de 20 años hasta que se fue, pero no por tantos días como él, sino siete, ocho o diez días por vez. Los cargadores que no podían aguantar eran matados por los soldados con una roca. Durante la operación de Twi Pah Wee Cho de 1991, él se sentía demasiado débil y ya no podía transportar cargas y entonces le pegaron un puñetazo, lo golpearon con la culata de un rifle en el pecho (mostró la cicatriz), estaba sangrando, también le pegaron con la culata del rifle en el costado y en la cabeza (mostró dos cicatrices). Casi lo mataron y luego lo llevaron de vuelta a Meh Myell (un puesto militar). Durante la misma operación, vio a los soldados matar a dos cargadores que estaban demasiado débiles como para continuar. Uno murió tras recibir tres patadas en el estómago y más de diez golpes con la culata de un rifle; el otro fue matado con una roca. Los cargadores no recibían paga, pero, durante la operación, recibieron comida, aunque en poca cantidad: una tapa de un hankaw de soldado. Además, el verano pasado, él y otros aldeanos debieron construir un campamento militar, haciendo bunkers, refugios, trincheras. También debieron cortar bambú y cercar toda la aldea y todo el campamento, con dos cercas para la aldea y tres para el campamento. Luego, para el campamento, se instalaron minas terrestres y trampas entre las cercas. Debían realizar trabajo forzoso no sólo para su aldea sino también para dos aldeas más pequeñas, llevando su propia comida. Era un trabajo pesado, no muy distinto al transporte de cargas. El debía trabajar desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde; cuando estaba en otras aldeas para un trabajo de pocos días, debía permanecer allí el número de días correspondiente. Debía trabajar en cercas tres veces por año, no menos de 20 días, a veces por un mes entero. Cuando terminaba en un lugar, lo necesitaban en otro lado y lo enviaban allí. Cada hogar debía proveer una persona para este trabajo, si no debía dar un viss (1,6 kg) de pollo y 100 kyats por día. Por cuatro días, debían entregarse cuatro viss de pollo, pero 1.000 kyats: la compensación era proporcional al número de días de ausencia sólo para la cuota de pollo, era más que proporcional para la cuota monetaria. Si uno no podía dar pollo, debía pagar 250 kyats por viss de pollo. Debió dar una compensación dos o tres veces, incluyendo una vez que se quedó en casa porque su hija menor estaba enferma con fiebre; esa no era una excusa válida. Además, de octubre a junio, cada hogar debía suministrar una persona durante 24 horas, tres veces por mes, para vigilar y limpiar la carretera. Para su familia, el testigo generalmente enviaba a su hijo menor, de alrededor de diez años de edad. No dejaba ir a su hijo mayor, porque cuando los soldados veían a un muchacho de 15 ó 16 años que pudiera cargar cosas, lo tomaban como cargador, aunque estuviera de guardia. En ese trabajo, su hijo no podía dormir por las noches y debía rastrear las minas terrestres en la carretera dos veces por día, a la mañana temprano y tarde al anochecer. Era un trabajo peligroso. Una vez, en 1995, una mina explotó y una persona de guardia perdió la pierna y murió desangrada sin recibir tratamiento. A veces, los soldados caían en una emboscada y si alguien les disparaba, castigaban a la persona que estaba de guardia, quien debía pagar una multa de puerco al curry. Si un automóvil era dañado y soldados eran heridos, toda la aldea debía pagar por los daños. Una vez, las nueve aldeas situadas a lo largo de la carretera de Yoh Kla a Kyo Wine, unos 940 hogares, debieron pagar 500 kyats por hogar por los daños causados a un automóvil.


Religión:

Musulmana

169

Edad/sexo:

30, masculino

Situación familiar:

Casado, con tres hijos

Ocupación:

Pastor musulmán

Proveniente de:

Mon Naing, municipio de Hlaingbwe, estado de Kayin (se mudó a la aldea de Pata en febrero de 1997)

El testigo vino a Tailandia en septiembre de 1997 porque debía realizar trabajo forzoso o pagar en su lugar sumas de dinero superiores a sus recursos como pastor, que eran de 1.000 kyats por mes. Tras haber regresado de un transporte de cargas «de emergencia» en febrero de 1997, el testigo se mudó a otra aldea, Pata, donde la situación no era tan mala como en Mon Naing, pero donde seguía siendo mala, por lo cual finalmente, después de algunos meses, abandonó el país con su familia. Más precisamente, entre 1992 y 1997, el testigo debió realizar varias formas de trabajo forzoso: transporte de cargas, incluyendo el transporte de cargas «de emergencia», «trabajo voluntario», guardias. Para evitar el transporte de cargas, el testigo debía pagar «tasas de transporte de cargas». Si encontraba algún amigo que aceptara presentarse en su lugar, le pagaba 80 kyats por día. Si no encontraba a nadie, debía pagar 200 kyats por mes a las autoridades. Como era pastor, sus parientes y la comunidad hacían el «transporte de cargas ordinario» en su lugar. Pero para el transporte de cargas «de emergencia», fue capturado por los soldados el 30 de enero de 1997 y debió continuar hasta su liberación, el 27 de febrero, cuando pasó por su aldea como cargador y sus parientes pagaron 2.000 kyats a un oficial para su liberación. Los soldados simplemente requisaban trabajadores, diciendo que se trataba de una «emergencia». Fue capturado en el local de su mezquita por el sargento mayor Ngwe Zan del IB 28 (el Comandante del Batallón era Thura Po Sein, el Comandante de la Compañía era Aung Moe) quien lo llamó «maestro» y lo reclutó. Debió llevar una carga de más de 20 viss (más de 32 kg) de pequeñas balas, arroz y guisantes amarillos desde su aldea hasta el borde del río, por una montaña de 5.000 pies de altura. Las mujeres debían transportar cargas más de 10 viss (16 kg). El estaba en un grupo de entre 400 y 500 cargadores, que incluía a 180 mujeres de un grupo de cuatro aldeas forzadas a cargar provisiones para las tropas en el frente. Cuando los soldados los arrestaron, ataron las manos de los hombres, quienes permanecieron atados todo el tiempo, ya durmieran, transportaran cargas o fueran al baño. Se los alimentaba solamente con una lata de leche condensada llena de arroz, destinada a la comida de ocho personas. Vio cómo se golpeaba a muerte a 16 cargadores. Algunos fueron golpeados a muerte porque ya no podían transportar cargas y tomaron un descanso. Un cargador que bebió agua de un arroyo fue pateado y murió. Otra persona estaba mareada, se sentó y fue golpeada hasta la muerte. Uno de los que fueron golpeados a muerte era su amigo Soba, un musulmán de la ciudad de Kawkareik. Vio también a otros que ya no podían llevar sus cargas, ser golpeados, pero no murieron. Normalmente, los soldados golpeaban a los cargadores cuando estaban cansados, él mismo fue golpeado simplemente porque miraba hacia el otro lado. Las mujeres eran colocadas entre los soldados y a veces fueron violadas, incluidas cinco musulmanas quienes se lo contaron al día siguiente, mientras pedían ayuda en vano. Se les pedía que durmieran entre los soldados. Esto sucedía casi todas las noches, a todo tipo de mujeres, incluidas a las musulmanas, las karen, cualquiera que estuviera allí. En su aldea, todos debieron transportar cargas y muchos fueron golpeados o heridos. Tres personas fueron heridas, incluido su primo quien perdió una pierna, amputada, tras haber pisado una mina mientras transportaba cargas. Dos aldeanos tuvieron las costillas rotas y otros dos los huesos del cuello, tras haber sido golpeados porque se habían sentado a descansar mientras transportaban cargas. El testigo tuvo problemas en la espalda por haber transportado una carga pesada, cuando, a su retorno en febrero de 1997, otro cargador y él debieron transportar a un soldado herido. En 1983-1984, su hermano mayor y su cuñado fueron asesinados mientras transportaban cargas. Cuando los cadáveres fueron traídos siete días más tarde, el cuerpo de su hermano tenía la garganta cortada y el de su cuñado tenía tres heridas de bayoneta en el pecho. Otros cargadores que volvieron con la noticia le dijeron que eran los soldados quienes los habían matado. Además, tres veces por mes, su aldea (en donde quedaban 80 hogares) debía proporcionar diez personas para estar de guardia todo el día por cinco días seguidos. Se podía encontrar a un sustituto, por 30 a 50 kyats por día, o pagar 70 kyats por día a las autoridades para no presentarse. Hacía guardias o enviaba a su mujer, aunque ella tenía un bebé de seis meses que llevaba consigo. A veces, iba su madre. Mientras estaban de guardia los aldeanos debían tirar un tronco con un carro sobre la carretera para verificar que no hubiera minas. Finalmente, para el «trabajo voluntario» como para el transporte de cargas, uno debía pagar una suma de 200 kyats a los oficiales para no presentarse o para enviar a alguien en su lugar. La diferencia estaba en que la duración estaba fijada, el turno de cada uno siendo de 15 días, mientras que con el transporte de cargas la duración de cada turno dependía del tiempo para el cual se necesitaban cargadores. Sus parientes y la comunidad lo reemplazaban en sus turnos de «trabajo voluntario» como, por ejemplo, en el transporte de cargas corriente.


Etnia:

Karen

170

Edad/sexo:

26, masculino

Situación familiar:

Casado

Educación:

3.er nivel

Ocupación:

Soldado (sargento en la compañía de apoyo a un batallón de infantería)

Proveniente de:

Municipio de Insein, división Rangún

El testigo se enroló en el ejército en 1995 porque debía ganarse la vida y no le quedaba otra alternativa. Desertó y vino a Tailandia en agosto de 1997 porque, como karen, ya no podía seguir viendo a su pueblo sometido al trabajo forzoso y oprimido por el Gobierno. Estando en el ejército, podía proteger a sus parientes, pero no a los demás. Aun en el ejército había parcialidad entre karens y birmanos. Para el entrenamiento para oficiales, los birmanos eran elegidos y los karen sólo podían acceder si pagaban mucho dinero. Mientras estuvo en el ejército, vio a personas forzadas a trabajar, tres o cuatro veces, cuando estuvo en la ciudad de Lashio, y aun en Rangún, así como en Hpa-an, Manerplaw y Kawkareik. Las formas de trabajo incluían el transporte de cargas, el rastreo de minas, el trabajo en carreteras y la construcción de puentes. Cuando el testigo servía en Lashio, su batallón (del cual dio el número a la Comisión) debía proveer civiles para tareas de transporte de cargas y trabajo en las carreteras. Ciertos batallones informaban de sus necesidades de mano de obra; otros batallones debían requisar a cuanta gente fuera posible y su batallón debía suministrar y transportar a los trabajadores a aquellas tropas que los necesitaban. El testigo vio enviar desde Lashio a grupos de 170, 80 y 90 personas respectivamente a Kunlon y Kutkai, ambos en la frontera con China en el norte del estado de Shan, para transportar municiones y provisiones para los soldados. Aquellos que no podían seguir acarreando eran forzados a construir carreteras. Algunos debían permanecer durante una semana, otros durante un mes. Se disparaba contra aquellos que trataban de huir. En Kuktai, cuando un deslizamiento de terreno detuvo el avance de las tropas hacia la línea de frente, había máquinas niveladoras («bulldozers») disponibles, pero los oficiales no quisieron usarlas porque querían vender la gasolina en el mercado negro y entonces usaron en su lugar a los aldeanos para arreglar la carretera. Una persona cayó en un arroyo y murió. Vio desde pequeño trabajo forzoso aun en Rangún y seguía habiendo hoy en día. Vio gente obligada a nivelar el terreno para una construcción de los militares, algunos fueron mordidos por serpientes y no recibían indemnización. El vio cómo se llenaban tres o cuatro camiones por vez con personas capturadas en las casas de té. Un día que estaba en licencia, volvió a su casa y escuchó decir que su amigo (de quien dio el nombre a la Comisión) había sido capturado por los soldados mientras tomaba té en una casa de té. El conocía al conductor, encontró a su amigo en la cárcel de Insein y logró hacerlo liberar convenciendo a los oficiales de que era su hermano. Las personas que eran capturadas de esta manera debían trabajar tres o cuatro meses y no recibía remuneración. Además, se había previsto en el presupuesto del departamento responsable una suma para proveer comida a los cargadores, pero los oficiales les daban sólo la mitad y se quedaban con el resto. Algunas de las personas capturadas eran utilizadas en la construcción del puente Than Lwin en Rangún otras eran llevadas a las ciudades y a veces a la línea de frente. Cuando sus amigos se encontraban en la obligación de realizar este tipo de trabajo, generalmente lograban pagar dinero para escapar de alguna manera. Cada dos o tres meses, las autoridades iban a cada casa de las áreas menos céntricas de Rangún, incluyendo Insein, Kaway Chaung, Thamine, Kyngton, que eran principalmente barrios residenciales de los karens, para recaudar 300 kyats como «tasas de transporte de cargas». Pero los 300 kyats eran suficientes para evitar el transporte de cargas sólo cuando ellos se presentaban y pedían dinero en forma común. Cuando una persona era capturada para el transporte de cargas, sus padres debían pagar entre 4.000 y 5.000 kyats para liberarlo.

En la ciudad de Hpa-an, justo antes de su partida hacia Tailandia en junio de 1997, él vio cómo se reagrupaba a personas en un lugar cercano a un embarcadero. Se había pedido a su departamento que proporcionara seis camiones, pero había podido proporcionar sólo cinco. Normalmente, entraban en un camión unas 50 personas, ellos pusieron a 80. De allí, ese grupo fue enviado a lugares como Nabu, Wawle, Kawkareik, Thingannyinaung, y desde dichos lugares debieron transportar comida y otras provisiones durante dos o tres meses. Algunas de estas personas no podían decir en dónde estaban, se escaparon y nunca volvieron a su aldea. En Hpa-an, vio a los soldados pegar a los cargadores (no vio esto en Lashio).

En junio de 1997, el testigo condujo a cargadores a un campamento militar cercano a Manerplaw, la antigua jefatura de la KNU, en donde los cargadores recibieron barras de hierro y les fue ordenado que caminaran adelante para rastrear las minas. Se quedó atrás mientras los rastreadores de minas estaban adelante: cinco personas cubrían lo ancho de la carretera y cinco seguían detrás, entre ellos. Cuando veían una mina, gritaban. No vio a nadie herido, pero encontraron ocho o nueve minas; los expertos las quitaron. Oyó decir que en otros grupos las minas habían matado a muchas personas. Sus camaradas que regresaban en abril de 1997 de Hill 962, un lugar llamado Ta Lay en un monte, le dijeron que ocho cargadores habían sido heridos al pisar una mina. Los soldados dispararon a aquellos que estaban seriamente heridos, ya que no querían tener que ocuparse de darles tratamiento médico.

Vio la ficha personal de un soldado (el nombre fue presentado a la Comisión) que fue degradado de cabo a soldado raso y le preguntó por qué. Durante una operación en el frente, un teniente de 25 ó 26 años de edad llamó a los aldeanos al campamento y les preguntó si habían visto a soldados de la KNU. Cuando contestaron «no», el teniente pidió a una mujer de 80 años de edad, que estaba entre el gentío, que le dijera la verdad, luego la golpeó en la frente con la culata de un rifle, le preguntó nuevamente y la abofeteó. El cabo trató de disuadir al teniente, quien le dijo que se ocupara de sus propios asuntos y pateó a la mujer, quien yacía en el suelo, con sus botas militares en el pecho. Cuando el cabo le rogó que no hiciera eso, el teniente lo desafió a una pelea y como el cabo se quedó callado, el teniente tomó a la mujer, que estaba llorando, por el cuello y le escupió en la cara. El cabo sabía que ya no podría detener al teniente y le golpeó con la culata de un rifle en la sien. Por ello el soldado fue degradado y encerrado durante tres meses.

En el campamento 1/450 [Compañía 1 del batallón 450] cerca de Kawkareik, a principios de 1997, a los aldeanos se les exigió que talaran árboles y que llevaran los troncos al sitio de construcción, en vez de nivelar el terreno con máquinas niveladoras («bulldozers»). Más de 100 personas fueron utilizadas con ese fin durante dos o tres meses. Se los mantenía en el lugar durante la noche, para que no pudieran escapar. Finalmente, además de sus deberes en el ejército, a él, y a otros soldados, se les pedía que plantaran árboles y cavaran pozos, supuestamente para fomentar la disciplina militar. Eso quería decir que debían realizar horas extras durante la noche, casi 20 días al mes. En vez de trabajar de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, debían hacerlo de seis de la mañana a tres de la mañana y dormir durante tres o cuatro horas. Esto era bastante común, sucedía en todas partes. Por ejemplo, los oficiales plantaban teca, o lo que desearan, guardaban dos tercios de las ganancias para sí y un tercio para comprar provisiones para el ejército. El no recibía nada.


Etnia:

Karen

171

Edad/sexo:

46, masculino

Situación familiar:

Casado, con tres hijos

Educación:

4.º nivel

Ocupación:

Granjero (tenía una porción de tierra y su suegro, que vive en otra aldea, la cuida en secreto)

Proveniente de:

Meh The, municipio de Hpa-an, estado de Kayin (la aldea tenía unos 30 hogares, pero fue recientemente destruida por los militares para impedir que los soldados de la KNU se refugien allí)

El testigo abandonó Myanmar a comienzos de 1998. Debió transportar cargas, cumplir con tareas de centinela cerca de una carretera y construir un campamento militar. Se le dejaba en promedio 15 días al mes para realizar su propio trabajo. Debió transportar cargas alrededor de 70 veces en los últimos 26 años. Transportó cargas por primera vez a la edad de 20 años (1977) y la última vez fue hace dos meses. Era difícil estimar cuántas veces al mes debió hacerlo. Los militares requisaban cargadores según sus necesidades. Las órdenes militares eran generalmente transmitidas por el jefe de aldea, aunque los soldados a veces arrestaban a los cargadores directamente. Las órdenes se daban por escrito, si bien no las vio personalmente. Una persona por familia debía realizar el trabajo, según una rotación entre cuatro familias. Era imposible rehusarse. Sin embargo, era posible contratar a un sustituto -- por 500 kyats por día para viajes largos. El contrató a un sustituto en una ocasión. Nunca se habría atrevido a ofrecer soborno a los militares para ser exceptuado. Las distancias variaban: de cuatro a cinco días hasta un mes. El transporte de cargas podía ser exigido tanto en la temporada de lluvias como en la seca. Las asignaciones debían ser cumplidas en los estados de Mon y Kayin. Debía dormir con los soldados. En varias ocasiones, debió marchar toda la noche, sin pausa. Las mujeres debían hacer lo mismo. Su mujer debió ir al frente en una ocasión. La última vez en que transportó cargas, otros 60 cargadores fueron con él, entre las cuales había hombres y mujeres. Las mujeres llevaban comida, ollas para cocinar y municiones. Los hombres llevaban en su mayoría municiones. En cinco ocasiones, se encontró en combates contra la KNU. En esos casos, los cargadores (hombres y mujeres) debían quedarse con los soldados para proveerles las municiones. No recibía remuneración y no siempre recibía una porción de comida suficiente. A veces, solamente recibía una comida en dos días. Como los otros cargadores, debía conformarse con agua o leche. Cuando los cargadores, exhaustos y famélicos, ya no podían llevar sus cargas, se les golpeaba y pateaba. A él nunca lo golpearon, pero vio a varios cargadores ser golpeados. Los cargadores no recibían tratamiento médico ni medicinas cuando se enfermaban. No presenció malos tratos a mujeres, pero oyó que, en otras aldeas, algunas eran maltratadas o sometidas a abuso sexual. También debió realizar deberes de centinela cerca de la carretera entre Thaton y Hpa-an (una carretera que también llevaba al campamento militar). Esa carretera estaba a tres millas de su aldea. Podía ser reclutado para hacer esta tarea una o dos veces al mes. El jefe de aldea organizaba el trabajo, según órdenes militares. Cada asignación duraba tres días. Ciento cincuenta mujeres y hombres trabajaban al mismo tiempo que él, entre los cuales tres de su aldea, en la sección que se les había asignado. El trabajo consistía en defender la carretera contra la KNU. Para ello, debía quedarse en la carretera día y noche. No recibía remuneración y debía llevar su propia comida. Temía ser arrestado, golpeado o matado por los militares si se rehusaba a realizar el trabajo. La carretera estaba en construcción. Más aun, una vez trabajó en su construcción durante tres días en 1996, con otros aldeanos y soldados. Su esposa también trabajó en la carretera en cuatro ocasiones. La carretera era principalmente para uso militar. Finalmente, en una ocasión trabajó durante un día, hace aproximadamente un año y tres meses, para construir el campamento militar de Pwo, situado a una milla y media de su aldea. El debió construir barracas y cercas de bambú. El material era provisto por los aldeanos, quienes no recibían compensación alguna por ello. Los aldeanos trabajaban según rotaciones, ya que la construcción del campamento duró en total diez días. Sesenta personas de diversas aldeas trabajaban al mismo tiempo que él. El no recibía remuneración y debía llevar su propia comida. No era miembro de ninguna organización política.


Etnia:

Karen

172

Edad/sexo:

50, femenino

Situación familiar:

Viuda, con dos hijas y un hijo

Ocupación:

Comerciante; vendía bocadillos en la aldea

Proveniente de:

Aldea de Pway Taw Roo, municipio de Hlaingbwe, estado de Kayin (la aldea tenía 20 familias)

La testigo abandonó Myanmar a mediados de 1997 porque ya no tenía tiempo de ocuparse de su propio trabajo, debido al trabajo exigido por los militares. Desde la muerte de su marido, ella misma transportó cargas, realizó tareas de centinela en una carretera, y trabajó en la construcción de un campamento militar. Antes de la muerte de su marido, ella no realizó ningún trabajo para los militares. El jefe de aldea organizaba el trabajo. Ella no recibía remuneración y no se podía rehusar a trabajar por temor a ser arrestada. Si el jefe de aldea no cumplía con su papel, los militares podían reclutar a aldeanos directamente. Ella debió transportar cargas para los militares en tres ocasiones durante el año anterior a su partida. Cada familia debía proveer un miembro para realizar este trabajo. Ella debió transportar municiones durante un día desde su aldea hasta Painkyone. Otras cien personas trabajaban con ella al mismo tiempo, alrededor de 20 de su aldea, mujeres en su mayoría. Ella debía llevar su propia comida. Su hermana cuidaba a los niños durante su ausencia. Fue físicamente maltratada y fue golpeada y pateada cuando estaba cansada. También vio a muchas mujeres, la mayoría de ellas ancianas, ser golpeadas y maltratadas por los soldados. En una ocasión, vio cómo una mujer era severamente golpeada por haber puesto su canasta en el suelo cuando, cansada, se dirigía al baño. Ella realizó trabajo de centinela en la carretera entre su aldea y Painkyone-Hlaingbwe-Hpa-an en tres ocasiones por más de un mes. En las otras ocasiones, cuando era llamada por los militares para realizar este tipo de trabajo, contrató a un sustituto, para lo cual debió pagar 30 kyats cada vez. Cada asignación duraba un día entero, con su noche. Veinte personas -- exclusivamente mujeres -- debían trabajar simultáneamente en una sección determinada de la carretera. Dos personas juntas debían realizar tareas de centinela, compartiendo el mismo refugio y cubriendo unos 150 a 200 pies de carretera. También trabajó hace dos años en la construcción de un campamento militar (el campamento 709), que estaba ubicado a tres millas de su aldea. Cada asignación duraba un día. Ella debía cortar leña y bambú en el bosque cerca del campamento, cargarlos hasta el sitio y trabajar en la construcción del campamento. Cincuenta personas, incluidas diez mujeres, trabajaban con ella en la primera ocasión y 30, entre las cuales ocho mujeres, en la segunda. Ella no sufrió abusos físicos en esas ocasiones, aunque los soldados gritaban a los trabajadores. Las jefas de aldea mujeres, sin embargo, eran sometidas a malos tratos por no organizar correctamente el trabajo. Eran atadas y abandonadas al sol quemante por medio día. Eran liberadas a alrededor de las dos de la tarde. También eran amenazadas con una pistola, les apuntaban cerca de los oídos. Su marido debió realizar trabajo forzoso al menos diez veces en veinte años antes de su muerte. Debió transportar cargas en dos ocasiones, la primera duró dos días, y la segunda cinco días.


Etnia:

Karen

173

Edad/sexo:

40, masculino

Situación familiar:

Casado, con dos hijas

Educación:

2.º nivel

Ocupación:

Granjero; tenía dos porciones de tierra cerca de la aldea

Proveniente de:

Bee T'Ka, municipio de Hlaingbwe, estado de Kayin (la aldea tenía 130 familias)

El testigo debió abandonar Myanmar a mediados de 1997, ya que los militares lo sospechaban de pertenecer a la KNU. Le gustaría regresar a su aldea si la situación cambiara. Tomó las funciones de dirigente de sección en abril y mayo de 1997. El dirigente de sección era elegido por el jefe de aldea, quien a su vez era elegido por los aldeanos. Como líder de sección, él debía organizar el trabajo requerido por los militares y por la KNU. Debió hacerlo cuatro veces para esta última organización. Debía organizar los siguientes trabajos para los militares: transporte de cargas, construcción de carreteras, tareas de centinela junto a una ruta y construcción de un campamento militar. Si no podía organizar el trabajo requerido, se arriesgaba a tener que pagar una multa. Aquellos que habían sido elegidos corrían el riesgo de ser arrestados si se rehusaban a trabajar. Debió organizar equipos de cargadores en cinco ocasiones. Debía encontrar el número de cargadores exigido por los militares. Cada familia debía proveer una persona para realizar el trabajo. También organizó trabajo para los militares en la construcción y vigilancia de carreteras y en la construcción de un campamento militar. Organizó trabajos en tres ocasiones para la carretera entre Hpa-an y Dawlan; cada tarea duró respectivamente cinco, de dos a tres y cuatro días y requirió a 117, 107 y 37 obreros. Respecto de las tareas de centinela, debió encontrar cuatro trabajadores en cinco ocasiones para tareas que duraron tres días cada una. Para el campamento militar, debió organizar trabajo en tres ocasiones, reclutando a 50, 35 y 70 obreros respectivamente para tareas que duraron un día. En todas estas ocasiones, trabajó con las personas que había seleccionado. Antes de asumir sus funciones como líder de sector, debió transportar cargas al menos dos veces por mes. Las tareas duraban entre cinco y 15 días. El número de cargadores dependía del número de soldados. Se reclutaba a hombres y a mujeres; todos ellos debían cargar municiones, aunque la carga de los hombres era más pesada. Debió ir tres veces al frente. Los cargadores, hombres y mujeres, debían permanecer durante el combate. No fue testigo de abusos sexuales contra mujeres, pero le fue dicho que mujeres habían sido violadas por soldados. Una mujer que trabajó con él le contó que había sido violada por cinco soldados. Una queja fue presentada al comandante, quien condenó el episodio y ordenó que dichas acciones no se repitieran. Sin embargo, parecería que la orden no fue respetada. Dos veces, cuando era dirigente de sector, acompañó a los cargadores. El transporte de cargas se hacía en áreas montañosas. Debió transportar cargas entre su aldea y otras tres cercanas (su aldea estaba cerca de las montañas y había un campamento militar cerca de su casa). Ciento diez cargadores trabajaron con él, incluidos diez de su aldea, para 250 soldados. Sólo hombres realizaban este tipo de trabajo. Debió cargar municiones para morteros. Cada tarea duraba cinco días. Periódicamente, los cargadores eran maltratados, recibían golpes y patadas cuando no podían continuar. No recibía remuneración. Antes de asumir sus funciones como dirigente del sector, él debió, en diez ocasiones, tomar parte en la construcción de tres campamentos militares en 1996 y 1997: trabajó cinco veces en el campamento de Nabu, dos veces en el campamento de Naungbo y tres veces en el campamento de Taun Zun. Debía trabajar con los habitantes de varias aldeas. Debía suministrar los materiales necesarios y no recibía remuneración ni por los materiales provistos ni por el trabajo hecho. También debía traer su propia comida. Siempre era posible pagar a un sustituto: para la construcción de carreteras y las tareas de centinela (500 kyats), para el transporte de cargas (de 1.000 a 1.200 kyats) y para el trabajo en campamentos militares (100 kyats). No era posible pagar sobornos para ser exceptuado. Finalmente, desde su partida, su mujer debió trabajar para los militares. El no sabía exactamente cuántas veces ella había transportado cargas, pero sabía que le fue pedido que lo hiciera dos veces por mes. El debía pagar una tasa por el arroz, que era pagada a los oficiales del Gobierno. Según este impuesto, establecido por la ley, él debía cuatro o cinco por ciento de sus cosechas, dependiendo de su calidad.


Etnia:

Karen

174

Edad/sexo:

72, femenino

Situación familiar:

Casada, con cuatro hijas y dos hijos

Ocupación:

Su marido era granjero y tenía su propia tierra

Proveniente de:

Painkyone, municipio de Hlaingbwe, estado de Kayin (la aldea tenía 200 familias)

La testigo vivía en Myanmar pero llegó a Tailandia a principios de enero de 1998 para visitar a sus hijas. Quería regresar a Myanmar para ir a buscar a toda su familia e instalarse en Tailandia. Consideraba que era difícil sobrevivir en Myanmar, por causa del trabajo exigido por los militares. Además, los militares habían torturado a su sobrina con una bayoneta porque sospechaban que era miembro de la KNU, o que la ayudaba o cooperaba con ella. Ella debió realizar trabajo forzoso para los militares, desenvolviendo las tareas siguientes: transporte de cargas, construcción de carreteras y guardias, y la construcción de un campamento militar. Su marido debió realizar trabajos del mismo tipo. Ella estimaba que le quedaban diez días por mes para su propio trabajo, mientras que su marido debía dedicar al menos 50 por ciento de su tiempo a los trabajos exigidos por los militares. Debió transportar cargas para los militares al menos veinte veces en los últimos 28 años. Las órdenes eran generalmente transmitidas por el jefe de aldea, pero a veces los militares también arrestaban a las personas que necesitaban. Fue capturada directamente por los militares cinco veces. Cada tarea duraba entre uno y cuatro días. No recibía remuneración y debía llevar consigo su propia comida. En una ocasión, fue al frente con otras mujeres. La última vez que transportó cargas, fue dos meses antes de su partida. En esa ocasión, los militares la reclutaron directamente sin pasar por el jefe de aldea. Si bien invocó su avanzada edad, le respondieron que, si no quería realizar el trabajo ella misma, debería encontrar a alguien que la reemplace. Al no encontrar a nadie, debió transportar comida a una montaña cercana a la línea de frente, en los alrededores del campamento militar de Lerpu. Debía caminar todo el día, cubriendo una distancia de unas 15 millas. Había cerca de 100 cargadores para 50 soldados -- principalmente mujeres, puesto que los hombres lograban escapar. No vio mujeres sometidas a malos tratos, en cambio los hombres eran regularmente golpeados y pateados con violencia. Escuchó historias de abusos sexuales de mujeres, pero no presenció ni fue sometida a ninguno. Su marido debió transportar cargas para los militares muchas más veces que ella. Debió transportar cargas en operaciones militares y para los campamentos militares. Trabajó por última vez como cargadora en 1996, en una operación militar que duró cinco días. Las tareas de transporte de cargas para las operaciones militares podían durar entre cinco días y un mes. Unos días antes de su partida, su marido debió cargar material militar para el campamento del ejército durante un día. También debió trabajar en cuatro ocasiones en la construcción y la reparación de la carretera que pasaba por su aldea (de cuatro millas de largo). En cada caso, el trabajo duró un día. La última vez que hizo esto fue el día anterior a su partida. Fue el jefe de aldea quien le comunicó el trabajo que debía ser realizado. Cinco personas de su aldea debieron trabajar con ella. La carretera, el puente incluido, era usada por los militares y los civiles. No recibió remuneración. Participaban en la construcción y la reparación de la carretera tantas mujeres como hombres. Su marido había trabajado en la carretera más de cuarenta veces en los últimos veinte años, cada tarea duró un día. Debió realizar tareas de centinela junto a la carretera al menos veinte veces en los últimos seis años. Cada tarea era durante tres noches. Compartía una tienda con dos otras personas; sólo una de ellas debía permanecer despierta durante el tiempo de la guardia. Podía regresar a su casa durante el día. Hizo guardia junto a la carretera tres días antes de partir a Tailandia. Hombres y mujeres realizaban este trabajo. Su marido también debió realizar tareas de centinela al menos diez veces en los últimos seis años. No fue sometida a malos tratos ni a acoso. Había escuchado hablar de violaciones de grupo cometidas por los soldados. Finalmente, tomó parte en la construcción y la reparación del campamento militar de Painkyone, que estaba ubicado en su aldea a unas dos millas de su casa. La última vez que le fue pedido este trabajo fue tres semanas antes de su partida, durante un período de cinco días. Al anochecer, podía regresar a su casa. Trabajó con otras 30 personas de su aldea. Cada familia debía proveer una persona según una cuota preestablecida. Los obreros debían suministrar los materiales necesarios. No recibían paga por el material provisto ni por las horas de trabajo realizado. Era posible contratar a un sustituto, aunque ella no lo hizo porque no tenía suficiente dinero para pagarle. Su marido también trabajó en el campamento en muchas ocasiones. La testigo debía también pagar una tasa sobre las cosechas de arroz equivalente a cuatro por ciento de su cosecha, puesto que sus tierras no eran particularmente fértiles. Las tasas eran pagadas a los representantes del Gobierno, no a los militares.


Etnia/religión:

Karen, budista

175

Edad/sexo:

36, femenino

Situación familiar:

Casada, con tres hijos

Ocupación:

Granjera

Proveniente de:

Meh The, municipio de Hpa-an, estado de Kayin

La testigo huyó con su familia a Tailandia a principios de enero de 1998, cuando su aldea de 36 casas fue reubicada. La orden había llegado varias veces pero los aldeanos la habían ignorado y se habían quedado. La primera orden fue comunicada por las autoridades al jefe de aldea antes de la cosecha, en el mes de Tazaungmon (alrededor de noviembre) y la población no le hizo caso. Entonces, vinieron a la aldea dos veces más y ordenaron con la fuerza a los aldeanos que se mudaran. Los aldeanos abandonaron la aldea, pero más tarde regresaron. La cuarta y última vez, el DKBA disparó morteros contra la aldea, una casa fue quemada; afortunadamente, nadie resultó herido, ya que muchos estaban trabajando en los campos. Se les pidió que se mudaran a Htee Nu, en donde antes había un monasterio pero no había aldea (tampoco había campamentos militares), a dos o tres horas de marcha de su aldea. No sabía si los otros se mudaron allí, ya que su familia se fue a Tailandia con solamente 2.000 kyats; aun las ropas que llevaban en el momento de la entrevista se las habían dado otras personas. En cuanto al trabajo forzoso, había muchos tipos: construcción de carreteras, transporte de cargas o construcción de campamentos. Por ejemplo, podía ser llamada en un campamento militar y luego, en cuanto regresaba a su casa, ser llamada nuevamente para transportar cargas. Nunca se estaba seguro. Había muchos batallones en la región, algunos atrapaban a gente para el transporte de cargas, otros para trabajos distintos. Algunos meses, no tenía ni un solo día para su propio trabajo, ni tampoco su marido. Ambos eran llamados por el mes entero, reclutados para distintos trabajos: transporte de cargas, construcción de carreteras, construcción de un campamento militar. En la temporada de lluvias, había más trabajo forzoso que en la temporada seca (cuando las operaciones militares comenzaron y fueron forzados a mudarse de aldea). Para evitar realizar trabajo forzoso, tendría que haber contratado a un sustituto (lo cual nunca hizo). Hace dos años, la testigo vio cómo fue golpeada la entonces jefa de aldea, una mujer de más de 60 años (el nombre fue dado a la Comisión). Se le había ordenado que reclutara aldeanos para realizar servicios de mensajería, pero nadie la escuchó ni se presentó, por lo que los soldados del Gobierno llegaron a la aldea y la golpearon. Sufrió un corte en la cabeza debido a un golpe con una vara de bambú, que le dejó una gran cicatriz. Permaneció atada toda la noche, luego la golpearon. Después de liberarla, los soldados pidieron un cerdo. No sabía el nombre ni el rango de los soldados involucrados. El comandante de la compañía era Bo Hla Pline. Algún tiempo más tarde, le pidieron a aquella misma jefa de aldea que reclutara a trabajadores forzados, pero estaba demasiado asustada como para ir al campamento; le escribieron entonces tres o cuatro cartas y acompañaron una de ellas con una bala. Finalmente, fue al campamento, donde la pusieron en un pozo durante toda una noche. Al día siguiente fue liberada y le pidieron que trajera una vaca, lo cual era imposible, y por consiguiente le llevó un cerdo al comandante del campamento. Respecto de la construcción de carreteras, la testigo trabajó en los últimos tres o cuatro años en la carretera entre Lay Kay y Ta Paw, que existía desde hacía tiempo pero que nunca había sido usada. Ahora el trabajo estaba terminado y la carretera, de un ancho de cuatro metros, era usada por los camiones y los automóviles militares. Nunca vio un carro de bueyes en esa carretera. Se había transmitido por el jefe de aldea la orden de que una persona de cada familia debía presentarse uno o dos días por mes, según el trabajo requerido. No se les daba ni comida, ni dinero, ni herramientas, que debían traer de su casa. Debían trabajar hasta la puesta del sol, y podían volver a casa por las noches. Cada hogar debía contribuir con este trabajo tres o cuatro veces por mes. La testigo también transportó cargas cuatro veces. La primera vez fue hace dos años, durante dos días. Fue reclutada cuando dormía en su casa. A la mañana temprano, los militares la despertaron y le dieron una canasta que tenía que cargar, de un peso de alrededor de 13 ó 14 viss (cerca de 22 kg). La carga era tan pesada para ella, que lloraba mientras la transportaba. Su marido no estaba en casa sino en los campos. Debió transportar la canasta hasta un lugar cercano a Shwegun. Había muchos cargadores, principalmente mujeres. Los hombres recibían golpes cuando los soldados los acusaban de llevarlos en la dirección equivocada (mientras transportaban cargas). Les pegaban en la cabeza, lo cual era muy doloroso. Durante ese mismo año (1996), debió transportar cargas cuatro veces en total, tres veces reclutada y una convocada por el jefe de aldea. La segunda y la tercera vez, debió trabajar durante tres días, la última, por dos. Su marido transportó cargas sólo una vez. Tenía mucho miedo de los birmanos y huía cuando los soldados se acercaban. Cuando fue reclutado para transportar cargas, logró escaparse después de cuatro días porque ya no podía transportar la carga que se le había asignado. No fue atado ni golpeado. Si alguien tenía dinero, cuando era convocado por el jefe de aldea, podía contratar a un sustituto. Cuando se era reclutado, no había otra opción más que ir. De todas maneras, nadie en la aldea tenía dinero. Cuando fue establecido el campamento de Ta Line Kayin (comandante: el oficial del DKBA Bo Than Tun), que se encontraba a dos horas de marcha de su aldea, los militares transmitieron, a través del jefe de aldea, la orden de que una persona de cada hogar debía contribuir al trabajo. Si la orden era respetada, debía acudir sólo una persona de cada hogar, si no todos eran reclutados. Debieron trabajar hasta que el campamento fue terminado, lo cual tomó meses, desde el comienzo de la temporada de lluvias. También otras aldeas debían contribuir al trabajo, y había a veces diez, veinte o treinta personas. Debió cortar y separar bambú, construir cercas y trampas de bambú, talar árboles, hacer techos, despejar arbustos, ayudar a transportar árboles a un lugar desde donde los soldados se llevaban los troncos. Su marido no estaba bien, y entonces ella era quien debía presentarse y hacer todo. No recibía remuneración, debía llevar consigo su propia comida, pero podía volver a su casa por las noches. Su hijo de 17 años de edad tuvo que realizar trabajo forzoso el año pasado, talando árboles para el campamento militar, pero no al mismo tiempo que ella. A veces, los trabajadores trataban de escaparse. Vio a personas recibir golpizas y ser maltratadas. Normalmente, debían trabajar para el campamento militar dos personas de la aldea al mismo tiempo, durante un día entero, para estar disponibles para servicios de mensajería; también otras aldeas, en total más de cinco, debían proveer mensajeros. Su hijo mayor sirvió como mensajero (no al mismo tiempo que ella). Además, los aldeanos debían hacer guardias. La orden para este propósito fue transmitida a través del jefe de aldea. Una persona debía estar en la carretera por cinco días, barriendo la carretera, por ejemplo antes y después de que pasaran los camiones militares. El año pasado, trabajó tres veces por cinco días cada vez, sin recibir nunca paga, debiendo llevar su propia comida y durmiendo en el lugar, debajo de un arbusto, mientras los soldados vigilaban a los aldeanos. Los soldados no los hirieron. Oyó hablar de abusos sexuales, pero no estaba segura. Dos años atrás, su madre (quien vivía con ellos) trabajó una vez para la familia, y su hijo una vez. Además de proveer trabajo, los aldeanos debían arreglarse entre ellos para suministrar a los soldados todo lo que ellos quisieran de la aldea (una vaca, un cerdo). Se debía dar también a los soldados la cantidad de arroz que pidieran, y aun pagarles dinero. En 1977, los soldados pidieron a la aldea un total de 3.000 kyats.


Etnia:

Karen

176

Edad/sexo:

30, femenino

Situación familiar:

Casada, con tres hijos (hogar de siete miembros)

Ocupación:

Granjera

Proveniente de:

Pa Nya Plee, municipio de Hlaingbwe, estado de Kayin

La testigo llegó a Tailandia en mayo de 1997 con su familia porque había visto y oído que las personas eran atacadas y matadas por los soldados; debió realizar trabajo forzoso, incluido el transporte de cargas, aun mientras estaba embarazada, y ella y su familia tenían un miedo constante. No tenían tiempo para su trabajo, ya que la mayor parte del tiempo debían trabajar para los militares. Cuando llegaron a Tailandia, no tenían nada en casa, ni siquiera una lata de arroz, y lo mismo le sucedía a su padre y su madre. En noviembre/diciembre de 1996, cuando llevaba un embarazo de seis meses, fue convocada y debió transportar de 18 a 20 viss (de 30 a 32 kg) de municiones y comidas para los militares durante 28 días. Esa noche, dormía sola en su casa. Los otros aldeanos habían huido, pero pensó que, como estaba embarazada, nada le pasaría. Fue sacada de su casa a punta de pistola por soldados del LIB 10 y debió ir a un lugar llamado Gat Te, una aldea del DKBA en donde aquellos que regresaban de la frontera tailandesa eran reubicados. Debió cruzar la cadena montañosa de Dawna; le tomó tres días regresar a casa. Había otras cien personas cargando grandes canastas, entre los cuales dos mujeres y cinco hombres de su aldea. Se les había dicho que el viaje duraría cinco días, y se había pedido al jefe de aldea que trajera raciones de comida para cinco días, que debían cargar. Luego de cinco días, y durante las semanas restantes, se les dio un poco de arroz dos veces al día, a veces arroz podrido, hervido con tallos de banana cortados, servidos en una hoja de banana. Un cargador debía cocinar. Una persona loca cargó arroz y comió arroz todo el tiempo, pero no vio que le golpearan. Vio cómo los soldados golpeaban a un hombre anciano porque ya no podía llevar su carga, lo trataron de golpear no en el camino sino en otra parte; cuando regresaron, lo vio sangrar de la nariz y la boca, y tenía moretones en su cabeza y su espalda. Debió llevar su carga nuevamente a la mañana siguiente. Vio a muchas personas ser golpeadas, de vez en cuando, a medida que avanzaban. Un hombre, de alrededor de 60 años de edad, que llevaba una pesada mochila con municiones, fue pinchado con una punta filosa de bambú mientras caminaba y quedó con ampollas en todo el cuerpo. Dudaba que hubiese sobrevivido. Un hombre que ya no podía llevar su carga fue puesto por los soldados en una bolsa y arrojado desde el risco de una montaña. El no estaba en su grupo, pero ella lo vio. Los cargadores eran atados en parejas, día y noche, hombres y mujeres mezclados, de a diez por grupo; cuando iban al baño, debían ir de a dos, y los soldados los seguían con una pistola. Una niña de 13 ó 14 años de edad (cuyo nombre fue dado a la Comisión) de una aldea vecina, que había sido tomada como cargadora, fue separada del grupo una noche y violada por un oficial de alto rango (el nombre y el rango fueron dado a la Comisión), quien la amenazó diciéndole que, si ella contaba lo sucedido, su aldea sería incendiada. La niña lloró durante todo el viaje luego de ser violada; fue liberada al mismo tiempo que la testigo. Cuando la testigo era soltera (hace más de ocho años), debió transportar cargas en muchísimas ocasiones, a veces convocada por el jefe de aldea, a veces por los soldados, durante cinco, diez, 15 días; el período más largo fue de 20 días. Antes de transportar cargas, ella era una persona en buen estado físico y regordeta. Luego de transportar cargas, era sólo piel y huesos. Desde que se casó, dos de sus hermanos menores transportaron cargas muchas veces. Mientras transportaba cargas en 1996, uno de sus hermanos fue golpeado por un soldado con una culata de rifle porque se quejaba de no poder llevar su carga; luego de eso, sufrió durante mucho tiempo de un problema en el pecho.

Con respecto a la construcción de carreteras, desde hace dos años y durante todo el año, sus dos hermanos realizaron trabajo forzoso en rotaciones, en la carretera desde el campamento de Painkyone hasta Hlaingbwe. La orden provenía del jefe de aldea. Una persona por hogar debía trabajar; si pedían a diez personas, una persona de cada diez hogares debía acudir durante diez días cada vez (la aldea tenía 30 hogares). Cada mes, una persona de cada hogar acudía durante diez días, trabajando desde la mañana hasta el mediodía y comenzando nuevamente luego del almuerzo hasta la caída del sol, sin recibir paga y llevando sus propias raciones de comida. En 1996, otros aldeanos debieron talar árboles y su hermano menor debió cargar troncos desde el bosque hasta la carretera, para ser transportados por camión a las ciudades. La orden provenía del jefe de aldea, y muchas personas de su aldea y de otras aldeas acudieron y debieron quedarse allí durante diez días sin recibir paga y viviendo de las raciones de comida que ellos mismos debían traerse. Desde que se casó, hace alrededor de ocho años, debió realizar tareas de centinela de carretera una vez por mes durante cinco días, y a veces durante siete días, cada vez. Se turnaba con un hermano. Cuando estaba de guardia, llevaba a sus dos hijos con ella; ambos contrajeron asma. Debían dormir a un lado del camino, aun en la temporada de lluvias. Debía barrer la carretera con ramas para rastrear las minas. La gente debía hacer esto a lo largo de toda la carretera. En 1996, una de sus tías murió mientras barría la carretera en la mañana. Una mina explotó y sus dos piernas fueron destruidas; otra mujer perdió una pierna en la misma explosión. No estaba presente, pero lo vio más tarde. Los soldados también requerían cocheros de carretas de bueyes que se paseaban con un tronco por la carretera para que los cocheros fueran los primeros en ser muertos. Mientras ejercía deberes de centinela, una vez vio cómo una carreta de bueyes que pasaba por la carretera se hacía pedazos debido a la explosión de una mina; el cochero y ambos bueyes murieron. Hasta que abandonó el país, ella o su hermano debían ir dos veces al mes, con un grupo de cinco personas, cada mañana durante cinco o siete días, al campamento militar de Painkyone, a dos horas de marcha de su aldea, para informar si habían visto alguna actividad militar. En 1996, sus hermanos debieron construir cercas alrededor del campamento militar de Painkyone, cavar trincheras, hacer trabajos de reparación. La orden provenía del jefe de aldea. Sus hermanos debían acudir durante dos meses enteros, hasta que el trabajo estuviera terminado; generalmente iban y venían cada día. Si alguien no deseaba realizar trabajo forzoso, podía entregar dinero, sea para contratar a una persona, sea para darlo a las autoridades. Para el transporte de cargas, se debían entregar 1.000 kyats en cualquiera de los dos casos. Para otro tipo de trabajo forzoso, la mayoría de la gente acudía, ya que no tenían dinero. También acudió, puesto que no tenía dinero. Cada año, los soldados recaudaban en cada hogar de cada aldea una cuota de arroz, animales, o cualquier cosa que pidieran, más 100 a 200 kyats dos veces al mes. En 1995, los militares pidieron arroz. Si, según ellos, un granjero podía producir 30 sacos de arroz, ellos se llevaban diez; si el granjero en realidad producía menos, aun así debía cumplir con la cuota.


Etnia:

Karen

177

Edad/sexo:

45, femenino

Situación familiar:

Viuda, con cinco hijas

Ocupación:

Granjera

Proveniente de:

Htihpokape, municipio de Hlaingbwe, estado de Kayin (la aldea tenía alrededor de 40 hogares)

La testigo abandonó Myanmar hace cuatro años. Regresó durante un año entero de 1996 y volvió a irse en febrero de 1997. Realizó trabajo forzoso «bastante seguido» en 1996, casi el mismo que anteriormente (aunque estaba exceptuada de ciertas formas de trabajo forzoso que eran exigidas de los demás aldeanos). Nunca recibió paga por el trabajo forzoso. Los aldeanos debían transportar cargas; los militares comunicaban sus necesidades al jefe de aldea, generalmente indicando la cantidad de personas requerida. Si los requisitos no eran satisfechos, ellos mismos reclutaban a los trabajadores. En 1996, no hubo reclutamientos, pero los aldeanos debieron presentarse. En 1996, a los aldeanos también se les pidió que realizaran tareas de centinela. Fue centinela de carretera en Plakyaw, a tres millas de su aldea (cerca de la carretera de Hlaingbwe a Painkyone); luego de un día, se les pidió que fueran a Hpagat por una noche. Solamente fue una vez, durante dos días, «para vigilar lo que pasa». Iban en parejas, había muchas a lo largo del camino. En la mañana, debió barrer con ramas el camino para rastrear las minas. Nunca vio que una mina explotara. En 1996, a los aldeanos también se les exigió a través del jefe de aldea que trabajaran con ese propósito. Como era ya mayor y no gozaba de buena salud, su hogar (formado por ella y por su hijo menor) fue exceptuado. Debió pagar 100 kyats por mes a los soldados. En 1996, la población de Htihpokape recibió la orden a través del jefe de aldea de cargar troncos para postes de teléfono. Debían trabajar cinco personas de Htihpokape, una pequeña aldea (de unos 40 hogares), además de personas de otras aldeas. Debió trabajar dos o tres veces por mes, durante un día. Primero, se debían cargar los troncos al río, después, de allí algunos eran sacados por dos o tres personas y los más grandes eran arrastrados por muchas personas fuera del río con una cadena. Arrastró troncos. Una vez, cuatro o cinco soldados fueron a su aldea y dijeron al jefe de aldea que uno de los troncos estaba torcido y que no servía como poste y multaron a los aldeanos con un cerdo. En otra ocasión, se pidió a los aldeanos que transportaran troncos y bambúes desde su lugar al campamento de Painkyone, a alrededor de tres horas de marcha de allí. Debieron llevar consigo sus propias provisiones. La testigo no estuvo en las plantaciones de caucho/teca.


Etnia:

Karen

178 y 179

Edad/sexo:

21 y 17, ambos masculino

Situación familiar:

Ambos solteros, las familias de los padres eran respectivamente de siete y seis miembros

Educación:

4.º nivel (testigo 178); 9.º nivel (testigo 179)

Provenientes de:

Bee T'Ka, municipio de Hlaingbwe, estado de Kayin

Los testigos abandonaron Myanmar en julio de 1997. El testigo 178 llegó a Tailandia por primera vez en 1992, el testigo 179, en 1997. En 1997, ambos regresaron a Bee T'Ka y, en el camino, fueron reclutados para el transporte de cargas, el 9 de junio de 1997 en Lubaw (entre Bee T'Ka y la frontera tailandesa). El testigo 178 precisó que fueron detenidos por soldados del IB 33, en el camino les ataron las manos y fueron llevados ante un oficial, quien los interrogó y los acusó de ser soldados o agentes de la KNU. Ellos lo negaron, pero no les creyeron. Al día siguiente, fueron interrogados por separado, luego atados más juntos, ambos golpeados (el nombre del oficial que les golpeó fue dado a la Comisión) y hasta se les pidió que cavaran un agujero (como para su entierro). Los vendaron con bolsas de plástico, vertieron agua sobre sus cabezas de manera que no podían respirar, los torturaron durante varias horas dejándolos a veces sin conocimiento. Uno de los testigos tosió sangre, tuvo heridas internas, problemas en el pecho. Desde el 11 de junio de 1997, fueron utilizados como cargadores. Primero debieron cargar ollas (con arroz) que pesaban en total 40 viss (más de 65 kg) en un balancín, desde Lubaw hasta Thay Mo Hpa, por dos días. Al principio había 11 cargadores (todos hombres), más tarde, un jefe de aldea vino y pagó dinero para la liberación de ciertos cargadores, quedaron siete. Después de dos días, volvieron a Lubaw y de allí fueron llevados a Kyawko. En total, transportar cargas durante siete días en terreno montañoso. Los alimentaban con dos comidas de fruta mezclada con arroz, que debían cocinar para todos los cargadores. Por la noche, estaban rodeados por soldados. Luego de siete días, cuando no podían conseguir comida, se les ordenaba ir a aldeas para rogar que les dieran comida para todo el grupo de alrededor de 40 personas (cargadores y soldados). Ellos dos fueron, vigilados por cuatro o cinco soldados. Se les pidió que rogaran por comida casa por casa y que regresaran con las provisiones. Los soldados entraban en la casa mientras los cargadores esperaban afuera; tomaban todo lo que encontraran en la cocina y en la alacena, especialmente arroz. Los oficiales les habían prometido que serían liberados al llegar a la aldea de Kyawko, pero cuando arribaron, se les dijo que el testigo 178 todavía debía ir a la aldea de Ser Gaw, en donde vivía uno de sus parientes, y traer diferentes alimentos, aceite, fideos, ajinonoto (glutamato de monosodio), mientras el testigo 179 debía permanecer en el campamento de Kyawko. Después de que el testigo 178 obtuviera todas las raciones y regresara (dos horas más tarde) al campamento de Kyawko, pidió que lo liberaran, pero el comandante de la compañía (cuyo nombre fue dado a la Comisión), se negó nuevamente, y se les pidió que cargaran tablas desde un arroyo que se encontraba colina arriba. El testigo 178 se quejó y suplicó al comandante que los liberara, y el comandante llamó a la persona que conservaba sus relojes y pertenencias, fueron ambos liberados, se fueron a Ser Gaw y regresaron a Tailandia. En cuanto a otras formas de trabajo forzoso, el testigo 179 dijo que desde 1995 estudiaba en Hlaingbwe y que no realizó trabajo forzoso, el transporte de cargas de 1997 había sido la primera vez. Pero, en 1996, fue arrestado y torturado por los militares, aunque no sabe por qué. Durante unos nueve días, lo mantuvieron bajo el sol con sus piernas agarradas en cepos, y por las noches encerrado. Su familia debió realizar trabajo forzoso durante el mismo período (entre 1995 y 1997), sirviendo como mensajeros, suministrando leña y raciones de arroz. No había construcción de carreteras ni transporte de cargas, pero debían pagar tasas de transporte de cargas (dinero que debía pagarse para ser exceptuados del trabajo), de un monto que él no conocía. Para los servicios de mensajería, se pedía cada día a dos aldeanos que fueran a un campamento que se encontraba a tres millas de distancia para ayudar en todo lo que quisieran, como enviar una carta o cualquier cosa que necesitara el comandante de campamento. El testigo 179 deseaba agregar que en Hlaingbwe, cuando había cuatro o cinco estudiantes en un grupo, el grupo era separado. A menudo oyó gritos y alaridos desde la prisión y vio a prisioneros vestidos de blanco rompiendo rocas. En Bee T'Ka, a principios de 1997, presenció un incidente durante el cual nueve personas eran revisadas; una de ellas dijo que era un funcionario del Gobierno y, al verse en la imposibilidad de proporcionar un documento de identidad, fue matada en el acto. Cinco de estas personas se escaparon hacia el río y trataron de nadar, una fue atrapada. Más tarde, algunas personas vieron un cadáver atado a un burro y arrastrado hacia la orilla.


Etnia/religión:

Karen, cristiana

180

Edad/sexo:

32, masculino

Situación familiar:

Casado, con tres hijos

Educación:

6.º nivel

Ocupación:

Trabajador en una granja

Proveniente de:

Bee T'Ka, municipio Hlaingbwe, estado de Kayin

El testigo y su familia llegaron a Tailandia en abril de 1996 porque fueron acusados de tener contacto con la KNU, debieron realizar trabajo forzoso y pasaron tiempos muy duros. Fue jefe de aldea durante un año. Había diez secciones en la aldea, que estaba dividida por un río: sobre la orilla oriental, vivían sobre todo budistas; sobre la orilla occidental, cristianos. El jefe de aldea recibía las órdenes para el trabajo forzoso de los comandantes del campamento militar en la región del monasterio de Bee T'Ka. Cada día, el jefe de aldea debía suministrar trabajadores forzosos; en cuanto recibía las órdenes, contactaba a los jefes de las diez secciones para encontrar la cantidad de personas requerida. Generalmente, la orden llegaba a la mañana, para ser cumplida en el mismo día. Si el trabajo forzoso debía cumplirse durante períodos más largos o indefinidos, había solamente una orden al comienzo del pedido. A veces, la orden venía con una bala en el sobre, más un poco de carbón. Entre la temporada de lluvias de 1995 y abril de 1996, el jefe de aldea recibió cuatro órdenes con una bala y carbón, generalmente cuando no podía encontrar la cantidad de personas requerida. Una carta con una bala y carbón ponía la fecha límite para la noche del mismo día. Mientras fue jefe de aldea, los aldeanos fueron directamente convocados por los militares cuatro veces para realizar trabajo forzoso, sin pasar por el jefe de aldea. Una vez, una orden escrita al jefe de aldea fue traída demasiado tarde: se exigían 20 cargadores en un lapso de dos horas, por lo que el jefe de aldea no pudo cumplir y, luego de dos horas, los militares llegaron a la aldea y reclutaron a muchas personas. Por último, el jefe de aldea les pidió que liberaran a los que sobraban, lo que hicieron. Los 20 cargadores debieron servir durante tres días. En cuanto a las otras tres veces, los militares a veces llegaban a la aldea sin avisar porque no querían que nadie supiera de su llegada; arribaban a la aldea y reclutaban a la cantidad de personas que querían como cargadores. Algunos aldeanos ya no podían soportar esta situación y huían de la aldea, por lo que los militares multaban a los otros aldeanos. Cuando una familia huía, los aldeanos restantes debían pagar 40.000 kyats, más 40 viss (65 kg) de cerdo. El día en que él asumió sus funciones, recibió una orden del comando del campamento militar para proveer 80 personas al día durante un mes para cargar comida y suministros desde el campamento de Paw Yebu hasta Taun Zun, Naungbo y otros campamentos, así como a Bee T'Ka. Aquellos que no querían ir debían contratar a un sustituto, lo cual costaba 100 kyats al día. Para cada una de las diez secciones de la aldea, dos personas debían presentarse cada día en el campamento militar (en el monasterio) en espera para el transporte de cargas. Estas 20 personas debían quedarse con los soldados durante una semana y no podían regresar hasta ser reemplazadas. Para ser exceptuados de este servicio durante tres días, las personas debían pagar a los militares 600 kyats, y para una semana, 1.300 kyats. La mayoría no podía pagar, por consiguiente debía presentarse. No recibían paga por ningún tipo de trabajo y debían traer su propio arroz. En ocasión de enfrentamientos entre el ejército y la KNU, algunas personas huían y los militares multaban a la aldea por cada persona que se escapaba; la última vez que esto sucedió, el jefe de aldea debió entregar 4.000 kyats por una persona que se escapó para no ser cargador en una zona de guerra en momentos de combate. Alrededor de dos o tres veces al mes, 30 ó 40 aldeanos más eran requeridos como cargadores por un batallón que patrullaba la región. Debían quedarse con el batallón durante el tiempo de patrulla, tres o cuatro días, a veces uno o dos días. El jefe de aldea también debía proveer cargadores para viajes más largos. En la temporada seca, se requerían 30 personas por semana. A veces, los cargadores eran atados y golpeados porque se les acusaba, sin prueba, de estar en contacto con el ejército de la KNU o se les golpeaba por ser lentos. Mientras fue jefe de aldea, vio a alrededor de 13 personas seriamente heridas. Las habían puesto en cepos y todavía tenían las marcas del hierro en su piel. Una persona fue golpeada en la espalda hasta que le salió sangre por la nariz y la boca. Huyó entonces a Tailandia y ahora tenía que tomar medicinas. Durante el mismo período, nadie de su aldea fue matado, y ninguna mujer fue molestada. En la última parte de 1995, una nueva carretera fue construida desde Bee T'Ka hasta Paw Yebu. Una orden fue enviada al jefe de aldea para que se presentara una persona por familia que debía trabajar en la carretera todos los días hasta que ésta estuviera terminada. El trabajo duró dos semanas, no fue pagado, los trabajadores debían llevar su propia comida y herramientas y trabajar durante el día entero, bajo la supervisión de los soldados. Luego de eso, comenzó la construcción de otra carretera, de alrededor de cuatro millas de largo, desde el campamento de Paw Yebu hasta Taun Zun. La carretera seguía en construcción en abril de 1996. Una vez más, una persona de cada hogar debía trabajar en el sitio permanentemente. Si en un hogar había solamente mujeres o ancianos, dependía del jefe de aldea el tratar de ayudar a ese hogar. Para ser exceptuado de ese trabajo, se debía pagar 200 kyats al día. Además de los 20 aldeanos que tenían que presentarse para transportar cargas, dos personas de la aldea debían presentarse cada día para hacer de mensajeros para los militares durante un día. La orden era transmitida a través del jefe de aldea, quien generalmente tomaba a mujeres como mensajeras. Además, en enero-febrero de 1996, los militares recibieron información diciendo que había dos cañones cerca de la aldea, y le pidieron al jefe de aldea que los llevara hasta allí. Cuando éste se negó, arrestaron a seis mujeres y cinco hombres para que los guiaran; debieron ir al frente, seguidos por el jefe de aldea, con los soldados detrás, durante alrededor de dos horas. En la temporada cálida, él recibió una orden exigiendo que una persona por familia fuera al campamento militar en el monasterio para traer bambú, cercar el monasterio, preparar trampas y construir trincheras. El trabajo se prolongó durante cuatro días hasta que fue terminado.

Anexo VII (cont.)


Puesto al día por VC. Aprobada por NdW. Ultima actualización: 26 de febrero de 2000.